El colonialismo propiamente es una doctrina que durante los siglos XIX y XX trató de justificar el control y explotación de numerosos territorios por parte de las potencias occidentales en beneficio propio, es decir el acto de colonización.
Los primeros casos que responden al proceso de dominio y explotación de un territorio por un grupo humano extranjero se identifican ya durante el primer milenio anterior a nuestra Era en el Mediterráneo, en las fundaciones cretenses, fenicias y griegas. Se trata en este caso de establecimientos comerciales permanentes a gran distancia de la metrópoli que las crea y controla.
Sin embargo es el enorme proceso de expansión romana el que da nombre a dicho fenómeno. Colonialismo y colonización provienen del término colonia, que deriva del verbo latino colere (cultivar). Las colonias romanas son establecimientos de ciudadanos (colonos) en el territorio conquistado por Roma para su explotación agrícola, y su multiplicación propició el proceso romanizador.
Antes del desarrollo de la época colonial moderna, en los siglos XIV y XV, surgirán los establecimientos venecianos y genoveses, establecimientos comerciales Mediterráneos que influirán de manera importante en fenómenos colonizadores posteriores.
La expansión colonial europea
Desde el siglo XV hasta el XX se desarrollará la colonización de época moderna que tanto ha influido en el devenir histórico del siglo XX y cuyas consecuencias económicas, sociales y políticas todavía son apreciables a inicios del siglo XXI. En este sentido resulta fundamental el conocimiento del proceso colonial moderno y contemporáneo para el conocimiento de la realidad mundial del siglo XXI.
En el proceso colonizador moderno pueden diferenciarse tres etapas; una primera desarrollada entre los siglos XV y XVIII a la que se puede calificar como expansión colonial europea de época moderna, una fase intermedia en el siglo XIX caracterizada por ser el momento de mayor expansión colonial y de cambio de las potencias colonizadoras, y una fase posterior desarrollada desde finales del XIX y el XX calificable como imperialista de época moderna.
La expansión europea se realiza a través de varios modelos: los establecimientos o factorías con fines comerciales, las bases de apoyo y las posesiones territoriales para asentamiento de colonos de la metrópoli.