Écrivains

Mitxelena, Salbatore

Iñurritza, Abendats. Poeta franciscano, nacido en Zarautz (Gipuzkoa) el 18 de enero de 1919.

Hace sus primeros estudios en Arantzazu, Forua y Zarautz. Prestó los primeros votos en 1936 y fue consagrado sacerdote en 1943 tras una estancia, durante la guerra, en Olite.

Fue bertsolari y después poeta y prosista euskérico. Colaboró con sus poesías en la revista Egan y experimentó el drama de no poder publicar, debido a la situación política, su obra conforme la iba produciendo. En 1949 publica su gran poema Arantzazu. Euskal sinismenaren poema (Ed. Aránzazu, 248 pp. y 15 melodías populares). Dos años después, Ama-Semeak Arantzazuko Kondairan (Ed. Aránzazu, en prosa guipuzcoana, 264 pp.). En 1952 es nombrado académico correspondiente de Euskaltzaindia, que comenzaba a dar sus primeros pasos tras la guerra. En 1954 publica Ogei Kanta Arantzazu'ko.

Marcha a América a misionar harto de la connivencia entre la Iglesia y el poder franquista. Recorrió gran parte de Sudamérica. Desde allí colaboró en Euzko Gogoa, con el seudónimo Abendats. Publica Arraun ta Amets. Ed. Itxaropena, Zarautz, Col. "Kulista Sorta", n.° 7-8 poesías (1955). Tres años después aparece Unamuno ta Abendats. Bilbotar filosofuaren eta Euskal-Animaren jokerei antzemate batzuk. Bayona, 178 pp. (Ensayo). Gana el premio de 100 dólares organizado por la revista Euzko Gogoa, de Guatemala. Vuelve de América y marcha a Suiza como capellán de emigrantes. Muere en 1965, en Chaux-de-Fonds (Suiza).

Mitxelena es un hombre-bisagra de la cultura vasca acosado por la época conflictiva que le toca vivir. Anasagasti, que le conoció de cerca, lo describe como un hombre "Menudo, de conversación apasionada, de ingenio rápido y chispeante, amigo de la polémica para la que le brotaban argumentos y defensas (...) poseía madera de poeta, de rapsoda, de fogoso predicador, de sesudo escritor, de ensayista". Su poema Arantzazu es una obra ambiciosa para una época en la que el euskara se halla proscrito aún por los vencedores de la guerra.

"La historia y la leyenda, la fantasía y las consejas populares, el drama y la épica, el romanticismo y el símbolo, la lírica y la dialéctica se abrazan fraternalmente en estos versos, a través de los cuales Aránzazu es el símbolo de las vicisitudes del País Vasco, tanto en los vaivenes de su piedad cuanto en los heroísmos de sus aguerridas huestes o en las pasiones de sus conquistadores ultramarinos. Dudo que la poemática vasca haya ofrecido un conjunto de tan soberbia construcción estructural y de tan sensible versificación como la obra de Mitxelena, a la que se semejan dentro de sus básicas diferenciaciones- Euskaldunak, de Orixe, y Elorri, de Gandiaga".

P. A., "Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País", 1966, p. 115.

La utilización del género ensayístico es también temprana en Mitxelena y el enfoque de la obra de Unamuno, enfoque abierto y afectuoso, resulta también insólito, en un sacerdote vasco de la inmediata postguerra. Véase, como muestra, este párrafo en el que Abendats trata de etnificar el sentimiento trágico de la vida unamuniano (traducción de I. Goikoetxea "Gaztelu"):

"Algún lector objetante (y en esto también tiene que haber objetantes) puede argüirme que estos sentimientos de Unamuno son de Unamuno mismo y no del pueblo vasco. No creo que esta objeción pueda mantenerse en pie por mucho tiempo, con lo que lleva declarado y con lo que declara después el mismo Unamuno. Así es, maestro don Miguel. Efectivamente, así es. Es nuestro pueblo vasco, es tu Vizcaya, la que viene sintiendo como ningún otro pueblo ese sentimiento trágico y quien te hizo sentirlo. "Porque todo cuanto eres y vales se lo debes a tu raza" (II, 116), como en buena hora nos lo revelaste. Sí, tu vieja Euskalerria lo siente y grita, tan amargamente como tú, esa tu congoja y pasión, en todas sus tendencias.

