Lexique

LITURGIA

La renovación litúrgica del Vaticano, II. En el País Vasco no puede hablarse de un Movimiento Litúrgico, como en Bélgica, Francia o Alemania, que a través de influyentes monasterios como Solesmes, María-Laach o Mont-César gestaron en gran parte la reforma litúrgica del Vaticano II, desde los comienzos de nuestro siglo. De todos modos, se pueden advertir a ambos lados de los Pirineos algunos signos indicadores de la reforma que estaba por llegar. En torno a los años de la I.ª Guerra Mundial se registra una especie de impulso nuevo en la pastoral en lengua vasca. Aparecen una serie de revistas como Jainkozale (1912) o Zeruko Argia (1919), que prestan un lugar relevante al canto popular religioso. Varios sacerdotes o religiosos recorren los pueblos para recoger melodías y textos tradicionales, que luego son publicados; estos cantos son utilizados en muchas parroquias del País Vasco. El año 1925, con el título de Argia, se edita en Amorebieta la primera colección importante de cantos religiosos tradicionales. Más tarde se editará el Eliz-Abesti-sorta de Vicente Arámburu (1947). El 29 de abril de ese mismo año 1947, don Gabriel Lerchundi, monje de Belloc, ofrecía en su propio monasterio una conferencia con este significativo título «Plaidoyer pour une Liturgie bilingue basco-latine á l'usage des paroisses». un alegato realmente audaz en las coordenadas político-eclesiásticas de aquellos años, y cuyo contenido esencial fue publicado años más tarde por P. Arradoy (seudónimo de Pierre Narbaitz) en la revista «Gure Herria». Gabriel Lerchundi plantea la cuestión de la «lengua» como condición primordial de la renovación litúrgica en las parroquias vascas; pone en entredicho los argumentos pseudo-dogmáticos utilizados a favor del latín y propone una liturgia bilingüe únicamente utilizable en las parroquias; añade D. Lerchundi que no debía existir más que un solo texto oficial litúrgico para todas las iglesias del País Vasco, establecido por una Comisión Interdiocesana formada por teólogos, escritores y músicos vascos. A título de demostración, la asistencia podía escuchar unos ejemplos de liturgia adaptada al euskara, con textos de Iratzeder y música del propio Lerchundi. En 1949 se edita el Urte guziko Meza- Bezperak de Orixe, traducción de los textos latinos a un euskera de alta calidad literaria. El año 1954 aparece en Belloc la revista Othoizlari y ese mismo año se publica, también en Belloc, Pasionea: una representación litúrgica de la Pasión, que recorrerá todo el País Vasco. Tras la aparición de la encíclica Musicae Sacrae disciplina de Pío XII en 1958, el seminario de San Sebastián organiza una semana de conferencias y una exposición litúrgica, al mismo tiempo que edita un cuaderno con cantos en euskera y castellano, que tendrá notable difusión. En 1963, en las ediciones Ezkila de Belloc se edita el Salmoak de Iratzeder y Lerchundi: contiene la traducción de los 150 salmos con tonos y antífonas; este libro tendrá un influjo considerable en la renovación litúrgica de todo el País Vasco. En 1964, con el concilio en pleno desarrollo, surge en Lazkano Jaunaren Deia, revista de pastoral litúrgica que ejercerá una notable influencia en la renovación de la liturgia vasca. La constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia (4-XII-1963), es el primer fruto tangible del Vaticano II. En el número 36 de este documento se enuncia, tras 16 siglos de reinado de la lengua latina, la oportunidad pastoral de la lengua del pueblo en la liturgia. La timidez del texto, fruto de un compromiso entre tendencias contrapuestas. será ampliamente superada por la misma dinámica interna del concilio. A los pocos meses, el obispo de San Sebastián don Lorenzo Bereciartúa encarga a don Manuel Lekuona que reúna