Marinos

Urdaneta, Andrés de

El 1 de junio de 1565 zarparon hacia Nueva España Urdaneta y unos 200 hombres más en pos de un descubrimiento que tendría gran importancia en la historia. Era uno de los viajes más largos efectuados hasta entonces, navegando 7.644 millas por una ruta desconocida. Este cometido tan decisivo se haría bajo el mando de un joven de 18 años y la dirección técnica de un fraile de 57 años. El primero era sobrino de Legazpi, Felipe Salcedo, y el segundo era Andrés de Urdaneta. La confianza que transmitía el agustino fue decisiva en una época en que posibilitó aquello que venía siendo considerado una temeridad suicida.

Como ya hemos dicho, la nave San Pedro zarpó de Cebú el 1 de junio, pero la verdadera navegación en el Pacífico comenzó el 9, cuando salieron del Estrecho de San Bernardino. Con los monzones a favor, navegaron hacia el NO, buscando la corriente del Kuro-Shivo que les llevaría hasta Acapulco. A 39º de latitud N y 170º de longitud O, bajaron hasta 32º N, y, el 4 de septiembre, volvieron a subir hasta 39º 30' N. Aquella ruta que "alargaba" el recorrido, tampoco fue una mera improvisación: Urdaneta quería comprobar la longitud, ya que en la época las coordenadas no eran fiables y, sin embargo, su utilización era crucial para atravesar el Pacífico.

Una vez más, el vasco estuvo acertado con los cálculos. El 18 de septiembre avistaron la isla californiana de Santa Rosa y, de esta manera, daban término al Tornaviaje, la ruta que atravesaba por vez primera el Océano Pacífico de oeste a este. La tripulación llegaba extenuada, pero, comparando con otras expediciones de la época, los marineros no llegaron demasiado apremiados por la falta de comida y bebida. Desde aquel día, se desplazaron rápidamente hacia Acapulco, el destino seleccionado por Urdaneta, y llegaron el 8 de octubre. Había empleado 4 meses en llegar al puerto de Navidad y 8 días en llegar a Acapulco. Leamos las palabras que escribe Urdaneta sobre el viaje:

"A primero de Octubre llegamos en frente del puerto de la Navidad; é no queriendo entrar en él, pasamos al puerto de Acapulco, por ser muy mejor puerto, y estar muy más cerca de México que no el puerto de la Navidad con más de 45 leguas. Pasamos mucho trabajo á la vuelta Con tiempos contrarios y enfermedades. Murieron seis hombres hasta surgir en el puerto, y después de llegados á él otros cuatro, y más un indio de las islas de loS Ladrones que envió el General Con otros tres indios que envió de la isla de Zubu. Vino por capitán de la nao Felipe de Salcedo, nieto del General, el cual se hubo cuerdamente en su cargo...".

Esta otra referencia es del piloto Espinosa:

"Lunes quando amanesció á 1º de Octubre, año del nacimiento de nuestro Señor y Salvador JesuChristo de 1565 años, amanescimos sobre el puerto de la Navidad, y á esta hora miré en mi carta y vide que había andado 1.892 leguas desdel puerto de Zubu fasta el puerto de la Navidad, y á esta hora me fuí el Capitán y le dige que á dónde mandaba que llevase el navío, porque estabamos sobre el puerto de la Navidad, y él me mandó que lo Ilebase al puerto de Acapulto y obedesci á su mandato, en que en la nao al presente no había más de diez hasta diez é ocho hombres que pudiesen trabajar, porque los demás estaban enfermos y otros diez y seis que se nos murieron. Allegamos á este puerto de Acapulco Lunes á 8 deste presente mes de Octubre con harto trabajo que traía toda la gente".

Cuando llegaron a Acapulco, la Real Audiencia de Méjico les recibió con todos los honores, y, seguidamente, Urdaneta viajó hacia España para dar cuenta del Tornaviaje al rey.

Arribaron a Sanlúcar de Barrameda y, en abril de 1566, estaba en Valladolid mostrando a Felipe II sus mapas y libros de navegación.

Tras informar al rey y escribir el 8 de octubre de 1566 el informe denominado Parecer del P. Andrés de Urdaneta, la primavera de 1567 volvió a Nueva España (Méjico) y el 3 de junio de 1568 falleció en el convento de los agustinos.

El descubrimiento del Tornaviaje constituyó un gran acontecimiento a nivel mundial. Todos los contemporáneos de Urdaneta fueron inmediatamente conscientes de la importancia de esta ruta, que seguía la corriente del Kuro-Shivo hasta alcanzar los 42º de latitud, a la hora de controlar las Filipinas y desarrollar redes comerciales entre Asia, América y Europa.

En seguida se estableció una línea de navegación permanente entre Asia y América. Comenzó la época del galeón de Manila, cuando en marzo de 1566 zarpó la nave San Jerónimo desde Acapulco y, tras unos siglos intercambiando materiales entre Filipinas y Nueva España (Méjico) y, utilizando para ello la susodicha Ruta de Urdaneta, se cerró en 1815 cuando el galeón Magallanes hizo el último viaje.

El derrotero que siguieron los galeones se repitió una y otra vez: 12ºN hasta Guam y de allí hacia el N, hasta Manila. La vuelta, como hemos dicho antes, siguiendo el Tornaviaje o Ruta de Urdaneta, llegando al paralelo 42 y navegando hacia California, para luego bordear la costa hasta Acapulco. El oro de Nueva España (Méjico) fue muy apreciado en China donde servía para comprar sedas y carísimas porcelanas, y el tabaco, cacao, maíz, café o la patata mejicana llegaron hasta Filipinas. Para bien o para mal, lo cierto es que era el comienzo de un mundo globalizado.

El viaje que hizo Andrés de Urdaneta en 1565 fue una de las inversiones más rentables que hizo el rey castellano y, el intercambio de mercancías, potenció las relaciones entre sociedades diferentes y la expansión y fusión de sus diferentes costumbres.