Concept

Diputación de Gipuzkoa: política educativa

Desde la Restauración y hasta la II República podemos observar una preocupación constante por parte de la Diputación por subvencionar proyectos y actividades encaminadas a la defensa del euskara. Por otra parte, las asociaciones culturales solicitaban a las diputaciones vascas la aplicación del euskara en la enseñanza, como era el caso del Consistorio de los Juegos Florales Euskaros en 1895, en Gipuzkoa, sin que tuviese mayor trascendencia. También se observa que la administración comenzó a introducir el requisito del conocimiento del euskara para la contratación de su personal (miqueletes, médicos, notarios, etc.). Asimismo se solicitó el uso del euskara en la rotulación de calles, en bandos y circulares. De la misma forma, las diputaciones llevarán a cabo una política de subvenciones a textos euskéricos, a través de concursos y dotando de libros a instituciones, asociaciones y bibliotecas; además de adquirir ejemplares de libros en euskara y castellano. Así ocurre con una escuela de Declamación vasca a cargo del Ayuntamiento de San Sebastián, la colocación de rótulos en euskara en las vías públicas y el uso del euskara en bandos y circulares. Estas reivindicaciones son promovidas por las asociaciones culturales vascas, como Euskal Esnalea.

Esta situación se produce en un contexto de recuperación lingüística que viene precedida de algunas actividades y del surgimiento de una entidad como el Consistorio de los Juegos Florales de San Sebastián, a raíz de la celebración de diversos Juegos Florales, que marca un hito de colaboración entre una entidad privada apoyada por la Diputación y el Ayuntamiento donostiarra. En la memoria confeccionada por la Comisión para presentar dicha solicitud, en 1882, para dirigirla a la Diputación y al Ayuntamiento de San Sebastián, se apuntan algunos de sus objetivos: "procurar por cuantos medios estén a su alcance la conservación y propagación de la lengua bascongada, y estimular el cultivo de su especial literatura", aunque el interés de las corporaciones provincial y municipal, estaba más centrado en favorecer otros aspectos que los meramente literarios.

Además de la organización de los Juegos Florales, el Consistorio intentó hacer oír su voz en defensa del uso y propagación del euskara en otros ámbitos de la vida social y educativa. Así, en 1898 el Consistorio solicitará a la Diputación que realice las gestiones necesarias, conjuntamente con las diputaciones hermanas de Bizkaia, Alava y Navarra, para solicitar al Ministerio de Fomento que "cuando hayan de proveerse las vacantes que vayan ocurriendo en las Escuelas públicas de ambos sexos de los pueblos en que todavía se mantiene viva la lengua bascongada, se exija a los Maestros y Maestras, que hayan de regentarlas, como condición indispensable, el conocimiento de esa lengua".

Si hasta 1894 la celebración de los Juegos Florales estaba centralizada en San Sebastián y tenía un carácter marcadamente literario y artístico, a partir de 1896 esta situación variará y los mismos se verán integrados en un conjunto de festejos que, bajo la denominación de Fiestas Euskaras, se irá celebrando por diversas localidades de Guipúzcoa. El cambio de esta orientación se debía a un nuevo impulso que la Diputación quería otorgar a las exposiciones regionales de ganadería. Pero junto con este objetivo, la Comisión provincial intentó dar mayor realce a la fiesta integrando los concursos literarios. En fechas posteriores la Diputación fijará los años y las localidades en las que se tenían que celebrar dichos concursos provinciales de agricultura y ganadería, fijando las poblaciones, desde 1896 hasta 1913. Las localidades elegidas por orden de años desde 1896 son las siguientes: Arrasate, Oiartzun, Zestoa, Zumarraga, Zumaia, Azpeitia, Oñati, Irun, Ordizia, Bergara, San Sebastián, Elgoibar, Eibar, Hernani, Azkoitia, Segura, Zarautz y Tolosa.