Peintres

Lecuona Nazabal, Nicolás de

Artista vanguardista, pintor, dibujante y fotógrafo guipuzcoano nacido en Ordizia el 19 de diciembre de 1913. Fallece le 11 de junio de 1937.

Era el mayor de los siete hijos del veterinario de la villa que muere cuando el artista tiene 17 años. Al acabar los estudios primarios pasó a la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián iniciándose en diseño industrial. Recibe clases de José Lagarde y José Camps. Para 1932, con 19 años, cuenta con una importante producción que exhibe en su localidad natal con el título de "Pintura industrial". También expone en el certamen Pintura Vasca con que se inaugura el Museo de San Telmo (una sección) de San Sebastián, junto con artistas de la talla de Zuloaga, Salaberria y Olasagasti. Sus temas se plasman en la publicidad, el anuncio, el pasquín y en la fotografía.

Ese mismo año marcha a Madrid donde efectuará estudios de aparejador entre 1932 y 1935. Toma conocimiento con los medios artísticos madrileños -café Pombo- y con las gentes de Eusko Ikasle Batza. Sus primeros óleos los da a conocer bajo el nombre de Luis Echeverría en el Certamen de Artistas Noveles de Guipúzcoa de 1933 obteniendo el segundo premio. Por esas fechas son sus mejores amigos Jorge Oteiza, el pintor José Sarriegui, Pedro Mozos, Joaquín Gurruchaga, Narkis Balenciaga; su arte se tiñe de poesía surrealista, en especial sus colleges y fotomontajes. En setiembre de 1934 expone de nuevo, en los salones del Gran Kursaal de San Sebastián, junto con Oteiza y Balenciaga: 11 pinturas, 5 dibujos, 18 fotos y 1 fotomontaje. Pese a constituir un grupo vasco emparentado al nacionalismo, sus componentes y, en especial Lecuona -que firma habitualmente con k-, huyen del etnicismo habitual del arte nacionalista. Durante estos años reúne un curioso "Museo imaginario" de fotografías donde puede encontrarse todo lo que interesa a su sensibilidad de artista experimental y moderno: objetos usuales, pintura moderna y clásica, arte africano y japonés. También proyectó hacer cine, conociéndose su Guión para cosas solas.

Finalizada la carrera regresó a Ordizia y trabajó con el arquitecto Florentino Mocoroa. Firmó varios proyectos de viviendas caracterizadas por su estilo racionalista seguidor de Le Corbusier. Sus relaciones vascas se amplían y fortalecen: por un lado el arquitecto Aizpurua, por otro el poeta Lauaxeta que le dedica su Arratz Beheran. Su producción crece y madura en estos años, adquiriendo una gravedad trascendente que culmina en su fotomontaje-autorretrato de mayo de 1936, primer presagio de su temprana muerte, al que sigue el de febrero de 1937, cuatro meses antes de su fallecimiento. La guerra que se olfatea en el ambiente europeo penetra en sus composiciones y, al final, en su propia vida. Movilizado por los nacionales a la caída de Gipuzkoa, un bombardeo del propio bando acabó con él el 11 de junio en la zona de Fruiz (Bizkaia).

A partir de este momento el silencio se abatirá, durante más de 40 años, sobre este magnífico artista al que sólo se conocerá de referencia hasta 1979. Este año su familia conseguirá hacerlo redescubrir mediante exposiciones-homenaje en San Sebastián, Bergara, Bilbao y Pamplona. Adelina Moya, profesora de la Uned, ordena y cataloga su obra fotográfica, pictórica y dibujos, que serán reproducidos, con sus comentarios, en dos bonitos volúmenes, entre 1982 y 1983. Entresacamos por su interés las siguientes observaciones:

El clasicismo en Lekuona.

"En la obra de Lekuona encontramos un cierto componente clasicista que subyace en ella sin renunciar a la ironía, ni convertir en historicismo la realización. La referencia al pasado enriquece sus planteamientos sin suponer una limitación, ni tampoco un retroceso en la dirección emprendida. Se trata de un juego experimental, de un diálogo con el arte del pasado desde el presente. Esto sugiere tanto la obra que comentamos, como el texto escrito en su cuaderno de apuntes".

El tacto sutil.

"Un tema muy presente en Lekuona, es el de los "tactos sutiles", principio de vida que aparece entremezclado con esta faceta clasicista. El tema de los tactos sutiles, de las manos cuyos dedos se tocan apenas, parece provenir también de una reformulación del fragmento de "La Creación de Adán" donde el dedo índice del Padre apenas toca el dedo índice del Hijo, infundiéndole vida. Lekuona ha colocado del mismo modo el dedo índice de una muchacha y la pata de un caballo, la mano de una nadadora que se lanza hacia las nubes, en un fotomontaje. Ha modificado el número dos y presenta tres manos, cuyos dedos se tocan, y ha dejado un críptico escrito donde define los "tactos sutiles" como "vida y equilibrio"."