un equipo de traductores entre los miembros del clero diocesano. Un poco antes, en el monasterio de Belloc, se había acometido la misma empresa, por lo que en un principio tenemos dos focos o equipos de trabajo: uno en Bayona, el otro en San Sebastián. Las dificultades de este trabajo de traducción son ingentes: proceden en primer lugar del texto original latino, pero además y sobre todo de la situación de la propia lengua vasca todavía no normalizada, en su múltiple fragmentación dialectal tanto en Euskadi norte, como en el sur. En 1967, los cuatro obispos del País Vasco (Bayona, San Sebastián, Bilbao y Pamplona; Vitoria no participa oficialmente en esta empresa) reciben de Roma la orden de enviar un texto único. Bajo el impulso del P. Bugnini, y siendo arzobispo de Pamplona el cardenal Tabera, se crea oficialmente en 1969 la comisión única de traductores del País Vasco, que se reúne normalmente en el seminario de San Sebastián, bajo la dirección de don Manuel Lekuona. En setiembre de ese mismo año 1969, la comisión interdiocesana se reúne en Estíbaliz para la traducción del nuevo Ordo Missae, para conseguir un texto unificado del Gure Aita, y poner en euskera los nuevos rituales del bautismo y matrimonio. Participan en este trabajo: Lekuona, Zugasti, Gaztañaga, Aranalde y Basurko de San Sebastián; Kerexeta y Zárate de Bilbao; Andiazabal y Charriton de Bayona; Sarobe, Goikoetxea y Plaza de Pamplona y por fin Baztarrika y Apaolaza del propio monasterio de Estíbaliz. Para seguir el «iter» de este trabajo de traducción litúrgica al euskera son de señalar: Liturji-euskeralpenen kondaira de Jesús Gaztañaga (1977). L'exemple de la liturgie en basque de J. M. Lachaga (1979) con gran documentación pero con múltiples imprecisiones, y sobre todo las declaraciones del propio Manuel Lekuona, Euskeraren batasuna liturjian (Jaunaren Dein 1967) y Euskerazko Liturjia, Itzaldi (Jaunaren Deia, 1970). En este último trabajo explicita don Manuel los criterios asumidos en orden al euskera batua y su aplicación, según niveles distintos de interés pastoral, a las distintas partes de la liturgia. Entre las publicaciones litúrgicas en euskera podemos anotar: Meza Santua: ordinario de la Misa bilingüe, edición de bolsillo (1969); Bataioa (1970); Ezkontzako sakramentua (1971 ): Sendotza (1973): Illetak (1974); Penitenriako sakramentua (1975): Orduen liturgia (1977); Gaixoen oliadura (1977), Irakurgaiak, leccionario completo en un solo tomo de 1.068 páginas (1978), Jaunaren Nekaldia (1978); Eukaristi otoitzak aurren mezetarako (1980) y Meza-liburua (1984). El canto y la música, dimensión fundamental de la celebración litúrgica en general, a la que es particularmente sensible el pueblo vasco, ha sido tenido muy en cuenta en este esfuerzo de renovación litúrgica posconciliar. En este trabajo, casi anónimo, han contribuido con notable acierto la mayor parte de los compositores vascos. Bajo la dirección de la comisión interdiocesana se han publicado en este área: Gora Jainkoa!, (1972), Illeta Kantak (1974), Gora Jainkoa! 2, para la celebración de la eucaristía dominical (1979). Orduen Liturgiako doiñuak (1980), Gora Jainkoa! 3, conjunto de 32 cantos para pueblo y coro (1984) y Mezaren eguneroko doiñuak (1984). Este ingente esfuerzo de traducción literaria y de creación musical, debe ser reconocido como un acontecimiento de primera importancia no sólo en el plano religioso, sino también en el plano de la cultura vasca como tal. Cara al futuro, nos es lícito pensar que esta frase de renovación litúrgica, caracterizada fundamentalmente por traducciones de originales latinos, dará paso a un estadio ulterior de creatividad propiamente dicha a partir de cada lengua y cultura particular: en nuestro caso, desde la lengua y la cultura vascas.