Villes

PERALTA

Villa que posee un trazado medieval. En lo alto se encuentran las ruinas de la vieja parroquia de San Juan Evangelista, de fábrica gótico-renacentista. Su mal estado hizo que fuese abandonada y hoy sólo queda en pie una gran torre barroca del s. XVIII, de ladrillo. El ajuar litúrgico de ésta, se trasladó a la nueva Parroquia de San Juan Evangelista situada en la calle Mayor y construida en estilo neoclásico entre 1826 y 1883 según planos de Angel Chávarri. Tres naves, con la mayor muy grande y amplia capilla mayor poligonal. Naves separadas por cuatro enormes columnas toscanas situadas en el centro sobre las que cabalgan unos entablamentos transversales que sirven de arranque a los arcos torales de la cúpula central con pechinas. Con ésta se relacionan cuatro bóvedas de medio cañón. Los cuadrantes extremos de las naves llevan otros medios cañones longitudinales. En la cabecera voltea un primer tramo de medio cañón casetonado seguido de un cuarto de esfera. Complejo sistema de cubiertas que resulta bien coordinado, con el aspecto neoclásico. A los pies, un coro que conserva una balaustrada barroca. La sacristía se sitúa junto a la cabecera y es contemporánea. Exterior de gran empaque y sobriedad. En la fachada principal un grandioso pórtico con dos columnas toscanas de orden gigante. Del lado del Evangelio, varios retablos barrocos del s. XVIII que como corresponde van muy decorados. En el tercer tramo de este lado, otro retablo del s. XVIII que es de un estilo de transición entre el barroco y el rococó. Un monumental retablo de lo mejor hecho en el s. XVIII en Navarra preside la cabecera. Realizado por José Ramírez y Diego de Camporredondo en 1772 que completa el retablo haciendo las dos alas laterales en el mismo estilo barroco tardío y clasicista que empleó Ramírez. Privan los valores arquitectónicos y los juegos de perspectiva que sirven como perfecto enmarque del barroco relieve central y de las movidas esculturas de José Ramírez que completan el retablo. Culmina la calle central encima del relieve del Martirio de San Juan ante Portam Latinam, una gloria con la Trinidad bajo dosel, con unos hermosos ángeles arrodillados encima del frontón. Esculturas de menos calidad completan el retablo. Del lado de la Epístola, retablos rococós de la segunda mitad del s. XVIII, destacándose en el tramo central el dedicado a la Virgen del Rosario hacia 1745. De gran empaque arquitectónico, cubierto de una delicada decoración que preludia el rococó. Se remata en gran ático curvo con columnas abalaustradas y una placa con venera. Centrándolo, una bonita talla sedante de la segunda mitad del s. XVI de la Virgen del Rosario, si bien ha sufrido transformaciones que la desmerecen. En el coro, una sillería del s. XVII. Una cajonería del s. XVIII, barroca aunque todavía de tradición manierista decora la sacristía. Encima de la cajonería y en esta dependencia, varias tallas interesantes. Entre las figuras de orfebrería, destaca un ostensorio en plata y bronce dorado, de la primera mitad del s. XVII de traza purista. Un relicario gótico de hacia 1500 en forma de brazo con añadidos del s. XIX. Terno blanco, de ceremonias, bordado por Manuel de Sarasa, hacia 1580. Los bordados de excelente dibujo y rico colorido, concebidos como pinturas con distintos planos, representan historias de San Juan Evangelista. Son de estilo manierista. En la Casa parroquial se conservan diversas obras de arte y procedentes de esta parroquia, un pequeño tríptico de marfil con la Virgen del Rosario entre donantes y una tabla con Cristo entre María y San Juan con paisaje de fondo del s. XVII. La Basílica de San Miguel, antiguo convento de capuchinos, adapta su traza al modelo conventual de la época con tres amplios tramos en la nave crucero y cabecera recta. Cubierta de medio cañón con lunetas y de media naranja elíptica en el tramo central del crucero. Exteriores sobrios y fachada reformada con puerta adintelada sobre un orden de columnas dóricas con cornisa de triglifos y frontón triangular. Un escudo manierista de la villa, aparece entre las columnas. En el muro frontal del brazo del crucero se coloca un retablo pequeño, rococó, de la segunda mitad del s. XVIII. Contrasta el dorado de la decoración con la coloración de imitación a mármoles en las columnas. Un retablo barroco de mediados del s. XVIII, en el prebisterio. Consta de un cuerpo dividido en tres calles por columnas lisas cuya policromía, imitando mármoles, debió de hacerse a fines del XVIII o en el XIX. Remata el retablo un triple ático entre floreros. La imaginería es barroca popular exceptuando la que centra, la Virgen Milagrosa. Del lado de la Epístola el retablo forma conjunto con su colateral. En frente se encuentra el de la Virgen del Pero, procedente de su ermita que data del s. XVIII. Relacionado con los talleres de Tudela posee un frontal muy decorado con follajes rizados entre los que aparecen angelillos. En el óvalo central, la talla de una Virgen del s. XVIII. La ermita de San Pedro es una obra de 1977 que sustituye a la antigua. En estado ruinoso aparece en la cima del pueblo, la ermita de Santa Lucía. Y aprovechada como vivienda está la antigua ermita de San Silvestre. Respecto al arte civil, a la entrada de la villa se encuentra el puente, de época medieval, con once ojos, unos apuntados y otros de medio punto en su parte central. El n.° 27 de la c/ Mayor ostenta un escudo rococó con mascarón inferior entre sirenas, niños tenantes y timbrado por yelmo. También en el n.° 30 hallamos un blasón rococó, con águila inferior, niños tenantes y yelmo. El n.° 34 señala un palacio barroco de ladrillo de tres cuerpos y doble ático. El segundo y tercer cuerpo presentan varios balcones de esquema recto, algunos con forja antigua. Los áticos llevan arquillos de medio punto, el inferior con óculos en los antepechos y el superior con las arquivoltas dobladas. En el interior se conserva una escalera de cuatro pisos con arcos de medio punto suspendidos, rematando la caja una cúpula gallonada de base octogonal, fechable en el s. XVIII. Los n.° 47 y 49 corresponden a otro palacio de ladrillo, articulado por tres cuerpos de vanos rebajados, que luce en la fachada un blasón de la segunda mitad del s. XVI dentro de rica láurea con cabezas de querubín en sus esquinas. La Casa Marichalar, en el n.° 42, es un inmueble barroco con gran fachada de ladrillo de tres cuerpos y ático de vanos rectos. En una plazoleta de la c/ Mayor se sitúa un gran edificio de ladrillo, de estilo barroco del s. XVIII, de tres cuerpos y ático. Se adosa a la fachada un blasón rococó con mascarón inferior entre sirenas, leones portantes y yelmo por timbre. Tiene una linterna de ladrillo que emerge de la fábrica del palacio y corresponde a una escalera interior de forma octogonal que se articula por pilastras pareadas en los ángulos. El n.° 19 de la c/ Verduras luce un blasón neoclásico con yelmo por timbre. El n.° 5 de la c/ Bajadero Segundo señala una casa barroca del s. XVII con gran fachada de dos cuerpos con vanos adintelados y doble ático con pequeñas ventanas bajo cornisa de tacos. Exhibe escudo rococó con mascarón inferior y yelmo por timbre. El n.° 67 de la c/ Irurzun conserva un blasón rococó de la segunda mitad del s. XVIII. La casa n.° 7 de la c/ General Mola es del s. XVII con dos cuerpos de ladrillo, abriéndose el segundo en balcones adintelados con remates geométricos. (C. M. N., M. de Olite).