El comisario de guerra Larrañaga cedió el local del Círculo Tradicionalista de San Sebastián al Gipuzko Mendigoizale Batza, entidad que hizo un llamamiento a la juventud vasca para enrolarse en el incipiente Euzko Gudarostea. Esta iniciativa se afianzó definitivamente en Loyola-Azpeitia, tomando las riendas de la organización José María Lasarte, Monzón, Careaga, Irujo, Saseta, dirigentes de ELA-STV, etc. Los nuevos gudaris llegaban sin armas.