Religious Orders

COMPAÑÍA DE JESÚS

De la primera restauración a principios de siglo. Con la restauración de Alfonso XII, el presidente del gobierno Cánovas del Castillo decretaba a modo de represalia otra nueva expulsión de los jesuitas, que duraría diez meses (mayo 1876-marzo 1877). En este último mes el gobierno alfonsino entregaba Loyola al obispo de Vitoria que a su vez nombraba dos capellanes jesuitas para cuidarlo. Tan sólo después de varias instancias, lograban verse aumentados en cuatro y más tarde a doce (marzo 1877-junio 1880). En este año se conseguía la total restauración del colegio de Loyola, retornando el noviciado de Poyanne y cerrándose así el gran paréntesis abierto con la revolución de 1868.

Durante estos años favorables se suceden provinciales de indudable actividad: Juan de la Torre, ejercitante en el mes de septiembre en Loyola todos los años; o Ramón Vigordán, fogoso restaurador para la provincia de Aragón, el eficaz Francisco de Sales Muruzabal nacido en San Martín de Unx, director espiritual de Rafaela Ybarra de Vilallonga, fundadora de las religiosas de los Ángeles Custodios. Superadas, pues, las crisis de las carlistadas, las actividades jesuíticas alcanzaban una fase de prosperidad y madurez. Entre otras, la del colegio de Orduña, uno de los centros escolares más prestigiosos del País Vasco, durante cincuenta años. De 1877 a 1883 los hombres clave del centro serían el P. Landa y el P. Sorondo.

El auge creciente nos lo demuestran sus estadísticas: de 100 internos y 50 externos en 1877, se pasaba en 1883 a 254 internos y 63 externos, cifras que a partir de entonces se estabilizarían. Sus aspectos más salientes, tan influyentes en el primitivo nacionalismo vasco, serían el tradicionalismo fuerista, integrismo católico, antiliberalismo y cierto ruralismo, que tanta huella dejaran en Sabino y Luis Arana y Goiri, colegiales del mismo de 1876 a 1881.

Pero las acuciantes necesidades educativas creadas por la industrialización vasca no se limitaron a la enseñanza media, sino que requirieron enseñanzas superiores. Los Smith, Iturriza, Vilallonga, Moyúa, constituían una sociedad anónima en 1883 que financió un centro de estudios superiores, dirigido por la Compañía, que muy pronto se denominaría con el nombre de Universidad de Deusto. En 1913 esta iniciativa promovía otra paralela, consagrada específicamente a los estudios comerciales, encomendada también a los jesuitas. Nacía así la Universidad Comercial de Deusto también, bajo los auspicios de la Fundación Vizcaína Aguirre. Nombres como Fernando M.ª de Ibarra, Pedro Chalbaud, De la Sota, Chavarri y Arduiza en las cabeceras de la fundación revelan el interés de la burguesía bilbaína por la experiencia. La influencia de esta Universidad en el ámbito de la sociedad vasca ha sido muy intensa, pues además de ser el único centro universitario del País Vasco, unía la originalidad de sus estudios económicos y comerciales. De todas formas, pese a la originalidad laica del proceso fundacional de Deusto, se encuentran a la base de sus cimientos con carácter esencial los jesuitas Tomás Gómez, Muruzabal, Isasi, Abad, Arístegui. Por otro lado, durante la década de los noventa, las tensiones religioso-políticas se iban a extender y enconar por los cuatro puntos cardinales del país a causa del integrismo deustoarra. Profesores vascos de obligado recuerdo al respecto en Oña serían el filósofo Juan Manuel Urráburu y el teólogo José Mendibe.