Inicialmente el único objetivo del Congreso había sido analizar las condiciones necesarias para que los diversos países de Europa procedieran a constituir una Comunidad política única, los Estados Unidos de Europa preconizados en el Tratado de Roma de 1957. Dos fueron los factores que alteraron este primitivo propósito. Por una parte, el exilio y la oposición a la Dictadura presionaron para que el ME impusiera unos requisitos democráticos previos a los países candidatos, cosa que consiguen mediante la aprobación por el Parlamento Europeo del "Informe Birkelbach", el 25 de enero de 1962. Por otra, el Gobierno Español, haciendo caso omiso de esta advertencia, había solicitado, presionado por los nuevos tecnócratas que habían accedido al poder y por la difícil situación económica, al Consejo de la Comunidad Económica Europea, el inicio de negociaciones tendentes a ingresar en el Mercado Común. En consonancia, los organizadores convocaron a los delegados españoles a participar en un coloquio previo sobre "el problema de la eventual integración de España a Europa" que se efectuaría los días 5 y 6 inmediatamente antes del Congreso propiamente tal. A estos efectos, los grupos y personalidades invitadas prepararon por separado sus documentos programáticos respectivos.