Lexicon

DAMASQUINADO

Los objetos de Eibar. El eibarrés Nicolás Bustinduy y Vergara, descendiente de los famosos armeros de estos apellidos, ingeniero industrial que fue director de la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián, cita en su obra La industria guipuzcoana a fin de siglo (1894), además de la industria de Zuloaga, a las de los damasquinadores como Guruceta, Sarasúa y Cía., la de los señores Iriondo y Guisasola, la del señor Ibarzábal, la de Sarasqueta y Cía. la de Arana, etc. Todas ellas salidas de la escuela de Plácido Zuloaga. Y de estos trabajos artísticos que tanto caracterizaron al Eibar de finales del XIX, dice el mismo autor que «Por todas partes existen testimonios de lo que es esta fábrica. Rotschild posee un arca de inapreciable valor; Londres guarda joyas preciosas; Madrid tiene en la Armería Real diferentes trabajos muy notables, y el famoso sepulcro del general Prim; en la última Exposición de París presentó un reloj, verdadera maravilla en repujados y esmaltes, por el que llegaron a ofrecer 40.000 duros. Trabajaron en este reloj 20 obreros durante ocho años. Actualmente se están construyendo en estos talleres dos magníficos jarrones cuyo valor no bajará de 25.000 duros». Preciosas muestras de armas eibarresas decoradas con los procedimientos de ataujía y damasquinado se pueden ver en el Museo de Armas de la Escuela de Mecánica de Precisión y de Armería de Eibar. En el Museo San Telmo de San Sebastián se exhiben dos vitrinas dedicadas a los trabajos de repujado, ataujía y damasquinado de Eibar. En una pueden admirarse las obras de Florencio Alberdi, consistentes en unos candelabros forjados a mano y pavonados, varias otras labores y, sobre todos, una bandeja de plata repujada y cincelada, copia del «Rapto de las sabinas» de Benvenutto Cellini (otra igual salida de las manos de este mismo autor está en el Vaticano, adquirida y regalada por el general Primo de Rivera). La reseña biográfica de Florencio Alberdi se puede consultar en este mismo DICCIONARIO EN CICLOPEDICO VASCO, vol. III, pp. 410-411. En la segunda de las vitrinas, donación de Tomás Guisasola, puede verse una maravillosa bandeja repujada, cincelada y con delicados relieves de oro, obra damasquinada del donante y de José Vicente Iriondo. A primeros de nuestro siglo, los «objetos de Eibar», maravilla artística donde conjugaban el repujado, cincelado y damasquinado, más los baños adicionales, alcanzaron tal fama mundial que trajeron a la villa armera riqueza y esplendor. Eibar comercializó sus productos, principalmente, a través de los mercados de Madrid, Toledo, Barcelona, París, Alemania, Suiza, Nueva York, etc. De Eibar salieron miles y miles de dagas con el nombre de Toledo por la antigua fama de aquella capital en armas blancas. Este comerció abrió los ojos a los toledanos y vinieron a Eibar a efectuar sus aprendizajes en el damasquinado. Muchos de estos aprendieron su oficio en los talleres de Agustín Larrañaga, como asegura el artesano ejemplar Timoteo Zubiate en sus declaraciones a la revista «Eibar» (v. Rev. Eibar, núm. 171, p. 10, año 1975). Hoy, en Eibar, aparte de los artesanos que realizan el trabajo en sus respectivos domicilios, no llegarán a diez los talleres de damasquinado. Aunque hace una treintena de años, gracias al favor alemán que gozaron estos objetos grabados, esta industria recobrase parte de la pretérita importancia, su época de máximo esplendor la podemos fijar entre la última de las décadas del siglo pasado y la segunda del siglo actual. Los pormenores de la ejecución de la labor artesanal los tiene recogidos detalladamente Juan Garmendia Larrañaga; se publicarán en fecha próxima en una obra de conjunto artístico-cultural de Eibar, por un equipo dirigido por Juan San Martín. En el mismo quedará constancia de los diversos procedimientos, damasquinado en relieve, preparado del oro, repujado, burilado o cincelado, etc., y sus aplicaciones en objetos y armas. Para hacernos una idea cabal de la calidad y cantidad de esta industria artesana, es conveniente repasar el sumario de aquella Exposición de Artes e Industria que tuvo lugar en la villa de Eibar, en 1908, con motivo de las Fiestas Euskaras y que Gregorio de Múgica describe en la p. 418 de la Monografía Histórica de la Villa de Eibar (1910). En torno a otra exposición celebrada en 1865, Pedro Sarasqueta nos hizo una interesante descripción en su monografía. El damasquinado de Eibar, que tuvo épocas de mayor gloria, a pesar de la decadencia de los últimos años aún se mantiene en la villa eibarresa; funciona, además, una escuela municipal de damasquinado, dirigida por Lucas Alberdi, siendo éste uno de los artífices más destacados de nuestros días. En 1975 se celebró en Eibar la última de las exposiciones en homenaje al damasquinador, donde se exhibieron importantes muestras de gran calidad.