Pintores

Amárica Medina, Fernando

La producción artística más celebrada de Fernando de Amárica recae en el género del paisaje, aunque también nos ha legado importantes retratos y varios estudios de flores. Se le considera el iniciador y el que asienta las bases del paisaje en la pintura contemporánea alavesa. Su interés en esta modalidad se circunscribe a un ámbito geográfico reducido, aquel que le es más próximo y, por lo tanto, el que mejor conoce y sabe interpretar: Vitoria, la Llanada alavesa, los valles umbrosos de Gipuzkoa y Bizkaia, el litoral vasco, la Rioja y Navarra.

Su estilo y modo de hacer se orientan hacia la técnica que comúnmente entendemos como impresionista. Sobre un dibujo suave que sirve para sustentar el armazón compositivo, concretiza Amárica unos paisajes a base de pinceladas sueltas y manchas jugosas acordes con su marcado sentimiento plenairista: un amor a la luz abierta, sea de amaneceres, mediodías o atardeceres; días de sol o de lluvia. Trasluce así que sea la atmósfera el factor verdaderamente consecuente de todas las panorámicas, bien urbanas, bien rurales.

Asume un compromiso incondicional con la inmediatez: la realidad interpretada como dinámica de elementos y objetos que se definen por su relación con el entorno y las circunstancias ambientales. Son paisajes concretos y reales que se abren a la emotividad y que acaban por implicar tanto al artista como al espectador en un deliberado y sutil juego de transparencias que nunca son iguales, siempre mudables. Por lo tanto, Amárica tenía el sentido impresionista de que el espacio y la luz podían aportar a su pintura un toque mágico, por único e irrepetible. Por eso, quizá, sintió predilección por el paisaje puro, aunque en ocasiones lo animó con figuras.