El País Vasco fue uno de los principales centros suministradores de armas para la monarquía española desde la baja Edad Media. En tiempo de los Reyes Católicos, junto a las armas blancas, armaduras y otros instrumentos defensivos, comenzaron a aparecer las primeras armas de fuego en los pedidos que la corona formalizaba con los artesanos vascos. Esta vinculación entre la armería vasca y la demanda militar creció en siglos posteriores de tal modo que las características de su producción estuvieron determinadas por los cambios que se producían en las tácticas militares y en el equipamiento de las tropas. El anquilosamiento de la estructura militar española, aferrada aún a la estructura de los tercios a finales del siglo XVII, condicionó la capacidad técnica de los armeros vascos, que debieron hacer grandes esfuerzos para adecuarse a los nuevos modelos de armas introducidos por la dinastía borbónica a comienzos del XVIII.
A pesar del retraso en la incorporación de las innovaciones técnicas en el armamento militar español el desarrollo de la industria privada de fabricación de armas durante el siglo XIX permitió al sector mantenerse al tanto de esos avances. Esta producción privada fue la principal responsable de la expansión del sector en los últimos años del siglo predominando la venta de versiones baratas de modelos extranjeros de armas cortas.
A comienzos del siglo XX la pistola automática se incorporó a la producción armera vasca. Las pistolas tipo Eibar, una versión simplificada y barata de los modelos Browning, conocieron su mayor esplendor durante la Primera Guerra Mundial. Pero no todas las pistolas y revólveres fabricados por los armeros vascos eran de baja calidad, pues las armas reglamentarias fabricadas por ellos gozaron también de un gran prestigio. Lo mismo se podría decir de las pistolas ametralladoras vascas que, siendo imitaciones de la Mauser, mejoraron el modelo original y compitieron en el mercado asiático de entreguerras. Este siglo fue testigo también de los esfuerzos de algunas empresas por ampliar su gama de productos con fusiles ametralladores, sub-fusiles o morteros.