La madera del Pirineo. Los bosques de Ronkal y Salazar no fueron explotados intensivamente hasta los últimos años del s. XVII. Sin embargo, el tráfico almadiero por el río Aragón fue mantenido durante siglos con intensidad por los habitantes del valle de Hecho. Al entrar y salir del reino, en Sangüesa y Tudela, las almadías pagaban dos sueldos en tablas. Pagaban derechos, además, a los pueblos que tenían puente sobre el Aragón, y a los alcaides de los castillos de Santacara, Milagro, Murillo y Marcilla, lugares de señorío. Sólo en tres meses del año 1574 descendieron el Aragón 296 almadías, la mayor parte con destino a Zaragoza. El comerciante y hombre de negocios navarro Juan de Goyeneche consiguió en los primeros años del s. XVIII autorización real para ejercer un auténtico monopolio sobre el Aragón, lo que llevó a largos pleitos con la Diputación de Navarra, que consideró contrafuero el privilegio de Goyeneche. De esta época arranca el auge del negocio almadiero navarro. Los troncos roncaleses y salacencos descendían con frecuencia hasta el Mediterráneo. En la vertiente norte del Pirineo se intensificó también la explotación de los bosques de las alturas. Por los afluentes del Adur llegaban a Bayona grandes cantidades de madera, y troncos escogidos del bosque del Irati se enviaban a Brest para mástiles de navíos.