Syndicates

Solidaridad de Trabajadores Vascos (1997 version)

El proceso de profunda transformación política y social que caracterizó a las sociedades de la Europa decimonónica, esta "doble revolución" (E. Hobsbawm), trajo consigo, por una parte, la articulación de unos movimientos nacionales cuya finalidad radicaba en la superación de la tutela absolutista, aristocrática y clerical y la instalación de la soberanía nacional en el marco de un Estado-nación que hiciera realidad la idea de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Por otra parte, el avance del capitalismo y de la industrialización enterró definitivamente a la vieja sociedad estamental, sustituyéndola por una nueva sociedad de clases marcada por los conflictos de sus dos protagonistas principales, la burguesía y la clase obrera. La génesis del nacionalismo y de las nuevas clases sociales son, pues, fenómenos paralelos de un mismo proceso histórico y por lo tanto es lógico que tuvieran una influencia recíproca. Frente a la vinculación reduccionista del nacionalismo a los intereses de la burguesía que habían defendido Marx y Engels y otros líderes y teóricos marxistas (R. Luxemburg y K. Kautsky entre otros), en la realidad histórica el nacionalismo se ha revelado como una ideología mucho más compleja y ambigua, que no conoce fronteras sociales. Es capaz de penetrar teóricamente en todas las clases y grupos sociales, también en la clase obrera. Los ejemplos que lo comprueban son múltiples. Ahí está el desmembramiento nacional de las organizaciones obreras de la II Internacional en el viejo Imperio Austro-Húngaro o la solidaridad con sus respectivos gobiernos nacionales mostrada por estas mismas organizaciones al comienzo de la I Guerra Mundial. Pero no hay que ir tan lejos, ya que la existencia de un sindicato obrero nacionalista en Euskadi es otra muestra patente del atractivo interclasista del nacionalismo.

Ludger Mess