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La escolarización en Gipuzkoa: siglos XIX y XX

La tasa de analfabetismo tan alta registrada a comienzos del siglo XX fue un detonador para que el Estado español tomase medidas educativas para paliar la situación; entre otras, la creación de un Ministerio de Instrucción Pública que desarrolló una legislación que aumentaba los años de escolaridad, de 6 a 12 años, cuando en la ley Moyano era de 6 a 9. Además, se realizó una serie de reformas en el curriculum que favoreció la inclusión de nuevas asignaturas. Gipuzkoa, por su parte, debido al proceso de industrialización y modernización ya se había encaminado en el mismo sentido. En el censo escolar 1903, uno de los más completos, ya se consigna una situación favorable, pues Gipuzkoa tiene 208 escuelas públicas de maestros (23 en San Sebastián) y 130 de maestras (14 en San Sebastián). No obstante, a este número de escuelas en las capitales se le tiene que sumar 43 escuelas privadas, 12 de ellas regidas por órdenes y congregaciones religiosas. En cualquier caso, el número de escuelas existentes superaba lo reglamentado por la ley Moyano, gracias a las escuelas privadas. Esta situación irá mejorando con el paso de los años, de manera que en los años treinta del siglo XX, Gipuzkoa presenta un superávit de escuelas. El perfil de estas escuelas era el siguiente: bajo porcentaje de escuelas públicas, que a partir de 1910 pasaron a denominarse nacionales y que representaba alrededor de un 40% del cómputo total de escuelas y el 60% de las escuelas restantes eran escuelas privadas en un 30-35% y escuelas municipales entre un 25-30%. Este perfil también corresponde a Bizkaia, mientras que Alava y Navarra es justo a la inversa. La asistencia a las escuelas era superior (77%) al resto de las provincias vascas y a la media española (66%).

Este alto porcentaje de escuelas privadas, la mayoría de ellas regidas por órdenes y congregaciones religiosas, es el dato más relevante a lo largo de todo el siglo XX, pues va a representar casi un 50% del total, seguida de Girona con casi un 40%. Estas dos provincias fronterizas se vieron beneficiadas por la expulsión de Francia en 1904 de estos institutos religiosos dedicados a la enseñanza. La congregación que creó mayor número de centros educativos a lo largo del siglo XX, fue la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, comúnmente conocidos como La Salle, que en el corto periodo de 10 años, entre 1904 y 1914, instalaron 9 escuelas en Gipuzkoa (Beasain 1909, Zumarraga 1914, Azkoitia 1904, San Sebastián 1905 y 1906, Irun 1906, Zarautz 1904, Eibar 1905 y Elgoibar 1905), además del noviciado de Irun. Muchas de ellas fueron escuelas gratuitas, aunque las de Zarautz, Eibar y Elgoibar, que eran de pago, cerrarían en 1914. El número tanto de alumnos, como de religiosos dedicados a la enseñanza fue importante, siendo de resaltar el Colegio San Bernardo de San Sebastián que recogía a 42 Hermanos franceses. Durante el franquismo se fueron creando otro conjunto de escuelas por toda la provincia, siendo de resaltar el Colegio de La Salle en Loyola (Donostia) que fue un centro de referencia para todo el territorio. A partir de la Ley General de Educación de 1970 cerraron unos cuantos centros, pero a partir de la década de los ochenta hasta la actualidad se ha consolidado en un conjunto de centros que ofrecen todos los niveles educativos, aunque alguno de ellos tiene una larga proyección en la formación profesional, siendo socialmente muy requeridos por la buena preparación que ofrecían.

La importancia de los Jesuitas, con su tradicional santuario de Loyola, no sólo era lugar de peregrinación, sino también de expansión de la orden, cuya influencia se registra en tantos aspectos del país. Un momento de crisis sería la expulsión de la Orden a raíz del Sexenio revolucionario de 1869, debido a las relaciones más o menos estrechas con el carlismo, y que habrían cristalizado en las ofertas por parte de los carlistas a la Compañía para dirigir los centros de más prestigio del país, -el Seminario de Bergara y la Universidad de Oñati, así como el tradicional Colegio de Orduña-, crisis que sería superada en la Restauración. Con la llegada de la II República, nuevamente se procedió a su expulsión. Durante el franquismo, sin embargo, volvieron a recuperar su presencia y se asentaron también en la formación profesional, sobre todo en Donostia, con la escuela profesional de San José Obrero y el Colegio de San Ignacio. La presencia de los escolapios se registra en Tolosa desde 1878, al igual que los Salesianos en Errenteria, o a los Maristas, Marianistas u otras congregaciones. En cuanto a las escuelas privadas femeninas, entre un conjunto importante de institutos religiosos, se puede señalar a las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, que abrieron en Donostia su centro en 1903, con el situado en Miraconcha, uno de los lugares privilegiados de la ciudad,

Una de las fundaciones escolares más importante fue la "Fundación Viteri", que creó una serie de escuelas a partir de la primera de ellas que fue en Arrasate, pueblo natal de Pedro de Viteri y Arana, quien en fecha 16 de junio de 1901, legaría en testamento una serie de bienes que constituiría la donación a dicha fundación. Al efecto se constituyeron numerosos edificios para escuelas públicas a los Ayuntamientos de Arrasate, Irun, Hondarribia, Pasaia y San Sebastián, etc. Otras fundaciones de menor entidad fueron extendiéndose por el territorio, todas ellas independientes de la oferta de escolarización pública.

Junto con esta oferta tan diversificada, el surgimiento de nuevos proyectos auspiciados por la Diputación y diversos Ayuntamientos o la iniciativa privada, en orden a conseguir una escuela vasca, o a eliminar el analfabetismo rural, será otro elemento dentro de esta amplia red escolar. Entre ellas, no podemos dejar de citar las escuelas rurales y la amplia creación de ikastolas que se irá consolidando a partir de la década de los sesenta hasta la actualidad.