Marinos

Urdaneta, Andrés de

Andrés Urdaneta nació en la villa de Ordizia (Guipúzcoa) fundada por Alfonso X el Sabio en 1256. Nació hacia 1508 y murió en Nueva España (Méjico) en 1568. Su padre era Juan Ochoa de Urdaneta y su madre, Gracia de Cerain. El padre de Andrés fue alcalde de Ordizia, por lo menos, en 1511-el gran incendio que en 1512 asoló Ordizia nos impide saber más- y se cree que la madre, perteneciente a un familia con intereses en las ferrerías vascas, podía estar emparentada con Legazpi. Siempre se ha dicho que Urdaneta nació en el caserío Oiangu, pero este dato no está confirmado y alguna investigación actual señala que su casa natal debía estar en el centro de la villa.

A decir verdad, sabemos muy poco sobre su infancia, sobre el origen de su afición y su vida es un misterio hasta 1525. Desconocemos dónde y cómo fue educado, pero sabemos que, cuando se embarcó a los 17 años, escribía de forma muy cuidada, demostrando una gran facilidad en esa tarea. El chico debía tener unas dotes de observación exquisitas y sus escritos dejan ver que disponía de una memoria extraordinaria. También se percibe claramente su bilingüismo: escribe en castellano, pero piensa en euskera. No podríamos comprender su manuscrito sin hacer uso de su lengua materna, la sintaxis y las locuciones vascas que utiliza con frecuencia.

Marinero, explorador, cosmógrafo y fraile agustino, su gran descubrimiento, la llamada Ruta de Urdaneta o Tornaviaje consiguió fama reconocida en aquella época, ya que se logró de esta manera volver de las Filipinas a Nueva España (Méjico), atravesando el Océano Pacífico.

En 1525, el joven Urdaneta de 17 años se embarcó como ayudante en la expedición a las Molucas de García Jofre de Loaisa, viajando a las órdenes de Elcano en la Sancti Spiritus. El navío acabó hundiéndose en el Estrecho de Magallanes y, tras unos días en tierra, tuvieron que embarcar en los barcos que venían detrás. García Jofre de Loaisa, el mismo Elcano y otros dirigentes fueron muriendo en aquel desgraciado viaje (Loaisa murió el 30 de junio de 1526. Elcano lo hizo el 4 de agosto de 1526). Fue uno de los firmantes en el testamento de Elcano y, atendiendo a la grafía, hay indicios de que Urdaneta pudo redactar el documento en su totalidad.

Tras un viaje infernal, llegaron por fin a las Molucas (de las 7 naves que partieron, sólo llegó una) y establecieron un fuerte en la isla Tidore. Según el acuerdo firmado por Castilla y Portugal (Tratado de Tordesillas), se hallaban en tierras que correspondían a los portugueses, y por esa razón, las luchas entre ambos bandos se sucedieron durante mucho tiempo y Urdaneta resultó herido en una de ellas. Cuando en 1529 el rey Carlos I de España firmó la paz, dejó las Molucas en manos de Portugal y Urdaneta y sus compañeros tuvieron que volver. Es 1534 y Urdaneta tiene 26 años.

El 15 de febrero de 1535 comenzaron el viaje de vuelta y arribaron a Lisboa el 26 de junio de 1536. Nada más llegar, los portugueses confiscaron todos sus documentos. Siguiendo las indicaciones del embajador español, escapó de Portugal temiendo ser apresado y, consiguió rehacer los mapas marcando la ruta hacia las Molucas. También escribió una memoria en la que contaba minuciosamente todo el viaje y las posibilidades que veía para el futuro.

En 1537 estaba de vuelta en España y entregó a Carlos I la memoria y los mapas, explicando con toda suerte de detalles la terrible experiencia que había corrido la expedición de Loaisa. Llevaba 11 años sin volver a casa.

Urdaneta marchó a Nueva España (Méjico) e ingresó en el convento de los agustinos en 1553 (tenía 45 años). Parece ser que fue allí donde conoció a Miguel López de Legazpi, con el que más tarde le veremos compartiendo fatigas.

Urdaneta prosiguió sus investigaciones náuticas, pero también estaba dedicado a la vida religiosa; de todas formas, su fama no cayó en el olvido y llegó a oídos del nuevo rey de España. En 1559 le escribió Felipe II, notificándole que había dado orden al virrey Velasco de organizar una expedición a las Molucas y pidiendo a Urdaneta que participara en ella (Ver anexo 7.1.). En vista que las expediciones que partían desde Nueva España (Méjico) no llegaban a buen puerto, respondió al rey aceptando su propuesta. Felipe II era consciente de que, según el Tratado de Tordesillas, las Filipinas estaban en los límites correspondientes a Portugal, pero también sabía que en las Filipinas no había portugueses. Para hacerse con estas islas y establecer un puente comercial con China, era preciso hallar un camino de vuelta a Nueva España (Méjico) atravesando el Océano Pacífico y sin necesidad de utilizar la ruta de los portugueses. Las cinco tentativas anteriores de hallar ese camino habían fracasado y Urdaneta ofrecía cierta esperanza en esa empresa.

El 21 de noviembre de 1564, zarparon del puerto de Navidad (56 años). Poseedor de unos conocimientos científicos avanzados para la época que le tocó vivir, fue Urdaneta quien diseñó los pormenores del viaje y su amigo Legazpi estaría al mando de la expedición. Por fin llegaron a Filipinas. La ida no tenía misterio y ya se había realizado anteriormente; ¡la dificultad estaba en la vuelta!

Una vez establecida la posición definitiva en Filipinas, sólo faltaba encontrar una ruta segura y estable que los comunicara con Nueva España: El Tornaviaje. Mientras Legazpi permanecía en el archipiélago, Urdaneta se dispuso a realizar su objetivo. El 1 de junio de 1565 partió de San Miguel (Filipinas) por una novedosa ruta y, gracias a los mapas que confeccionó antaño, tras navegar unos 20.000 kilómetros en 4 meses, pudo llegar a Acapulco el 8 de octubre del mismo año.

Nada más llegar a Acapulco Urdaneta supo que un antiguo miembro de su tripulación, Alonso de Arellano, le había adelantado y, siguiendo la ruta que Urdaneta sugería, había llegado en agosto al puerto de Navidad. De todos modos, Arellano no escribió gran cosa sobre su experiencia y muchos consideraron que la faena había sido hecha de muy mala fe, sobre todo, cuando comenzaron un proceso judicial contra él debido a su deserción. Atendiendo a todas estas cuestiones, el descubrimiento fue bautizado como Ruta de Urdaneta y, sobre todo durante los siglos XVI y XVII, el galeón español efectuaba todos los años el camino Acapulco-Manila-Acapulco utilizando la ruta trazada por el ordiziarra.

Al final, Urdaneta se retiró al convento de los agustinos en Nueva España (Méjico). Tenía 60 años cuando murió el 3 de junio de 1568.