Se calcula en 118 el número de delegados españoles tanto del interior como del exterior. Muchas de estas personas no se conocían entre sí, sobre todo aquellos miembros de la clandestinidad que operaban en el interior y se comunicaban con el exterior sólo por medio de enlaces. Por ello es más fácil conocer los nombres de los delegados del exilio, y, en lo tocante al interior, los de la oposición felipe, monárquica y aledaños, que la nacionalista vasca o catalana.
Los nombres que recoge la historiografía son: el donostiarra Joaquín Satrústegui, Jaime Miralles, José María Gil Robles, Antonio García López, Isidro Infantes, Carlos Alonso, Jesús Aguirre, Simón Tobalina, Rodríguez Villamil, Ramón Sainz de Varanda, José Nieto Sola, Fernando Álvarez de Miranda, Cavero y Moutas, José Federico de Carvajal, Félix Pons, García Mateos, J. O. Cembrero, Jesús Barros de Lis, Ignacio Fernández de Castro, el alavés Ignacio Aldecoa, Alfonso Prieto, el bilbaino Jesús Prados Arrarte, el coronel Rosón, Enrique Ruiz García, Dionisio Ridruejo, Carlos María Bro, Rodolfo Llopis, Carlos Martínez Parera, Manuel Ramos Armero, Mariano Rojo, Fernando Valera, Rafael Pérez Escolar, Macrino Suárez, Javier Flores y Vidal Beneyto. Además, los nacionalistas vascos presentes fueron una treintena: Manuel Irujo, Jon Bilbao, Landáburu, Jesús Solaun, Jesús Leizaola (que acababa de sustituir a la cabeza del Gobierno Vasco al desaparecido José Antonio Aguirre) y Gregorio Ruiz de Ercilla, por el PNV y STV. Por el interior asistían José María Busca Isusi y un grupo de jóvenes designado por el PNV, ELA-STV y EGI, entre los cuales cabe citar a Iñaki Aginaga, Eugenio Arzubialde, Mertxe Arribas, Juanito Celaya, Javier Etxeberria, Juanito Ugarte e Ibón Navascués.