Concept

Historia del Arte. Renacimiento (1995 version)

B) Escultura del Renacimiento. Se le ha solido dividir en tres períodos específicos, el de influencia goticista hanseático-flamenca, hasta la Guerra de las Comunidades, el de estilo plateresco con su transición al romanismo y el período romanista que llega hasta el s. XVII. En todos ellos, especialmente en los primeros, aflora una importante pléyade de artistas extranjeros tanto del Sur como del Norte.

a) Período Goticista. Como ocurre en la arquitectura, el gótico sobrevivió en Euskal Herria hasta bien entrado el s. XVI, cobrando carta de naturaleza también en la escultura, por ejemplo en las vírgenes populares. El predominio renacentista suele notarse, debido a la existencia de buenos canteros, más en la construcción arquitectónica que en los motivos escultóricos mismos aunque a veces este arcaismo puede hallarse también en éstos. La influencia flamenca y borgoñona se transmitió a través de los maestros que trabajaron en tierra vasca y de los retablos importados. Podemos citar como maestros de gran interés escultórico a Pierres Picart, Guiot de Beaugrant, Felipe de Borgoña, Juan de Gante, Luis de Orleans, Juan de París, Juan García Crial, Esteban de Obray, Antonio Pigmel, etc.

b) Período Plateresco. Abarca desde los primeros años del s. XVI. El primer exponente de Guipúzcoa lo hallamos en el retablo de la iglesia de Bidaurreta de Oñati, seguido del retablo de la capilla de la Piedad de la iglesia de San Miguel de la misma localidad. En éste trabajaron los discípulos de Gaspar de Tordesillas, Martín de Iragorri, Juan de Ayala, Juan de Olazarán y Andrés de Mediguren. En esta zona trabajó abundantemente el citado Juan de Ayala. Retablos notables del plateresco son los de Ezkio, Altzaga, Garagartza, Itziar, Aizarnazabal y el del cementerio de Urretxu. En Vizcaya hallamos retablos platerescos en San Agustín de Elorrio y en Santa María de Portugalete, obra esta última de Guiot de Beaugrant. Este artista trabajó también en el retablo de Elvillar de Alava, acabado por Andrés de Araoz y los hermanos del mismo Guiot. Avanzado el s. XVI la arquitectura de los retablos evoluciona eliminando la decoratividad del plateresco, conservando sin embargo la escultura patética y sensible de influencia berruguetiana, en especial a través de artistas como Andrés de Araoz que trabajará a lo largo y ancho de Euskal Herria (Aia, Eibar, Zarautz, Genevilla, Armañanzas, Elbusto, Lapoblación). También de transición es el retablo anónimo de la parroquia de Elgeta.

c) Período Romanista. Llamado también Manierista, este estilo, de gran arraigo en Euskal Herria, implica una corrección en beneficio de la serenidad y la mesura de las formas escultóricas. También la imagen exenta, monumental, sobre los relieves. El más célebre de todos los artistas romanistas fue Juan de Ancheta o Anchieta, de Azpeitia, establecido en Pamplona, donde murió, en 1576. Su obra capital puede decirse que es el retablo y el tabernáculo de Santa María de Tafalla, así como los de Cáseda y de Aoiz, el de San Pedro de Zumaia, el de la capilla de Idiáquez de Azpeitia, el de San Pedro de Asteasu, amén de los tabernáculos de las clarisas de Tolosa y de Alkiza. Pueden citarse también sus muchos discípulos, tales como Ambrosio de Bengoechea, Domingo de Mendiaraz, Esteban de Velasco, Juanes de Iriarte, Jerónimo de Larrea y Pedro González de San Pedro. También en Navarra, cumbre del romanismo, pero dotados de un estilo muy personal se halla la familia estellesa de los Imberto, el curioso Juan de Beauvais y el célebre Miguel de Espinal, autor del retablo mayor de la iglesia de Otxagabia. La actividad romanista de este virreinato se centró en los talleres de Pamplona, Estella y Sangüesa-Lumbier. En Alava el escultor renacentista más destacado será López de Larrea y Ercilla, autor del retablo mayor de Santa María de Salvatierra. Y en Vizcaya, provincia más pobre en relación con el romanismo, Martín de Basabe, de Murelaga, autor del retablo de Santa María de Xemein de Markina y de importantes elementos de la catedral de Santiago de Bilbao y del retablo mayor de San Antón de la misma capital. Citemos finalmente la obra de Domingo Beltrán de Otazu, escultor vitoriano cuya producción clasicista obra en lugares como Toledo, Medina del Campo, El Escorial y Alcalá de Henares, y Juan de Valmaseda que trabajó en la catedral de Oviedo y en la zona de Palencia.