Pintores

Amárica Medina, Fernando

Aunque en años posteriores, Fernando de Amárica es seleccionado para participar en prestigiosos acontecimientos, como la Exposición de Arte Español 1828-1928, que se celebró en Bélgica y Holanda, con más de un centenar de autores, y al año siguiente, en 1929, en la colectiva organizada por la Agrupación de paisajistas en los Salones del Círculo de Bellas Artes de Madrid, lo cierto es que su nombre cada vez queda más constreñido al estricto ámbito local.

No obstante, en las postrimerías de su vida, ya octogenario, todavía concurre a los Salones de Otoño de Madrid, en las ediciones de 1948, 1949, 1950, 1952 y 1955, siendo su presencia inexcusable en las más importantes colectivas del arte alavés de la postguerra. Entre sus contemporáneos tomaron cuerpo las críticas que le acusaban de falta de lucha, de capacidad para asumir riesgos y de deseos de mejora profesional por mor de una posición económica personal bastante desahogada. Ciertamente es así. No necesitaba desprenderse de sus cuadros para vivir. Pero sería del todo injusto olvidar sus años de brega, desvelos y esfuerzos por significarse en el panorama internacional.

Su reclusión voluntaria en una pequeña ciudad como Vitoria, alejada de los grandes circuitos artísticos de la época, así como las escasas exposiciones personales que realizó en vida -solamente tres en su nonagenaria existencia, Madrid (1923), Vitoria (1924) y Barcelona (1935)- amén de una humildad y modestia exacerbadas, otro tanto de lo mismo vale para su colega Díaz Olano, han motivado que su obra, durante décadas, apenas haya estado lo suficientemente difundida y apreciada entre amplios sectores de aficionados.

Esta actitud comenzó a subsanarse a partir de su fallecimiento gracias a las actividades de la fundación que lleva su nombre, y el de su progenitor, alcanzando en la actualidad el puesto que legítimamente le corresponde no sólo dentro del devenir de la pintura vasca sino también en la española. Donó toda su obra, más de 420 cuadros catalogados, a su ciudad natal. Desde 1966 se exhibe una amplia selección de estos fondos en el Museo de Bellas Artes de Álava.