¿Qué otra cosa, en efecto, sino esa congoja y esa pasión ha sentido el Pueblo Vasco en el último siglo y en la mitad de éste? No creo, lector, que el Pueblo Vasco se me incomode si pregunto ya (demasiado pronto) si este bilbaíno, en cuando ha hecho oír en el mundo entero ese su anhelo de inmortalidad, si no será el máximo exponente de la conciencia vasca, el vocero del Alma de nuestro Pueblo, el espejo de nuestro anhelo más entrañable, y por lo tanto nuestro gran poeta, aunque -lamentablemente- se exprese en castellano.

¿Si el meollo de la filosofía de este poeta- pensador, en su desesperación y santa voluntad afanosa, no será la esencia de la filosofía vasca? ¿si no será la voz y el clamor del anhelo vasco del pasado y del presente, su firme y constante clamor hacia Dios? Y una vez planteadas estas preguntas, imposible olvidar el fundamento positivo de lo que creyó y escribió el mismo maestro: "si algo significo es porque mi raza ha llegado en mí a conciencia de sí misma" (II, 17). ¿Estaría tan engañado? (...). La verdad de Unamuno, su filosofía, es la que mana de su personalidad. Así nos lo ha declarado poco antes. Es la pasión y la defensa de sí mismo (¿de sí mismo o de su sentimiento y voluntad?). Pero al defenderse a sí mismo, a sabiendas o no, defiende al Pueblo Vasco. Más a sabiendas sin duda, que lo contrario. Pues, según opinaba, hoy el Pueblo Vasco es lo más español de España. Y al mismo tiempo, tiene dicho esto que nunca debemos olvidar: "Cuanto soy y valgo soy vasco y lo debo a mi raza" (II, 116). Creo que, más que por ningún otro lado, debiéramos mirarle por éste a este mensajero de nuestra voluntad de vivir. Y lo que Unamuno decía por el de Loyola entenderlo por el mismo Unamuno, diferencias aparte: ¿no llega en él a su cima el pensamiento vasco? ¿no debemos apropiárnoslo? ¿No es nuestro héroe? ¿Muchísimo más nuestro que de los españoles? Vengo, pues, con el propósito de responder algo a las alternativas de estas preguntas, en busca de la étnica del poeta-filósofo. Su étnica ciertamente; y no, naturalmente, su ética que algún otro nos convendría estudiase. Y he aquí ya, temeroso lector, la regla para aprender a gustar la étnica Del sentimiento trágico de la vida, regla de oro para los vasquistas, según creo, y que nadie ha propuesto con más acierto, pero también verdaderamente sensible como halagador para los corazones vascos, y, al mismo tiempo, la que te haría adivinar las raíces vascas del vocero de nuestra "conciencia": cada vez que Unamuno dice: "yo y yo", lee tú: "nosotros y nosotros", según tienes derechos; o también escucha al Pueblo Vasco proclamar: "Yo y Yo". Porque quienquiera comprender el misterio de la esencia vasca del bilbaíno estaría en su derecho al acercarse a sus libros con esta fe, para poderlos interpretar la creencia de que es la agonía del Pueblo Vasco mismo la de Unamuno, y la Verdad de aquél, y su Anhelo, y su Locura, y su Hambre de Inmortalidad. Y también, las más de las veces o casi siempre, que la España de Unamuno es el Pueblo Vasco mismo, rebasándola e incitándola, hasta casi olvidarse del todo de su condición de vasco y de su nombre".

