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La Javierada

En la Javierada se pone de relieve un vínculo comunitario, igualitario, directo o racional, existencial (Recondo, 1975:15). A ello, hay que unir la fuerza emocional de este ritual iniciático que es la caminata a pie a lo largo y ancho de la geografía navarra.

Para sentirte navarro
ven con nosotros a Javier.
Nada hay más grande en Navarra
que el castillo de Javier.
A Javier van los caminos
para abrir la primavera,
y en javieradas de gracia
florece Navarra entera.

Así dice la letra de una canción, escrita por el sacerdote Valeriano Ordóñez, e interpretada por el grupo musical los Iruñako.

Desde todas las comarcas de Navarra, parten los caminos que llevan a Xavier, aunque destacan especialmente - por el número de peregrinos- las dos rutas procedentes de la cuenca de Pamplona y de la Ribera. Todos los caminos confluyen finalmente en Sangüesa, desde donde parte el vía crucis, que se prolonga a lo largo de los 8 kilómetros que la distancian de Javier (Porcal, 2006:114).

Este viaje sagrado tiene un carácter terapéutico, transformador (Beriain, 1998:). El hecho de peregrinar libera al caminante de sus limitaciones de estatus y de rol, de las obligaciones de la vida cotidiana, y lo aparta del tiempo histórico (...) para situarlo en medio del tiempo imaginario, donde aparecen los arquetipos míticos (divinidades, santos, profetas...) ligados a los orígenes del reino.

Así pues, a diferencia de otras identidades y nacionalismos modernos, basados en la sangre, la lengua, o la raza, la Javierada activa o recrea una comunidad de creencias y de sentimientos construidos socialmente sobre el espíritu del gran Santo. En este sentido, podría hablarse de un nacionalismo místico (Beriain ,1998:88) centrado en la figura de san Francisco Xavier.

En resumen, el ritual penitencial de la Javierada constituye paralelamente una afirmación de la navarridad moderna. Sin embargo, temáticamente este ritual resulta antimoderno, pues supone una crítica de las estructuras sociales que integran las bases del desacralizado mundo moderno (Beriain, 1998). En esto, las Javieradas vuelven a reproducir, de manera simbólica, aquella dicotomía presente en los orígenes del reino medieval: Cristo frente al islam y devoción cristiana tradicional frente a la secularización de la vida moderna.