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VILLA (INSTITUCIÓN)

La fundación. Las villas de Bizkaia y de Gipuzkoa fueron todas ellas fundadas por el señor en aquélla y por el rey en ésta. Esto nos plantea una doble problemática: Las facultades del señor o del rey. La de la propiedad de la tierra sobre la que se establecía la nueva villa. Nos parece indudable que entre las facultades del señor de Vizcaya y del rey en Gipuzkoa se encontraba la de poder fundar villas. Pero para hacerlo necesitaba de tierras sobre las que levantar la nueva villa. En Bizkaia, la facultad de fundar villas se hallaba tan limitada que el señor por sí mismo no podía hacerlo, necesitaba la autorización de los vizcainos reunidos en Junta General. Así el Fuero Viejo decía "... que abian de fuero e de uso y costumbre que el Señor de Vizcaya que non pueda mandar facer villa ninguna que sea en Vizcaya sino estando en la Junta de Guernica tañidas las cinco bocinas e consintiendo en ello todos los vizcainos por cuanto todos los montes e usas y exidos son del Señor de Vizcaya y de los fijosdalgo e pueblos a medias e villa ninguna no se puede facer ni pueda mandar facer ni le dar término alguno que él non faga en lo de los fijosdalgo e pueblos". El Fuero de 1526, en su Ley VIII, del título I, decía algo semejante: Por ende que el Señor de Vizcaya no pueda mandar hacer villa ninguna en Vizcaya, sino estando en la Junta de Guernica, e consintiendo en ello todos los vizcainos". La fórmula que se emplea en las cartas pueblas de fundación y que expresa tal consentimiento, es el que la fundación de la villa se hacía "con placer de los vizcainos". Como se ve, el Fuero de Vizcaya es claro y terminante a este respecto. En cambio, en Gipuzkoa, la facultad de fundar no aparece tan clara ni tan sencilla. No hay en el Fuero guipuzcoano ninguna expresión sobre quién es el propietario de la tierra guipuzcoana, como la reseñada del Fuero de Vizcaya o el caso alavés. Por ello, para poder llegar a exponer con claridad la extensión de las facultades reales y la propiedad de la tierra se hace preciso analizar las cartas de fundación de las villas de Gipuzkoa, o, por lo menos, de la mayoría de ellas. Cronológicamente, la primera villa es San Sebastián. La data de su fundación no consta, pero no puede ser posterior al año 1194, fecha en que muere su fundador, el rey Sancho VI el Sabio, de Navarra. Antes de su fundación como villa, aparece en el documento de donación otorgado por Sancho III el Mayor, de Navarra, al monasterio de Leire, fechado el año 1014, del monasterio de San Sebastián, en los confines de Hernani y el mar. La fundación comprende dicho monasterio con sus seles y la "villa o caserío de Izurun". Este documento de donación nos muestra que el rey de Navarra, Sancho III el Mayor, era propietario del monasterio de San Sebastián, de los numerosos seles que menciona y del caserío de Izurun. Por otro documento otorgado por Pedro I, rey de Aragón y de Navarra (1101) sabemos que el rey poseía el caserío Oroztegi. Otros dos documentos del rey de Navarra, García Ramírez, uno de 1141 y el otro sin fecha, completan la relación de bienes que los reyes de Navarra poseían en la zona del Urumea y en sus cercanías. Sancho VI el Sabio, de Navarra, en su fuero, da a San Sebastián por término: "de Hundarribia usque ad Oriam, et de Arrenga usque ad Sanctum Martinum de Arano; scilicet quod ego habeo sub terminum illum et totum quod ibi est de reyalengo". Es decir, que dentro del término que les concede a los pobladores de San Sebastián, les da lo que el rey posee en el mismo y todo lo que allí es de realengo". Tras la conquista castellana de Gipuzkoa (1200), esta política prosigue. Azkoitia se funda primeramente en "mi puebla de Sant Martín de Aezcoitia de Iraurgui", como dice Alfonso XI, de Castilla ahora, en la carta puebla de 1324. Pero como los pobladores de San Martín no podían vivir, "por los males e dapnos que habían recibido y reciben de cada día de caballeros poderosos de las comarcas de enrededor", el rey les otorga nueva carta puebla para que poblasen una heredad que habían comprado los pobladores en el término de San Martín, cerca del monasterio de Santa María de Balda, que llaman Miranda de Iraurgui. Azpeitia se funda en 1310, en el lugar llamado Garmendia, en terrenos propiedad de dos laboradores y en otros que dieron los del solar de Iturriza. El rey, por su parte, Fernando IV, les da el monasterio de San Sebastián de Soreasu, con sus montes, fuentes, heredades, pastos y con todos los derechos que a este monasterio pertenecen y deben de pertenecer. A la nueva villa el rey le da el nombre de Salvatierra de Iraurgui. Zestoa es poblada como villa en 1383, por los hijos-dalgos y hombres buenos