Lexicon

Sindicalismo

Los sindicatos son, además de instrumentos de la acción colectiva, organizaciones de base voluntaria que representan a los trabajadores. Su estudio como organización debe comprender, como mínimo, los siguientes temas: recursos, estructura organizativa, sistemas de representación, y densidad sindical.

Los recursos económicos derivan del pago de la cuota por los afiliados, la cual depende de su cuantía -si es alta puede reducir la afiliación- y del número de los afiliados. También derivan de las subvenciones externas, fundamentalmente del Estado; lo que tiene habitualmente efectos negativos sobre la acción colectiva.

Los restantes recursos se relacionan con las siguientes variables:

  1. Organización: densidad, número y composición social de los afiliados, unidad y concentración organizativa.
  2. Negociación colectiva: resultados, cobertura de la negociación -esto es, extensión de los acuerdos negociados en los convenios a los colectivos de trabajadores que no han negociado-.
  3. Reconocimiento (por los empresarios, por el Estado).
  4. Relaciones con el colectivo de referencia (los trabajadores asalariados): capacidad de movilización, penetración en los centros de trabajo, confianza de los trabajadores, discurso hegemónico en el seno de la clase obrera.
  5. Amplitud de la prestación de servicios.

La afiliación contiene tres niveles: los afiliados; los responsables; y los dirigentes. Son afiliados, o miembros de un sindicato, los que pagan la cuota sindical. Los responsables -delegados sindicales, miembros de los comités de empresa con afiliación sindical- congenian sus tareas militantes con su ocupación profesional. En la cúpula de los liberados, esto es, aquéllos que dedican toda su actividad profesional a la organización sindical, se encuentran los dirigentes: miembros de las ejecutivas sindicales, Secretarios Generales, Presidentes.

Las estructuras de las confederaciones sindicales generalistas presentan dos niveles de organización, el profesional y el territorial, que se cruzan con los siguientes cuatro niveles de implantación:

  1. La sección sindical, célula de base en cada centro del trabajo, orientada hacia la reivindicación.
  2. Las federaciones profesionales, de industria o de servicio, que organizan a los distintos sectores.
  3. Las uniones, las cuales estructuran el eje territorial. La forma más simple es la unión local; de su agregación en ámbitos más amplios resultan, según los sindicatos, las uniones comarcales, las provinciales, las uniones regionales en algunos casos...
  4. Las confederaciones, las cuales concentran los órganos centrales.

La representación de los trabajadores tiene una doble fuente: sindical, basada en la afiliación; y estatutaria, basada en procedimientos reglados que regulan los órganos de representación de los trabajadores en los distintos niveles de la negociación colectiva y de la concertación.

La representación obrera tiene un carácter básicamente sindical en las sociedades anglosajonas. Los modelos de Europa continental suelen ser sistemas reglados de representación funcional, de base sindical respecto a la concertación; y sistemas de representación dual -sindical/estatutaria- en los restantes niveles de la acción colectiva.

La densidad sindical es la ratio entre los afiliados reales y los potenciales, esto es, la totalidad de los trabajadores asalariados por cuenta ajena en la unidad de referencia. Según un informe de 2003 basado en las encuestas llevadas cabo por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) sobre la fuerza de trabajo de 103 Estados en el período que va de 1985 a 1999, existen 320 millones de afiliados en el mundo, de los que 61 millones se encuentran en Europa -excluidos los Estados de la antigua Unión Soviética-. La densidad sindical media es del 26% en Europa (excluida la ex-URSS), del 25% en Sudamérica, del 13% en Norteamérica, del 16% en África y del 10% en Asia.

En los 18 Estados estudiados de Europa occidental, la densidad sindical ha descendido de 1985 a 1995 del 37,3% al 29,5%, con un descenso del 20%. Ello se debe a la evolución de las grandes Estados, cuya afiliación sufre grandes reducciones en este período: 34% el Reino Unido, 28% Francia, 27% Alemania y 11 % Italia. El descenso es similar al de Japón y Estados Unidos, del 25%.