Concept

La traición del Judas

Judas Iscariote, como es conocido, fue uno de los doce discípulos de Jesús que lo traicionó a cambio de trece monedas de plata, una vez de asistir a la última cena lo delata en el huerto de Los Olivos con un beso (el llamado beso de Judas) y efectuada la traición, Judas movido por sus remordimientos se ahorca.

En la mente popular la figura de Judas se asocia a la traición con mayúsculas y por un proceso de asociación, esta actitud la gente la extiende o generaliza a los judíos, fariseos e incluso, al diablo. Responsabilizándoles de delatar a Jesús y de la propia muerte en la cruz, se estigmatiza a dichos colectivos (no olvidemos las sucesivas expulsiones de judíos o su habitual confinación en los barrios denominados juderías) o a las fuerzas representativas de maldad y del mismo infierno.

Muchas de las expresiones del habla popular se refieren, de forma directa o indirecta, al apóstol o a su actuación en los hechos evangélicos que describen la Pasión de Cristo. Así, se suele usar expresiones como el decir: ".... más falso que Judas", ".... más traidor que Judas", etc. En otras ocasiones, se recuerda que fueron trece (número fatídico o susceptible de superstición) las monedas del pago de la traición o su singular suicido por ahorcamiento en las ramas de un árbol.

De una forma cronológica o anacrónica, a lo largo del mismo miércoles, jueves y viernes por la tarde, se celebraba el "oficio de tinieblas" que evocaba el terremoto bíblico acaecido ante la muerte de Cristo y que popularmente se ha asociado a "matar o romper la capa" a Judas, el diablo o a los judíos. Dicho oficio fúnebre consistía en un repaso de toda la Pasión de Cristo, el canto de maitines y con el apagado progresivo de las velas del tenebrario, en la más absoluta oscuridad, se iniciaba una batahola de matracas, carracas, mazos, bancos, pateados, etc. Que en muchas ocasiones, terminaba en solemnes e irreverentes gamberradas (rotura de bancos y suelo, ruido infernal en el anonimato o en la confusión originada, el claveteado de las faldas de las devotas ancianas al entarimado de madera). En algunas localidades vizcaínas, se materializaba dicha costumbre (conocida como "matar o romper la cabeza a Judas") con los golpes dados a un tablón o viga (situado a tal efecto, en el pórtico del recinto religioso) mediante sendos mazos de madera.

Siguiendo el mismo desajuste temporal o por respeto a la secuencia del tiempo de la Pasión, la serie de monigotes (realizados en paja y vestidos con ropas viejas) que se elaboraban durante el Sábado de Gloria y toman protagonismo el Domingo de Resurrección, son la costumbre más generalizada en el sur de Araba (Moreda, Samaniego, Salinas de Añana, Elciego, etc.) y Nafarroa (Estella, Tafalla, Tudela, Cabanillas, etc.).

Generalmente, el desarrollo clásico del acto ha consistido en un paseo por el pueblo a lomos de un burro o su exhibición pública en un lugar concreto (colgado de un árbol, balcón o suspendido en la calle), seguido de un juicio donde se denuncia o enumera en público los defectos de los convecinos y acusan de ello al "Judas", para que invariablemente terminar ahorcado, quemado y transformado en cenizas.

Es decir, se acostumbra a elaborar un muñeco representativo de Judas (incluso es acompañado de su mujer o Judesa) que va a asumir involuntariamente o le van a imputar acontecimientos muy variopintos. Dichos peleles son increpados como traidores y como se ha dicho, se les atribuye todos los males anuales acaecidos en la localidad, zarandeados y arrastrados acabaran apaleados, apedreados y quemados por su terrible crimen. Anual devenir de los denominados "Judas" que a modo de "chivo expiatorio", sufren el castigo ejemplar que va a liberar a las distintas comunidades de sus pecados y acontecimientos no deseados.