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MIRANDA DE EBRO

Villa y cabeza de partido judicial de la provincia de Burgos, antiguamente perteneciente a las Hermandades alavesas. De fundación vascona, en el elenco de los lugares conquistados por el rey astur Alfonso I, que ofrece la Crónica de Alfonso III, figura una localidad de nombre Miranda, que presumiblemente corresponde a Miranda de Ebro. Esta suposición se basa en el hecho de que en la lista aparezca inmediatamente después de Auca (Oca, en la provincia de Burgos) y antes de Reuendeca (Revenga, en la misma provincia). Perteneció al reino navarro, y fue anexionada a la corona de Castilla por Alfonso VI en 1076, siéndole otorgado fuero en 1099, extensión del Fuero de Logroño. Militar y comercialmente estratégica osciló su posesión entre la corona y la familia Sarmiento, condes de Salinas. Unida a las Hermandades alavesas y para escapar a la arbitrariedad señorial de Diego Sarmiento, fue donada por Enrique IV de Castilla al concejo de Burgos. Su incorporación definitiva a Burgos vino en virtud de la sentencia de los Reyes Católicos dictada en Barcelona en 1493. En 1463 se congregaban en Ribavellosa las Hermandades alavesas, donde figura la de Miranda, después de la de Vitoria y Salvatierra. El documento dice así: «Otrosi ordenamos y mandamos que las dichas Hermandades de Alava y Ciudad de Vitoria, y Villas y Lugares, é tierras y Comarcas que fastaquí eran y son de la dicha Hermandad y vecinos y moradores de ellas que sean agora y de aqui en adelante en ella, conviene á saber las Hermandades de la dicha Ciudad de Vitoria y de la Villa de Salvatierra y de la Villa de Miranda y de la Villa de Pancorvo y de la Villa de Saja é las Hermandades de Villa Real y de Villalva y de Valderejo é de Valdegovia y de Lucusmonte y de la Rivera y Arines y de Hueto y de Quartango y de Urcabustaiz y Zuia y del Valle de Orduña y de Ayala, é de Arciniega, y de Cigoitia y de Badajoz y de Arazua y de Ubarrundia y de la Jurisdición de los escuderos de la Ciudad de Vitoria y de Gamboa y de Barrundia y de Eguilaz y Junta de San Millan y de Heguiles Junta de Araia y de Arana y de Arraia con la Minoria y de Yruraez y de las Losas de Suso, y de todas otras tierras que agora eran en la Hermandad». Durante todo el siglo XVI, el Concejo Mirandés, recordando los tiempos en que la Villa gozaba del pleno derecho de Villa realenga, trató de salirse del vasallaje de la ciudad de Burgos, plasmado, sobre todo, en el hecho de pagar martiniega y en tener que mandar a la capital castellana los expedientes de las elecciones concejiles para ser confirmadas. La situación entre Burgos y Miranda siguió siendo tensa a lo largo del siglo XVII; llegando incluso el Concejo mirandés a comenzar gestiones en Madrid con miras a integrarse en Alava. Esto ocurría en el año 1646: «Consta por muchas excripturas antiguas que oy se allan en el archivo de la dha Villa como en el que tiene la probincia de Alaba que la dha Villa de Miranda de Ebro era una de las quatro villas que están incorporadas en la dha hermandad de Alaba, y con estos instrumentos se alla un poder que la probincia otorgó en la dha Villa de Miranda año 1466...», «que consta por muchos y diversos instrumentos que la dha villa de Miranda en su estado siempre fue de la dha Hermandad de Alaba que demás de cien años a esta parte sin que se sepa la causa se a substraydo de la dha hermandad de Alaba no acudiendo a sus juntas y desgajándose en todo de ella, seguiendo por todo este tiempo en la probincia de Burgos». El Concejo mirandés vio en el paso a la provincia de Alava la forma de liberarse del enojoso señorío de la Ciudad de Burgos. Su intención de pasar a la jurisdicción alavesa no deja lugar a dudas, viendo el acuerdo tomado ese mismo año por el Concejo: «Así mismo acordarán q.e por quanto esta Vª a ssido de la Provincia de Alava y lo es y lo debe sser conforme a los papeles que en la ziu.d de Vitªcaveza de la provincia que para este efecto bayala la dha z.d los dhos señores don Lope de Belandia Arrellano y don Gabriel de SSalos y que sea quanto antes para que con lo que determinaren se baya al dho SS` don Luis de Castillo a la Villa de Madrid...». Pese a los esfuerzos mirandeses no se consiguió y el mal ambiente siguió reinando. El ambiente de exaltada ilidad que la obstinación de unos y otros creó en Miranda, multiplicó humillaciones para los regidores burgaleses que durante el siglo XVII fueron a la Villa a renovar el señorío, y de toda clase de vejaciones e insultos, en 1680, con la amenaza de ser arcabuceados y arrojados al Ebro. Situación tan desagradable intentó solucionarse en 1702, con la venta de la jurisdicción a favor de la Villa, mediante el pago por ésta de diez y ocho mil ducados, pero el concierto no llegó a efectuarse, desentendiéndose Miranda de su señorío, del cual pocos años después no quedaba el más leve rastro, ya que al reconstruirse, en tiempo de Carlos III, el puente sobre el Ebro, se suprimió de él el escudo de Burgos, que hasta entonces había ostentado». La situación no varió a lo largo del siglo XVIII, y son muy abundantes las referencias aparecidas en los acuerdos municipales, en las que se protesta por la dependencia hacia Burgos. El Cabildo municipal mirandés, en el año 1821, se preocupó ante las noticias que llegaban sobre las discusiones y tratamientos del nuevo reparto provincial que se realizaban en las Cortes Españolas. En 1822 se decretó la nueva división provincial para la nación. El problema, dada la carencia de fuentes, era ver si efectivamente Miranda pasó a ser demarcación alavesa. Una vez examinadas las actas, hay que inclinarse por una respuesta totalmente afirmativa. La base de tal aseveración son dos pequeñas citas registradas por el escribano municipal. La primera es el encabezamiento del acta realizada al término del Ayuntamiento extraordinario del día 17 de octubre de 1822, que dice: «En la Villa de Miranda de Ebro a diez y siete de octubre de mil ochocientos veinte y dos, a una convocación del Señor don José Núñez de Arena, jefe político superior de esta Provincia de Vitoria, y bajo su presidencia se reunieron...». Además, en la sesión de 8 de febrero de 1824, en plena época de represión absolutista, se daba cuenta de lo siguiente: «A fin de salir de la causa subcitada por la Provincia de Alava en razón de que se le pague por esta Villa varias cantidades de maravedís, que supone debía por contribuciones y otros varios en tiempo que indebidamente agregó esta expresada villa a la dicha Provincia...». Así pues, Miranda durante cierto tiempo fue enmarcada dentro de Alava. Caído de nuevo el sistema liberal-constitucional, la villa de Miranda de Ebro regresó al seno de la provincia burgalesa. Al parecer, en el período expresado, Miranda no pagó los cupos de los tributos reales asignados desde Vitoria. Y por ello, en 1824 desde la capital vasca se apremiaba al Concejo mirandés a que pagase sus deudas. En 1833 la villa queda dentro de la provincia de Burgos, definitivamente. [Ref. R. Ojeda San Miguel: «Vicisitudes jurisdiccionales de la villa de Miranda de Ebro», en Congreso de Estudios Hcos. La Formación de Alava», II, Vitoria, 1982].