Camino-Mercado. El carácter de encrucijada de Balmaseda fue unido al de mercado. Este aspecto mercantil, desde época romana, reforzado por el tránsito del Camino de Santiago, se ve reflejado en su importante núcleo judío y en las vicisitudes bajomedievales antes reseñadas, que responden a las necesidades castellanas del comercio de lana y paños, que en época moderna girarán en torno al comercio del hierro.