de la parroquia de Santa María de Aizarna, en la tierra de la dicha parroquia "en el logar que ellos (los hijos-dalgo y hombres buenos de Aizarna) entendieren que mejor estará, e que la puedan cercar en la manera que ellos entendieren que mejor podrá defender para nuestro servicio...". Para la fundación de Itziar, el rey les da "los términos, e los montes, e los ríos, e las fuentes, e los pastos y los seles para sus ganados que nos habemos e debemos de haber" [Carta puebla de Icíar, de 1294]. Al poco tiempo, los habitantes de Itziar, que oficialmente se llama Monreal, solicitan del rey que les autorice el poblar en la ribera del mar "porque están alongados del agua y de las labores del pan, e que en término de la dicha villa de Monreal ha un suelo en que non ha ninguna puebla, que es cerca del agua en la ribera del mar, e que era su voluntad de poblar allí" [Carta puebla de Deba, de 1343]. La antigua anteiglesia de San Andrés de Eibar a ruegos de los que habitaban los caseríos de aquella tierra, fue convertida en villa por Alfonso XI en el año 1346. Elgóibar se fundó, a petición de los hijosdalgo y labradores de Markina y de Mendaro, que estaban derramados por montes y yermos, en el lugar llamado el campo de Elgoibar. Este campo era del monasterio de San Bartolomé de Olaso, que pertenecía al rey. Este les da dicho campo de Elgoibar para que se levante la nueva villa. A esta tierra o campo se le agregan los montes, dehesas, heredades y tierras que pertenecen a los hijosdalgo pobladores. Hondarribia, como villa, la fundó Alfonso VIII, en 1203, dándole el fuero de San Sebastián y por término desde el río Oiartzun hasta el río Hondarribia, de la Peña de Aia y de Lesaka hasta el mar y de Belfa hasta el mar, el término de Irun con todos sus habitantes. Como es sabido, estas tierras formaban parte del valle de Oiartzun, que de esta forma se segregan del mismo. Mondragón fue eregida como villa por Alfonso X el Sabio, en el año 1260. Existía con anterioridad una puebla llamada Arrasate. La carta puebla dice: "que debemos de facer bien e merced a todos los pobladores de la puebla que es en Leniz, que avie ante nombre Arrasate, a que nos ponemos nombre Mondragón". Formaba, pues, parte del valle de Leniz. El mismo rey, por privilegio de 1280, concede a los moradores de Mondragón el uso de los montes del valle de Leniz, cuya propiedad no justifiquen con títulos legítimos los vecinos del citado valle de Leniz. Las fundaciones de Getaria y de Mutriku son debidas a la política continental que sigue Alfonso VIII en relación con Guyena y Aquitania. A ambas les dio el fuero de San Sebastián. Les concede los montes, pastos, aguas, de la misma manera que solían gozar en tiempo de los reyes de Navarra. Orio fue convertida en villa por Juan I, en 1379, ordenando que la antigua población que vivía en los alrededores de la parroquia de San Nicolás se erigiera en villa cercada "en dicho lugar de Orio delante de la iglesia de San Nicolás o donde vos los dichos parroquianos vieredes o fallaredes que se pueden mejor poblar". Les da por término los que ya tuvieran y les concede el fuero de San Sebastián. En el valle de Oiartzun se erigió la villa de Errenteria, que en un principio se llamó Villanueva de Oiartzun, en el lugar llamado Orereta, propiedad de los pobladores del valle. Errenteria, por su carta puebla tuvo jurisdicción sobre todo lo que quedaba del valle de Oiartzun. Es decir, sobre Orereta (en donde se fundó la nueva villa) Elizalde, Iturrioz y Alcíbar. Esta dependencia a la villa de Errenteria de los tres últimos poblados duró hasta el año 1453. Segura, la funda Alfonso X el Sabio en el año 1256, sobre tierras propias de los pobladores de la antigua ermita de San Andrés. Sancho IV sujeta a la jurisdicción de Segura las ferrerías de Legazpi que se hallaban en yermo, ordenando se instalaran más cerca de Segura, año 1290. Antes de la fundación de Tolosa, como villa, se hallaba ya poblado su término. En el documento de donación de San Salvador de Olazabal, en tiempos de Sancho el Mayor, de Navarra, hallamos topónimos como el de Berasabia, que corresponde a solares de Tolosa, como Berasibia azpikoa y Berasibia goikoa. La fundación de Tolosa se debe a Alfonso X el Sabio que expidió la carta puebla en el año 1256. En dicha carta puebla se dice: "por facer bien e mercet a los mios pobladores de la mi puebla de Tolosa, que es en Guipúzcoa, dole e otorgoles que hayan aquel fuero con todas las franquezas que han los de Vitoria". Este párrafo indica claramente que existía una puebla que se llamaba Tolosa. Bonifacio de Echegaray escribe: "Por lo que respecta a Tolosa, no hay duda alguna que la población se erigió en terrenos de sus pobladores, pues no pudo nunca pertenecer