Industries

Grupo Huarte

La literatura entorno a su biografía y la documentación empresarial dibujan la trayectoria de Félix Huarte como la de un personaje atento y conocedor del mercado, y con los contactos políticos suficientes para tomar el pulso con acierto a los ciclos económicos y fundar un grupo de empresas complejas desde el punto de vista de la capitalización requerida, la tecnología, las prácticas gerenciales o la búsqueda de nuevos socios dentro y fuera del país.

La red básica de las fábricas del Grupo se creó en torno a una veintena de sociedades mercantiles e industriales. El origen de la actividad fabril fue el antiguo taller mecánico que, desde 1927, abastecía de algunos suministros a su constructora. Éste se convirtió en fábrica en 1945 y se registró como tal cuando se hallaba a pleno rendimiento, en 1953, con el nombre de Industrias Metálicas de Navarra S.A. (Imenasa). Esta firma tuvo un gran desarrollo, fabricando grúas y carpintería de aluminio con licencias de la alemana Liebherr, y diversificando pronto la producción hacia embragues, direcciones, frenos y otros elementos de automóviles. Muestra del temprano interés por la industria del transporte fue su ambición de fabricar motocicletas en serie -la conocida como Iruña-, que abandonó ante el empuje de Vespa, y la presencia de Félix en el Consejo de Administración de la empresa fabricante de vehículos industriales Imosa, en Vitoria.

Hacia 1959 Imenasa ya era proveedora de las principales fábricas españolas, suministrando embragues y direcciones a la Empresa Nacional de Autocamiones (ENASA) y frenos a Nueva Montaña Quijano. Tornillería Fina de Navarra S.A. (Torfinasa, fundada en febrero de 1955), Material Auxiliar de Petróleos (Mapsa, octubre de 1956) y Fabricantes Auxiliares del Automóvil S.A. (Fadesa, abril de 1962) se añadieron a la red familiar y estuvieron en condiciones de actuar como proveedores de primera línea en la puesta en marcha, en 1966, de AUTHI S.A., la futura SEAT y más tarde Volkswagen Navarra del polígono de Landaben.

Paralelamente y en su órbita se situaron empresas que atendían fabricaciones diversas, como papel y grasas industriales. Entre 1951 y 1970 impulsó unas inversiones a gran escala, cuya distribución encierra una estrategia de preferencias muy racional: mientras la Constructora y las sociedades financieras representaron el 60 por ciento del capital promovido, el Grupo Industrial absorbía el otro 40 por ciento. A su vez, éste se distribuía en un 32 por 100 dedicado a las industrias auxiliares del motor, un 25 por 100 a otras metal-mecánicas, un 37 por 100 a la industria papelera y un 6 por 100 a las químicas. En suma, el grueso de las apuestas del grupo industrial estaba ya en juego antes de 1960.