Concept

Semana Santa

La Semana Santa es, sin duda, el ciclo festivo más profundamente vivido con religiosidad por la comunidad católica o cristiana, en general. Y donde, de una forma pedagógica y con un fuerte contenido medieval, los rituales y la imaginería procesional sirven de metodología visual de los conceptos y preceptos propios y básicos de dicho credo o culto.

Previamente, los excesos del Carnaval, tanto en el ámbito gastronómico como en el del divertimento colectivo, daban paso a un período de recogimiento religioso, ayunos y paralización de jolgorios callejeros que se concretaban en el periodo de la Cuaresma, donde el letargo festivo, la tranquilidad de costumbres y la meditación servían antaño de prólogo, y hoy en diferente medida, a la Semana Santa con sus ceremoniales y piadosos actos alrededor de la pasión y muerte de Jesús.

Al periodo fervoroso de la Pasión, le siguen una serie de fechas que van a marcar el preámbulo de las celebraciones primaverales de regeneración y protección de la Naturaleza (celebraciones con sus rituales naturistas o animistas y la cristiana veneración a la Virgen, símbolo sintetizador de las anteriores costumbres paganas).

Por otro lado, indicar que en el contexto geográfico que nos ocupa, las celebraciones de la Semana Santa han tendido a desarrollarse de forma general, en el ámbito de las villas (Segura, Bilbao, Balmaseda, Salvatierra, etc.) y ciudades (Orduña) tradicionales con gran pompa y boato. En menor medida, dicha solemnidad y efervescencia religiosa, se ha extendido a entidades locales menores donde su plasticidad resulta más recogida e intimista y además su influjo colectivo resulta más triste u oscuro.

Con la celebración del Miércoles de Ceniza y la "imposición de ceniza", se daba por concluida la algarabía festiva de los Carnavales y se iniciaba el periodo de recogimiento y ayuno constituido por la Cuaresma. Esta cuarentena religiosa queda limitada por el Domingo de Ramos, que preludia el ambiente penitente de la devota Semana y ésta se determina, a su vez, por la luna llena de la Pascua de Resurrección.

Referente a dicha luna, indicar que es la que va a determinar todas las fiestas variables (Carnavales, Cuaresma, Pascua de Pentecostés, etc.) a lo largo del año. Así sucede, desde el Concilio de Nicea (año 325) y coincidiendo con el papado de Silvestre I se decide establecer el Domingo de Pascua, el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera. Es decir, si el equinoccio de primavera se inicia el 21 de marzo, la oscilación de la fecha para su determinación varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. A partir de esta horquilla referencial, se establece la primera luna llena Pascual como fecha determinante de las festividades variables anuales e incluso, establecerá las cuatro Pascuas celebradas por la Iglesia católica. También es creencia popular que la muerte de Cristo coincidió con luna llena y por eso, ésta rige las fiestas movibles del calendario festivo.

De este modo se sitúan el resto de celebraciones variables. Si desde el Domingo de Resurrección contamos 40 días hacía adelante, nos hallamos con el Jueves de La Ascensión y a esta fiesta le sigue la Pascua de Pentecostés. En cambio, si a partir del Domingo de Ramos atrasamos la misma cantidad de días, nos situamos en el Miércoles de Ceniza, fecha de inicio de la Cuaresma y previa al Martes, Lunes y Domingo de Carnaval.