al rey a título de conquista por recuperarlo de la posesión de los musulmanes, ni por ningún otro conocido; y por ello, es dable pensar que quienes se agruparon en la nueva entidad municipal perseguían más que otra cosa, la seguridad de sus vidas y haciendas al amparo de la protección real, y la prosperidad de sus negocios con la ayuda y el estímulo que las procuraban la unión de sus esfuerzos, guiados al provecho común y al bienestar de los moradores" [Echegaray: "Eficacia de la Carta Puebla de 13 de setiembre de 1256", en el Libro Homenaje a Tolosa, 136. Tolosa, 1956]. Usúrbil es otro ejemplo de la conversión de una colación o puebla en villa. Enrique II, en el año 1371, otorga la carta puebla de Usúrbil, conservando su anterior término, que ya pertenecía a sus pobladores. Bergara es erigida en villa en el año 1268, también en un lugar ya poblado, "e por facer bien e merced a los pobladores que agora y son e serán daquí adelante". Antes que Alfonso X el Sabio, en la misma fecha que Segura y Tolosa, fundara Villafranca, existía la antiquísima Ordizia. El poblado, con sus tierras, fue convertida en villa y bautizada con el nombre que todavía subsiste. En la carta puebla de Urretxu dada por Juan I en el año 1383, figuran los primeros pobladores de la villa, "diciendo que era nuestro servicio e poblamiento de nuestra tierra en aquella comarca onde erades moradores, tenemos por bien e es nuestra merced -dice el rey- de vos dar e damos vos licencia para que poblades e podades poblar una villa en las nuestras tierras de Urrechua, que es en Guipúzcoa..." [Carta puebla de 1383]. Parece, pues, que Urretxu se puebla en tierras que eran del rey. El solar ha de tener seis brazas en ancho y nueve el largo, "según uso y costumbre de la tierra de Guipúzcoa e que el medio solar que sea la mitad en detas dichas brazadas en ancho e en luengo". La fundación de la villa de Zumaia se debe a la petición que formularon a Alfonso XI los hidalgos y labradores de Sáez, para que mandara "facer e poblar una villa en que morasen para nuestro servicio (del rey) en el logar que llaman Zumaya" [Carta puebla de 1347]. En el lugar llamado Zumaia existía un monasterio denominado de Santa María. En el año 1292, este monasterio fue donado a Roncesvalles por el rey de Castilla, Sancho IV el Bravo. La nueva villa se fundó en tierras del monasterio, que ya no se llamaba de Santa María, sino de San Pedro. Las tierras habían sido realengas y en el momento de la fundación, en virtud de la mencionada donación, eran propiedad de Roncesvalles. Los pobladores celebraron con el Prior de Roncesvalles un convenio, pues, como escribe Juan B. Olaechea "sin autorización del Prior de este convento (Roncesvalles) no se podía edificar un pueblo en sus posesiones" [Zumaya, 30, CAM de San Sebastián, 1970]. De este somero análisis se deduce que las villas guipuzcoanas son fundadas por el rey, bien a instancia de los moradores o pobladores, o bien a iniciativa del propio rey, sobre tierras de realengo o de los particulares y, en muchos casos, sobre terrenos de ambas procedencias. Por regla general, con anterioridad al villazgo, existe ya una población que, en muchos casos, se la denomina puebla. "Los privilegios de los reyes -escriben Carmelo de Echegaray y Serapio Múgica- no servían para poblar, sino para acrecentar lo poblado. Venían a dar carácter solemne a lo que estaba ya creado por la necesidad o la conveniencia" [Villafranca de Guipúzcoa; Monografía Histórica]. En la fundación de algunas villas, hemos visto que el rey dona la iglesia o monasterio, con sus tierras, montes, pastos, etc. En Azkoitia, Azpeitia, Elgoibar, estos monasterios, Santa María de Balda, San Sebastián de Soreasu, San Bartolomé de Olaso, según algunos autores como Isasti y Gorosábel, habían pertenecido a los templarios y, al ser disuelta esta orden a primeros del s. XIV, pasaron a ser propiedad del rey, con todos los bienes que les pertenecían. En el caso de que esto fuera así, queda al descubierto uno de los orígenes, por lo menos de la propiedad realenga en Gipuzkoa. En otras villas, como San Sebastián y Zumaia, existía con anterioridad al villazgo, un monasterio que pertenecía al rey, con todas sus tierras, montes, seles, pastos, aguas, etc. Aquí parece que no se trata de propiedades de los templarios, sino de fundación real, hecha naturalmente por un rey de Navarra. La propiedad de realengo pudo, pues, provenir, según estas hipótesis, de las antiguas propiedades de la orden del Temple, hoy no bien conocidas, y de monasterios, en el sentido dado anteriormente, de fundación real. A esto cabe añadir las tierras que pudieron pertenecer a los reyes de Navarra, como señores naturales de la tierra, según las ideas jurídicas vigentes.