Industries

VOLKSWAGEN NAVARRA

La entrada de SEAT, la mano visible del Estado.

El ciclo expansivo había mostrado las virtudes de un modelo interventor que era capaz de contribuir al establecimiento de grandes empresas, generar externalidades positivas en términos de empleo y transformación del tejido productivo y, además, mejorar la recaudación fiscal. El estallido de la crisis industrial de los años setenta obligó a reconducir esa política, pero sin abandonar a su suerte a los subsectores de vanguardia. Los cierres de empresas y el crecimiento del desempleo empujaron al alza las ayudas públicas en general, pero la automoción fue objeto de un trato preferencial, convirtiéndose en los años setenta en el sector estrella para los responsables políticos de Navarra. Se facilitó la entrada de SEAT, empresa pública estatal del consorcio INI, para rediseñar la planta de ensamblaje, dotarla financieramente y protagonizar la salida de la crisis, aprovechando el entramado más dinámico de la industrialización gestada en la década del desarrollismo en base a la red de industrias auxiliares del motor. Este proceso no se puede desligar del trasfondo de conflictividad social y política que estaba condicionando el papel subsidiario del Estado y de la Diputación de Navarra durante la transición de la dictadura a la democracia.

A través del convenio de agosto de 1976 SEAT se hacía con la factoría de coches de Landaben por 1.100 millones de pesetas, un precio más que razonable si atendemos al valor de los activos de la empresa. Los planes quinquenales de inversión se orientaban a la readmisión de los desempleados y al lanzamiento del modelo "124", al que se sumarían los "Lancia" y "Panda". En manos de sus nuevos gestores, la fábrica de coches levantó pronto el vuelo en una estrategia claramente orientada a la conquista del mercado internacional. La entrada de SEAT permitió la rápida recuperación de la actividad, orientada primero al mercado español y luego, desde 1979, hacia la exportación. En ese año, ya casi un 15 por 100 de los turismos se colocaron en el mercado internacional, pero las previsiones para 1981-1985 estimaban que el 44,9 por 100 de la cifra de ventas global, 160.200 millones de pesetas, tuviese ese destino.