Écrivains

Mirande Aypharsorho, Jon

En la Antología del P. Onaindía se le da muy poca cabida: dos líneas biográficas y la reproducción de Igelak (11 versos) y París-Beuret (6 estrofas).

Koldo Mitxelena, en su apretada y concisa Historia de la Literatura Vasca, a pesar de esas circunstancias se ocupa con inusitada extensión aplicándole un juicio que merece la pena reproducir:

"Mirande, traductor de Poe y Kafka, ha dado ya, a pesar de su juventud, abundantes pruebas de su inquietud y de su falta de respeto para con los convencionalismos, al tiempo que se ha acreditado como poeta de gusto seguro y cultivado y como versificador de consumada habilidad". [p. 160].

Arrúe coincide en cierto modo con las apreciaciones de Mitxelena cuando lo enjuicia muy por alto con citas, además, de trozos que valoran sus palabras. Se fija principalmente en Igelak (igual que Onaindía), en Jauregi otzean en la que ve cierta influencia de Bertrand de Born y de los viejos trovadores franceses, y en Zergatik que transcribe como prueba de su extraordinaria capacidad de expresión y belleza de forma.

Después de comentarlas y traducirlas al español para conocimiento de los extraños, señala como entre sus mejores poesías, Otso (Lobo), Paranoia , Undina , Oroituz (Recordando), Eresi (Elegía) y Neskatxak (Las Vírgenes). Arrúe precisa algunos juicios de indudable interés sobre Mirande y su obra:

"De toda suerte, la obra poética de Jean Mirande -espíritu verdaderamente selecto es, por su auténtica calidad literaria, una de las más valiosas de las letras vascas euskéricas en los últimos años (p. 189). Juan Mirande tiene indudablemente algo de lo que hoy se llama un inadaptado, y también sus aficiones, que parecen distribuirse entre la lingüística, las novelas y películas policíacas y terroríficas y el whisky, y con relación concretamente a la poética.

Mirande es ante todo enemigo de la poesía y en general de la literatura llamada en nuestros días "comprometida". Aún recientemente nos escribía diciendo que el poeta no debe ser en modo alguno un "engagé". Por lo demás, entiende que el poeta debe huir tanto de la predicación como de lo social, y procurar el cultivo de la poesía estrictamente pura. De acuerdo con este ideario poético tiene Mirande algunas composiciones, sobre todo de su primera época, modelos de poesía pura. Con todo, lo que en las poesías más características de Mirande campea es, aparte su sed de cosas extrañas, un cierto aire entre panteísta y pagano, que ofrece además en ocasiones algunos toques de ironía y aun de humor negro".

Ya en 1976 Xabier Lete sintetiza el sentir de parte importante de las nuevas generaciones hacia la persona y obra de Mirande:

"La poesía de Yon Mirande (poeta xuberotarra fallecido en París a finales de 1972) y sus planteamientos iconoclásicos de la literatura como ejercicio del pensamiento en libertad, y como revulsivo de la "buena conciencia" del lector, fueron, en una época de transición de los años de posguerra a la década de los sesenta, fundamentales para la configuración de una nueva conciencia literaria en los escritores vascos.

Mirande, dedicado en la revista Igela a la crítica literaria y estética, y a la sátira social, fue, como hombre marginado e intemperante habitual en los terrenos religioso, moral y político, un caso significativo de la crisis latente en el seno de cierta intelectualidad literaria vasca. (...). La obra literaria de Mirande, aunque no muy extensa, es de una calidad fuera de lo habitual en las letras vascas. Situado entre el realismo mágico-fantástico de Poe, el fino humor de cierta literatura inglesa, y la exquisitez formal unida a un talante marginal-transgresor de un Baudelaire, Mirande es uno de los escritores vascos que con mayor convicción artística y empeño perfeccionista hayan jamás escrito, jugándose, literalmente, la vida en el empeño".