Concept

Olentzero

San Sebastián recuperó la tradición de Olentzero pocos años después de terminar la guerra civil (1936-1939) adelantándose a otras localidades. Fue el año 1945 cuando el grupo de danzas vascas de la Schola Cantorum de Nuestra Señora del Coro organizó la primera salida, que terminó con problemas de orden público en las calles de la ciudad por la interpretación que la policía hizo de la fiesta al considerarla eminentemente nacionalista.

Por iniciativa, entre otros, de José Luis Urbieta, Joaquín Mendizábal, José Mari y Alejandro Arregui la salida de 1946 comenzó en el Kursaal como kalejira en el que se postulaba en pro del Pabellón Antituberculoso del Hospital de San Antonio Abad.

En el 47 fueron tres Olentzeros y en 1948 se conoce la salida de un Olentzero organizado por el grupo "Gau Txori", con sede en el entonces callejón de Arroca, que, decía la prensa local, "se reunirá con los Olentzeros organizados por otros grupos" entre los que estarían El Carmelo y los Luises del Antiguo. Goizaldi lo sacó desde 1959 hasta 1963.

Los grupos de danzas vascas y los colectivos de Acción Católica ubicados en las distintas Juventudes Parroquiales fueron los pioneros en la iniciativa, no sin tener algunos encuentros con la Iglesia Católica que, acostumbrada a sacar Jaiotzas el 24 de diciembre, veía en Olenztero una intromisión de origen pagano.

El problema quedó resuelto al repartirse las jornadas navideñas: el día 24 para la representación del Belén y el 31 para Olentzero.

Poco más tarde las Jaiotzas de la Asociación Belenista, los concursos de villancicos del Frente de Juventudes y los distintos Olentzeros llegaron a convivir con normalidad durante el periodo navideño hasta llegar a fundirse cuando en 1958 se inauguró el Belén de la plaza de Guipúzcoa, al que acudió Olentzero y en el que llegaría a estar representado en un diorama.

En San Sebastián, en la década de los noventa, Olentzero abandonó su primitiva imagen de personaje llevado en andas y en kalejira, para convertirse en protagonista de amplia y ordenada cabalgata que lo elevaría a lo alto de una carroza, perdiendo su carácter tradicional en busca, sin duda, de una igualdad con los Reyes Magos.

Javier Sada Anguera