En 1977 aparece, preparada por Karmelo Iturria y José A. Gandarias, la edición de sus obras completas Idazlan guztiak precedida de comentarios bio-bibliográficos de José A. Gandarias, Joxe Azurmendi y Eugenio Aguirretxe (Oñate, 466 pp.). Juicio de Joxe Azurmendi:

La aparición de Unamuno y Abendats tiene mucha importancia en la historia de la literatura vasca por la preponderancia que conlleva el tema que actualmente se impone: "en ese tener que expresar las ideas, prevalece el fondo sobre la forma, la necesidad de explicar sobre la pureza idiomática, la calidad de lo humano sobre el folklorismo" (Txillardegi), pero también, de gran importancia, por las enseñanzas que recibimos del ensayo de Mitxelena, en cuanto a la forma. En este ensayo, si Salbatore restituye dialecticamente a Unamuno su propia filosofía, es porque ha ido cambiando, capítulo a capítulo, las formas y los recursos; se expresará poéticamente; en forma de conversación; a la manera de Platón; mediante razonamientos y citas; bromeando o en serio... Hay mucha labor en cuanto a la forma, aun y cuando la obra parezca un tanto enredada. Mitxelena ha buscado la abundancia de formas. Uno se da cuenta de que también ha aprendido de Orixe y de otros. Mitxelena, el escritor, se ha enriquecido mucho. "Unamuno y Abendats" no está claro en cuanto a la forma. Mitxelena se da cuenta de ello. "¿Trata este ensayo de filosofía? ¿O se trata de un estudio, de un análisis? ¿O es simplemente un desahogo? ¿O quizás sea otro poema?, ¿poesía y prosa?, ¿si es poesía no es prosa? Estimado amigo: ¿Y por qué no, en su sutileza, en su pequeñez, un poco de todo esto a la vez? Comienza con un monólogo y continúa encarrilándose en un diálogo, terminando en algo parecido al teatro; ¿Y por qué no? ¿Por que no un poco de todo esto?

La filosofía y la poesía son hermanas gemelas, si no una misma cosa -sentenció Unamuno. Mitxelena no era historiador. Pero -ya fuere siguiendo o no el camino de Zaloña, otro fraile de Arántzazu-, con la obra "Ama semeak" se nos muestra como un precursor de escribir la historia en euskara. Este, sigue siendo un terreno que la literatura vasca todavía tiene por ganar. Sin embargo, Mitxelena es sobre todo un poeta, "un poeta surgido de una gran crisis de la que desea emerger y no puede. Una crisis que tiene lugar en la frontera de la ruptura, en la postguerra, y cuando los fundamentos de la poesía simbolista vasca no estaban aún enraizados... Mitxelena no se dedicó demasiado a renovar la forma, sin embargo, a su manera y sin pretenderlo, fue un renovador" (San Martín). Este poeta lírico y romántico, discípulo épico del romance, se nos presenta, al estar tan ligado a los acontecimientos, como un gran realista: "realista, persiguiendo un ideal con un corazón dolorido por un realismo crudo y áspero". Salbatore da comienzo a una nueva era. (...). Tal y como San Martín nos dice, y con mucha razón, Mitxelena es "un poeta surgido de una gran crisis de la que desea emerger y no puede. Una crisis que tiene lugar en la frontera de la ruptura, en la postguerra, y cuando los fundamentos de la poesía simbolista vasca todavía no estaban enraizados. Mitxelena es probablemente el autor más idóneo para apreciar los problemas que traía consigo la ruptura, y ello, debido a que no había roto del todo con el pasado, al contrario, se sentía completamente ligado a él, y porque, al mismo tiempo, es un autor innovador. En Mitxelena encontramos al autor de la frontera misma. Ni del todo de antes de la guerra, ni del todo de después; ni completamente A, ni completamente B. Por ello, y por decirlo de alguna manera, tanto Orixe como Villasante tratarán de llevárselo a su terreno".