Dance

Las Danzas de Palos

En las danzas de palos las melodías son intercambiables. Las hay que por su sencillez rítmica pueden bailarse con diferentes melodías, siempre que el ritmo y la medida encajen. La música no se baila, lo que "se baila" es el ritmo. El apremio de la inminente fiesta, con músicos recién llegados, obligaba en ocasiones a forzar adaptaciones de última hora que luego fijó la costumbre. Otras veces habría una incorporación de un nuevo número aprendido, que encajaba en el espíritu de pueblo y enriquecía el repertorio propio. A partir de aquí es razonable admitir la transformación y el préstamo en el tiempo y en el espacio. Con distinta intensidad este fenómeno se reproduce en todos los folclores. Su grado va a depender del empeño en conservar una determinada expresión que se considera fijada por la tradición.

En el Dance de San Miguel de Cortes el vals y la jota corresponden musicalmente a su denominación, pero son danzas de paloteo. La jota es la más espectacular de las cuatro. Terminada la mudanza completa los danzantes cambian de posición entre sí y la repiten de nuevo, de modo que cada paloteador debe pasar por los ocho puestos. Es algo habitual en las formaciones de danza de ocho componentes con o sin herramienta. El ritmo es enardecido y se establece una no confesada competición de velocidad entre gaiteros y paloteadores. Incluso se registran récords. Se consideraba un logro terminar la jota en tres minutos.

La cachucha era un baile en compás ternario que se bailaba con castañuelas y se extendió desde Andalucía durante el siglo XIX. A su popularidad contribuyó la bailarina austríaca Franziska Fanny Elssler que lo introdujo en 1836 en su ballet El diablo cojuelo. Además de uno de los paloteados, en Otsagi recibe el nombre de cachucha el gorro de los danzantes. Cachucha es, entre otras acepciones locales, el pañuelo que llevan las mujeres en la cabeza (Cascante) o el tapón de asta que encaja a rosca en el pitorro de la bota de vino (Pamplona) -cuya forma efectivamente recuerda a la del gorro de los danzantes ochagavianos-. También el Diccionario de la Real Academia recoge para cachucha la acepción: "especie de gorra".

En el Modorro de Otsagi el movimiento más significativo es el de golpear los palos contra el suelo. Los danzantes caen materialmente a una con la música para golpear el suelo y alzarse de nuevo sucesivamente. Dicen que recibe este nombre por la cantidad de vueltas que el danzante da pegando con los palos en el suelo, lo que le hace similar a los animales cuando son atacados de la enfermedad denominada "modorra". Para el Diccionario de la Real Academia modorro es el que padece de la modorra, es decir, un sueño muy pesado. Pero también la modorra es el segundo de los cuartos en que para los centinelas se dividía la noche, comprendido entre el cuarto de prima y el de modorrilla. Y en veterinaria es el aturdimiento que sobreviene al ganado lanar por la presencia de los huevos de cierta larva de gusano en el cerebro de las reses. Aplicado al ganado lanar, el término modorro es sinónimo de enfermo, en el sentido de adormilado, embobecido o atontolinado, y se usa en la zona media de Navarra, Roncal y Salazar. También modorro es algo cansado, monótono, adormilante. Y un apunte final: el estrépito que producen las cosas al caerse se dice en euskara burrumba, que es también trueno, retumbar. Exactamente el efecto que produce el batir de los palos en esta danza que también recibió, probablemente otorgada por los danzantes, la expresiva denominación de Burrumba. Al estudiar las danzas de Otsagi, Caro Baroja, avanzó incluso la hipótesis de que las danzas inicialmente pudieran corresponder a otro momento del calendario folclórico. Su razonamiento se apoyaba en considerar que las danzas simulaban faenas agrícolas efectuadas con escarda o azada. También advirtió la ruptura rítmica que el Modorro introduce en el ciclo de paloteados, que vendría a indicar el ritmo de las labores del campo o el mismo de las plantas en su desarrollo.

Además de las citadas, hoy están vigentes las makildantzak del ciclo de la Dantzari dantza en el Duranguesado, las del repertorio del Corpus en Oñate y las del Carnaval de Lapurdi, la zagi-dantza o zaragidantza desde Bizkaia hasta Nafarroa, las danzas de paloteo en Mutriku, Deba, Anzuola o Berástegi. También Lizarza incluye paloteados en su ciclo de danzas de carnaval. Las makil dantzak de Bera poseen una estructura sencilla, apropiada para la iniciación rítmica y ritual de los muchachos. Son doce números diferentes, el último de los cuales es un zagi-dantza similar al de Goizueta. Están emparentadas con las danzas de la vecina tierra de Laburdi.