Industries

Grupo Huarte

Para entonces, junto a un plan de cualificación de los trabajadores para formar oficiales y maestros en las ramas del metal y la mecánica, existían contactos con las multinacionales europeas y norteamericanas, primero en términos de compra de licencias y transferencia tecnológica, y después en calidad de socios financieros. Las manufacturas del metal y del equipamiento de transporte acabaron significando en la época que estudiamos el 56 por 100 del capital movilizado en la industria, aunque sólo el 22 por 100 del conjunto del "imperio Huarte", por el peso decisivo del negocio inmobiliario. Todo ello conducido por un grupo reducido y compacto de personas que configuraban un equipo altamente cualificado para desarrollar la estrategia de crecimiento elegida: el patriarca, sus cuatro hijos -Jesús (industrial sin formación académica), Juan (economista), Felipe (ingeniero industrial) y María Josefa ("sin profesión")- y sus parientes políticos y amigos en el accionariado y en la gerencia y asesoría del grupo -Javier Vidal Sario (ingeniero industrial y yerno de Félix), Valentín Erburu (perito industrial), Jesús Echarte (perito industrial), Jesús Aizpún (abogado y cuñado de Felipe) y la familia Malumbres Oteiza (cofundadora de la inmobiliaria)-.

Las empresas ligadas al sector de la construcción no sólo concentraron las mayores cantidades de capital, sino que también generaron los beneficios que permitieron financiar la vertiente industrial del grupo y consolidar un poderoso patrimonio familiar a partir de sumas relativamente modestas de capital fundacional. Esa fortuna, asimismo, permitió que los Huarte durante décadas se hayan dedicado al mecenazgo artístico: desde su apoyo incondicional al escultor Jorge Oteiza, al pintor Ruiz Balerdi, al músico Luis de Pablo y a tantos otros, a los Encuentros de Pamplona (1972), que reunieron a la vanguardia de las artes de escala internacional en una ciudad provinciana a finales de la dictadura.