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OÑATI

La segunda carlistada. El 16 de mayo de 1872, es decir, nada más comenzar la segunda guerra carlista (1872-1876), los carlistas proyectaron tomar Oñati y, saliendo de Mondragón a pesar de que tienen noticias de que el pueblo de Oñati estaba ocupado por 300 txapelgorris guipuzcoanos, se deciden a marchar sobre Oñati. En el camino los carlistas tienen confidencias de que los txapelgorris se habían refugiado en Bergara, y mientras 4.000 hombres marchaban con descuido por una encañada que forman los montes, fueron sorprendidos por los gubernamentales. Mientras el peso del combate lo sostenía el batallón de Arratia, los demás pudieron coronar los montes cercanos, a pesar de la confusión que reinaba por la sorpresa del ataque. Esta batalla que se desarrolló en las cercanías de Oñati, -barrio de Garaibai, etc.- fue la más sangrienta de esta campaña. El batallón de Mendigorria tuvo que huir ante las últimas descargas de los carlistas pero la noticia de que se aproximaban fuertes columnas de gubernamentales hizo que los carlistas se re tirasen a Araotz, a poca distancia del Santuario de Arantzazu. El 24 se rendían los carlistas en Amorebieta pero por poco tiempo. Preparándose para la guerra, Felipe Dugiols, tolosarra, creó un Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, que fortificó el ayuntamiento y tapió el callejón de la bajada del río. A comienzos de 1873 Santa Cruz intentó intimidar a Dugiols y a los voluntarios a fin de que entregaran las armas. La contestación de Dugiols no dejó lugar a dudas y el cura tuvo que retirarse. El 14 y 15 de abril se resistieron contra cerca de 4.000 carlistas, pero en verano, apretados por el enemigo, los voluntarios tuvieron que evacuar la villa, en la que entraron el general Lizarraga y los suyos. Carlos VII ocupó por temporadas la casa n.° 7 de la plaza, propiedad del diputado Verzosa. La Imprenta Real se instaló en el palacio de Lazarraga y la Moneda en la fábrica de Garai. En otro orden de actividades del Estado Mayor carlista -es decir, de la Diputación foral en esta Segunda Guerra-, concretamente en el orden cultural, se establece, por real orden del 12 de febrero de 1874 la Universidad de Oñati. Las disposiciones de la Diputación foral carlista, aparte del orden militar, abarcaban estos aspectos esenciales: los políticos, los culturales, los religiosos, y los económicos. El 28 de septiembre de 1874 se recibió una comunicación de Roma en la que constaba la declaración del Papa, concediendo a la Universidad de Oñati el pleno goce de todos sus antiguos derechos y facultades. D. Carlos presidió la apertura el 16 de diciembre de 1874, así como la apertura del Real Tribunal Superior de Justicia. En la villa se instalaron también el Tribunal Supremo y una academia militar, con lo que Oñati acabó siendo una de las capitales, junto con Durango, Tolosa y Estella, del que se ha llamado Estado Vasco de D. Carlos. El 3 de mano de 1876 fue recuperada por los gubernamentales.