La búsqueda de los orígenes: parentesco con Oteiza.

"Y esta búsqueda de orígenes, esta exploración del misterio permanece como una pregunta abierta en la obra de Lekuona, transmitiéndonos esa unidad que se percibe desde la diversidad de procedimientos cambiantes, en el modo de representación de las imágenes. Así en la pintura, donde experimenta con técnicas mixtas, raspados, tierras e incisiones, manchas y soportes descubiertos, como en la fotografía o el fotomontaje. Porque la exploración del universo físico pasa por la experimentación con el medio, por la reconsideración de lo que da de sí el medio físico en que se expresa, sea materia coloreada o dibujo de la luz a través del obturador. Desde esa actitud abierta, puede intentar extirpar el color, prescindir del pincel y aplicar el color con la mano o con espátula, a veces, del mismo modo que prescinde de la cámara en sus fotocalquídeas o en sus fotomontajes-collages. Habría que precisar que esta búsqueda de identidad incide (al menos en la época de sus relaciones con Oteiza) en la aproximación a los orígenes del hombre vasco, motivada por el intento de ofrecer una visión alternativa a otros planteamientos más localistas de "renacimiento vasco". Para entender lo que Oteiza ha supuesto como protagonista de la búsqueda de identidad entre los artistas de los años 50-60, y la incidencia del Quousque Tandem a niveles más amplios que el estrictamente artístico, debe plantearse el punto de partida en este período anterior, de la República, y analizarse desde ese fenómeno de la utopía del hombre nuevo propio de la cultura contemporánea. Tal vez desde esta perspectiva entenderemos mejor las semejanzas que unen ciertas imágenes de Lekuona y Oteiza, las de ambos con otros artistas europeos, así como el nivel de su aceptación en capas amplias del público".

La distorsión del dibujo.

"En los dibujos también adscritos a una estética surreal, o sobrerreal, pero desde la óptica realista, aparecen efectos extrañadores, como las distorsiones que aumentan de un modo significativo, precisamente, la mano de la pianista de cabaret; dibujos que sugieren una elaboración rapidísima, espontánea; o como ese cepillo de dientes en la mano del hombrecillo que vive en la casa n.° 7, al que miramos desde el espacio prolongado del sueño, con una evidente sensación de agobio. Son dibujos semejantes a alucinaciones, en que los excesivos retoques podrían asesinar lo que tiene de poético".

El dibujo publicitario.

"Por otra parte, la serie de dibujos orientados a la ilustración de textos, de revistas o periódicos, nos sitúan ante la diversidad de opciones y salidas profesionales; encontramos en ellos un componente humorístico, una realización desenfadada y desprejuiciada. No producen agobio ni torpedean la creatividad como en otros casos de artistas abrumados por el peso del encargo".

La fotografía.

"Su obra fotográfica estuvo muy ligada en estos años a sus exploraciones del espacio pictórico, muy influida por el cine. Busca continuamente puntos de visión raros y diferentes, en tomas altas o bajas semejantes a las imágenes cinematográficas, desplaza el ángulo visual mediante encuadres diagonales que producen la sensación de imágenes en tensión, acerca mucho la cámara al primer plano buscando efectos de distorsión".

El Photomuseum de Zarautz (Gipuzkoa) realizó en el mes de agosto de 1994 una muestra presentando una selección de fotografías directas, sin manipulación, provenientes de la familia del artista con cuatro apartados temáticos: autorretratos o autofotografías, niños, ensayos y amigos. Dos años más tarde se realizó otra exposición presentando 18 "fotocollages".

La cinematografía.

Su Guión para cosas solas nos dan una idea de los derroteros que hubiera emprendido Lekuona de haber sobrevivido a la guerra: "...Penumbra, todos duermen de pie; en un amanecer rápido, se hace la luz intensa, suena una campana, se despierta uno y sálese del lugar hacia un campo solo, buscará el desayuno suyo (que ha de ser un tacto sutil), llégase a un sitio del campo como este (dibujo) y en levantando la mano en alto (como una figura de El Greco) pásase de largo y así se repite de varias formas con otras más". "Pronto se llega a un bosque de palos solos y lo cruza, hay muchos hombres solos que lo atraviesan, cruzándose; hasta llegar a un obstáculo barroco, después muchos tactos sutiles pero todo lo mancharán. También habrá una mascarilla viva que cante y masas de pan en las esquinas". Tras estas observaciones se comprende que, en la actualidad, se considere a Lekuona, al igual que a Juan de Larrea, como el máximo exponente del surrealismo vasco.