Poets

Arregi Diaz de Heredia, Rikardo

En opinión de Jon Kortazar, la poesía de Arregi se basa en la eficacia de su estructura interna y en la reflexión y expresión de los temas más que en las imágenes. En cuanto a su tono poético, afirma que es pausado, sencillo, deudor del simbolismo y, al mismo tiempo, un tono que sabe trascender la vida cotidiana. Aunque en su poesía se puede rastrear la influencia de la poesía de la experiencia, se aleja de dicha corriente por medio del clasicismo, apoyado en una mirada irónica y lejana. Precisamente la novedad de la poesía de Arregi proviene de la confluencia del clasicismo y el esteticismo, en opinión del citado crítico.

Iñaki Aldekoa, por su parte, es de la opinión de que Hari hauskorrak es una de las voces más originales de la poesía vasca de los años de 1990, en la medida en que conecta directamente con el universo poético de Kavafis y con el tono neoclásico de Ricardo Reis, heterónimo de Pessoa, y muestra su gusto por el clasicismo (el helenismo, la antigüedad clásica y el mundo árabe). De estas fuentes de la Antigüedad toma el gozo sensual de la vida y el juego del amor. El poeta recorre una ruta de ciudad en ciudad, pues la urbe es el origen supremo del mestizaje cultural, del amor y el erotismo. En tal sentido, en la poesía de Arregi la memoria es paisaje, pero también erotismo y vida, deseo y libertad, al igual que en la poesía de Pessoa, Gil de Biedma o Luis Antonio de Villena.

En lo que respecta a su segundo libro, Kartografia, y siempre en opinión de Aldekoa, en algunos poemas muestra semejanzas con su anterior libro, pero en los poemas de la sección titulada "Carte-à-figures", los mejores a juicio del crítico, el poeta inicia un alejamiento irónico del clasicismo. En adelante seguirá cultivando la poesía culta, si bien ya lejos del mundo de la Grecia clásica, mediante poemas más largos y profundos. En definitiva, por más que Arregi sea un poeta cosmopolita, no podrá renunciar a su Vitoria-Gasteiz natal, aunque sea bajo la máscara de otras ciudades.

En opinión de Kortazar, Kartografia es más completo, más pulido, más perfecto, más coherente que el anterior libro del poeta. Mediante los mapas y las geografías nace una nueva forma de representar el arte, ya que el mapa, la representación suprema del libro, es la representación de la representación. El crítico afirma que el poema "66 lerro hiri setiatuan" [66 versos en la ciudad sitiada] es uno de los más memorables y conmovedores de la poesía vasca de la década de 1990.

Por fin, según Koldo Izagirre, Rikardo Arregi se sostiene en un difícil equilibrio entre lo conocido y lo que está por descubrir: "de referencias cultas pero sin ser académico, cosmopolita sin olvidarse de su entorno, aportando cercanía a los mitos y personajes del patrimonio universal". Añade que Arregi parece buscar en la geografía lejana o en la localización pretérita de sus poemas el mismo distanciamiento que reivindicaba Brecht para su teatro: provocar la reflexión sobre la historia de aquí y de ahora. En el segundo libro profundiza en el yo personal para, como consecuencia de ello, elaborar poemas de mayor lirismo y dramatismo.