Lexikoa

VASCO-IBERISMO

Difusión internacional del vasco-iberismo. Larramendi establece la conexión jesuítica en el pensamiento vasco-iberista dándole así difusión internacional. Ello acaece sobre todo a partir de la expulsión de la Compañía en 1767 y el encuentro, en un ambiente propicio a la libertad intelectual (Italia), de eruditos jesuitas de varios países. La importancia del conquense Hervás y Panduro (1735-1809), por ejemplo, con su Catálogo de Lenguas conocidas (Idea dell-Universo, 1784), es muy de destacar ya que se hace eco de Larramandi y de sus pruebas de la relación entre las dos Iberias, es decir, entre los georgianos y los vascos. También le tienta la opinión larramendiana de que el latín posee voces tomadas del euskera y la identificación de los oscos (pueblo que habitó la Campania prerromana) con los euskos o vascos. Hervás debió de tomar contacto con Astarloa y Moguel a finales del s. XVIII y dedicó su Catálogo de 1804 a "las tres nobilísimas provincias de Vascongados españoles". También es posible que conociera a Humboldt cuyas obras, inéditas, llegó a manejar. Por otra parte sabemos que la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País se interesó también por la cuestión, como acreditan los datos epigráficos y paleográficos acumulados en el Fondo Prestamero, especialmente un "Plan de antigüedades reducido a dos artículos y 80 proposiciones cuyo principal objeto se dirige a probar que las monedas, inscripciones y medallas antiguas españolas de caracteres celtibéricos y béticos están escritas por lo común en lengua vascongada", obra de Luis Carlos Zúñiga. Con el respaldo de la autoridad de Hervás, Juan Antonio Moguel efectúa una lectura euskerista de la toponimia italiana y del latín, con lo que la península italiana aparece como el puente entre las dos Iberias, la caucásica y la hespérica. Astarloa (1752-1806) llegará a ver en la lengua de estos iberos la lengua natural primitiva, anterior a las otras lenguas. Evidentemente, las exageraciones y desquiciamientos vasco-iberistas hay que situarlos no sólo en su contexto cultural sino también en la delicada encrucijada política del momento: ofensiva central contra los Fueros vascos. Las "Luces" fueron puestas al servicio del Despotismo ilustrado unitarista, sobre todo a partir de la Guerra de la Convención. Uno de sus representantes (Traggia), escribirá en el "Diccionario Geográfico-Histórico de España" que el vascuence no es lengua original sino lengua introducida "a mediados del siglo VIII para figurar sus naturales total independencia del extranjero"; se ataca la lengua para poder alcanzar mejor a los Fueros. Los dislates vasco-iberistas y vasco-cantabristas hay que cotejarlos con los dislates de este talante ya que, como observa atinadamente A. Tovar (1980: 132), "la lucha de teorías sobre la lengua vasca encubría en realidad cuestiones políticas y administrativas".