Sailkatu gabe

GIPUZKOA (GEOGRAFÍA)

Vegetación.

En este medio templado-oceánico, de abundantes precipitaciones y temperaturas moderadas, se integra en la llamada región florística Eurosiberiana de la que participa también el conjunto de Europa occidental a excepción de los extremos Norte y Sur, y dentro de esta región a la provincia atlántica de la que forma parte igualmente el sector septentrional de la península Ibérica. Es el dominio del bosque mixto caducifolio integrado por especies tales como el roble, en sus variedades carvallo -Quercus robur- y marojo -Q. Pyrenaica- o el haya común -Fagus silvática- constituyendo formaciones boscosas uniformes. Si bien estos árboles son los dominantes, aparecen otras especies como el fresno, aliso, chopo, abedul, castaño, etc., entremezclados con los anteriores. El roble encuentra aquí su medio adecuado; es árbol que requiere mucha humedad, soporta bien los suelos ácidos y poco resistente a las bajas temperaturas; su dominio espontáneo se desarrolla entre el mar y los 500 ó 600 m. de altitud, a partir de cuya altitud viene a ser sustituido por el haya, más resistente a las bajas temperaturas pero muy exigente también respecto a la humedad. El hayedo constituye actualmente las formaciones boscosas de carácter espontáneo más importantes de Guipúzcoa, aunque sólo cubre algo más de 11.500 hectáreas, en forma de bosques umbríos y carentes de sotobosque ya que la particular disposición horizontal de sus hojas dificulta la penetración hasta el suelo de la luz solar. Como degradación subespontánea de estas especies arbóreas aparece la landa atlántica compuesta de matorrales y plantas herbáceas entre las que destacan el brezo (Erica), tojos, argomas, aulagas y helechal. La intensa y continuada acción antrópica ha transformado de manera particularmente notable estas formaciones espontáneas o subespontáneas dejándolas reducidas a extensiones de escasa entidad. Los robledales fueron replegándose sistemáticamente a medida que aumentaba el número de explotaciones agrícolas, de caseríos, desarrollándose por vertientes y laderas o eran convertidos en pastizales para el aprovechamiento ganadero. La madera había de servir de combustible en las ferrerías o como materia prima para la construcción de viviendas, embarcaciones y en los molinos papeleros. Parte del robledal fue sustituido por el castaño (Castanea sativa) cuyo fruto formaba parte de la dieta alimenticia de la familia campesina y, aunque más tarde iba a decaer afectado por el mal de la tinta o por su utilización para la fabricación de muebles, conoció un gran desarrollo y puede considerarse como especie casi espontánea del país. Desde el siglo XIX y con una intensidad particularmente creciente en los últimos años, han adquirido un gran desarrollo las coníferas y especialmente el pino insigne (Pinus radiata) hasta llegar a ser la especie arbórea de mayor dominio en la provincia, llegando a cubrir incluso antiguas tierras de labor. Introducida aquí a través de D. Adán de Yarza que la importa de California, ha sido el árbol preferido en las repoblaciones, tanto desde organismos como por particulares gracias a su rápido crecimiento y adecuada aclimatación. Se ha repoblado también con otras especies más o menos exóticas como el alerce, el abeto Douglas o el ciprés Lawson pero en cantidades mucho más reducidas. En la actualidad la superficie forestal (incluyendo bosque, matorral y pastizal) cubre el 78 % del total provincial. De sus 199.700 Has. corresponden a bosque 118.850 Has., es decir, el 59,5 %, destacando las coníferas que totalizan 73.500 Has. equivalentes al 62,5 % de la superficie poblada. Las frondosas, tan importantes en épocas anteriores, tan sólo constituyen el 28,3 % de dicha superficie con un total de 33.740 Has., de las cuales el haya cubre algo más de 11.500 Has. y 2.700 el roble. A estas cantidades hay que añadir otras 11.600 Has. cubiertas por un bosque mixto, mezcla de frondosas y coníferas. La distribución de la propiedad de las masas forestales en Guipúzcoa denota un claro predominio de las pertenecientes a particulares, alcanzando éstos el 86 % del total. Los montes del Estado y los pertenecientes a entidades municipales, a veces en régimen consorciado, equivalen al 14 % restante.

Distribución de la propiedad de
las masas forestales
 Hectáreas%
Montes del Estado
Montes consorciados
M. de utilidad pública no consorciados
Montes de particulares
TOTAL
787
3.597
12.423
102.043
118.850
0,7
3,0
10,4
85,9
100,0

Tal desequilibrio es el resultado de la gran intensidad con que se llevó a cabo el proceso desamortizador en Guipúzcoa. Con anterioridad a ello, puede aceptarse que la inmensa mayoría de los montes y pastizales eran de aprovechamiento comunal, perfectamente institucionalizados y regulados a partir de la Ordenanza general de 1457 y que suponía un área de explotación ganadera así como la fuente de obtención de recursos para el campesino en forma de leña o madera para la construcción de sus viviendas. Las primeras transacciones de los bienes comunales fueron permitidas muy tempranamente; los Ayuntamientos, tras la guerra de la Independencia, se vieron en la necesidad de recurrir a la puesta en venta de los comunes en situaciones a veces poco regulares para resarcirse de las pérdidas ocasionadas por el conflicto bélico. Los compradores, dueños a su vez de las tierras cultivadas, incorporan los nuevos lotes, "los pertenecidos", a las unidades de explotación ya existentes, formando de esta manera conjuntos más amplios pero respetando el aprovechamiento forestal o convirtiéndolos a lo sumo en praderas por lo que la superficie agrícola se mantiene sin variaciones. La explotación forestal valorada como subsector agrario tiene en Guipúzcoa una escasa incidencia, representando el 1,93 % de la producción final agraria, equivalente a 149 millones de ptas. en 1978. Ese año se extrajeron 234.000 m.³ de madera, pertenecientes en su casi totalidad a particulares, ya que la extraída de montes consorciados y de utilidad pública supusieron solamente el 6,1 % del total.