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VILLA (INSTITUCIÓN)

Araba. La primera organización alavesa conocida es la antigua Cofradía de Arriaga. En el s. XIII la Cofradía era la propietaria de todo el territorio alavés, de forma que nadie estaba autorizado a fundar una villa sin poseer antes el permiso y el territorio necesarios cedidos por ella. Sancho VI el Sabio, vio la necesidad ineludible de poner a Navarra en estado de defensa, si es que aquélla quería conservar su territorio, formado, poco más o menos, por lo que hoy son Navarra, Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, incluida Navarra la Baja. Con esta finalidad, funda Vitoria, Laguardia, Bernedo, San Vicente de la Sonsierra. Más tarde, Alfonso X el Sabio, de Castilla, fundará Salvatierra. Para la fundación de las villas alavesas (ni Laguardia ni Bernedo formaban entonces parte de Araba) necesitaba el rey que la Cofradía le autorizara y le donara el territorio necesario en donde se había de asentar la nueva villa, que así quedaban separadas de las tierras alavesas y de la jurisdicción de la Cofradía, y pasaban a depender del rey y a gobernarse con arreglo al fuero particular que les diera aquél. Vitoria y Salvatierra se hallan admirablemente situadas en la llanada alavesa, centro de los dominios y del poder de la Cofradía, desde las cuales no solamente impedían el paso desde Castilla, sino que amenazaban las tierras de la Cofradía. Este doble objetivo quedó reducido a este último cuando Alfonso VIII conquistó Vitoria (1200), que se interponía en su camino hacia Gipuzkoa y la Aquitania y cercenaba a Navarra, separándola del resto de los componentes de la Corona. Con la fundación de villas dentro del territorio alavés, la Cofradía de Arriaga deja de ser la única autoridad de Araba. En ésta se ha introducido otra autoridad, la del rey, que la ejerce en las villas. Se crea así una dualidad de poderes, que pronto habían de enfrentarse y ser la causa de la desaparición de la Cofradía. El enfrentamiento entre las villas y la Cofradía tuvo por causa una motivación económica: la necesidad que tenían tanto Vitoria como Salvatierra de poseer montes, tierras, pastos, etc., que pertenecían a la Cofradía. Pero esta causa de orden económico encerraba otras de orden político, pues al adquirir las villas nuevas tierras y aldeas extendía su jurisdicción y soberanía a éstas, en detrimento de la soberanía de la Cofradía y en beneficio de la jurisdicción del rey. El choque primero entre ambos poderes terminó con el triunfo de las villas y del rey sobre la Cofradía. Esta, por el Convenio de 1258, tuvo que ceder 16 aldeas. Por este Convenio, ningún vecino de Vitoria y de Salvatierra ni del realengo "no pueda cobrar ni ganar ni haber ningún heredamiento en toda Alava". [Téngase en cuenta que Araba era lo que pertenecía a la Cofradía de Arriaga; por consiguiente, Vitoria y Salvatierra no eran Araba, sino villas de realengo]. El rey se obligaba a que cualquier terreno que comprara, ganara o tuviera en territorio de la Cofradía no pudiera darlo a ninguna villa y estarían sometidos a la jurisdicción de la Cofradía. Con el Convenio de 1258 parecía arreglada la cuestión, pues el fin principal que perseguía el rey, el de dar tierras a Vitoria y Salvatierra para que estas villas pudieran desarrollarse, lo había conseguido. Por otra parte, la Cofradía había logrado dar fijeza y estabilidad a los derechos que le asistían sobre el resto de Araba, como suprema autoridad, expresamente reconocida por el rey Alfonso X el Sabio. A su vez, había conseguido que los de Vitoria y Salvatierra no pudieran adquirir tierras en Araba y que el rey se obligaba a que toda tierra que tuviere o adquiriere en territorio de la Cofradía no la podía dar a ninguna villa, sino que se sujetaba a la jurisdicción de la Cofradía. A pesar de estas cláusulas tan terminantes, el mismo Alfonso X hace una donación a Salvatierra de su monasterio de Vhula, con ciertas condiciones. Sancho IV de Castilla incorpora a Salvatierra las aldeas de Ocáriz y Muniain, a petición propia según parece, y a Vitoria la aldea de Lasarte, que la Cofradía de Arriaga había donado a Sancho IV de Castilla. Envalentonadas las villas por el apoyo real, la rivalidad entre realengos y cofrades se ahonda y las luchas, riñas y peleas son tales que los cofrades no pueden entrar en Vitoria, llegándose a reglamentar los desafíos, limitándose a los días de mercado (convenio de 1291). Esto fue un simple episodio, en la ofensiva contra la Cofradía, sobre todo desde la subida al trono de Castilla de Alfonso XI, cuyo poderío se ve aumentado por sus grandes empresas. Vitoria, apoyada por el prestigio y fuerza del rey Alfonso XI, pretende extender su jurisdicción a 45 aldeas de la Cofradía. En la disputa se llega a una transacción llegando ambas partes a sujetarse al arbitraje de Joan Martínez de Leyva, originario de Aramaio y Mayordomo Mayor de Castilla. Las 45 aldeas en litigio, dice la Cofradía, y "que el Concejo de Vitoria nos las tiene forzadas", y toda la tierra de Alava "es e debe ser nuestra, así como lo fue de aquéllos onde nos venimos y decimos que nos las deben desembargar". Como se advierte, Vitoria había ocupado las aldeas, pues consideraba el Consejo vitoriano que las dichas aldeas "son e deben ser del rey nuestro Señor y nuestras, sin parte de los cofrades de Araba, porque las habían comprado y ganado, así como debían. El Mayordomo Mayor de Castilla, en su sentencia, se olvida por completo el solemne pacto entre la Cofradía de Arriaga y el rey Alfonso X el Sabio de 1258, y declara que 41 de las aldeas, de las 45 en litigio, son de Vitoria y que esta villa no pueda en lo sucesivo tener más aldeas en tierra de Araba. En estas mismas fechas (1331) Salvatierra reclama al rey 15 aldeas, alegando las había adquirido por compra y otros títulos, en contra del Convenio de 1258, pues, Salvatierra, lo mismo que Vitoria, "no podía cobrar nin ganar nin aber ningún heredamiento en toda Alava". El rey accedió a la petición de Salvatierra. El final de la lucha entre las villas de Vitoria y Salvatierra, apoyadas por el rey, y la tierra llana alavesa, gobernada por la Cofradía de Arriaga, fue la desaparición de ésta, mediante la entrega de Alava al rey de Castilla Alfonso XI. Ver ALAVA, VITORIA.