Concept

Joko, Jolas, Juego (version de 1986)

Adultos. La gente mayor juega a las cartas y en particular al característico mus con sus cinco lances y voces como órdago y amarreko, juego que encierra en esencia fina observación psicológica de los compañeros, habilidad, disimulo, engaño refinado y calculado aplomo ante situaciones difíciles. Cuando el pasatiempo es colectivo, en grandes grupos, se atisban aspectos que les emparentan con el espectáculo. El eltxeko joko o juego de los pucheros de barro, se celebra en las fiestas y como diversión pública. Los pucheros cuelgan de una cuerda que cruza la calle y están llenos, unos con tierra, otros con harina o bien con agua; pero es lo cierto que entre la tierra o la harina se halla escondida la bonita sorpresa que premie la puntería de un garrote manejado, uno tras otro, por los niños o mayores con los ojos vendados. Sus golpes en el vacío provocan tanta risa en la concurrencia como el chorro de agua o la lluvia de harina procedentes del cacharro roto cuando hay acierto. Otro juego de pucheros es el eltxanoka: se lanzan ollas de barro de mano en mano, cada vez más rápidamente, al ritmo de una melodía que forma parte del juego. Otro juego cómico de diversión es el de la sagarra o manzanas colocadas en un caldero lleno de agua. Los niños o mayores, con los ojos vendados, deben pescarlas con la boca, cosa harto difícil. La subida a los postes encerados con el fin de apoderarse de ricos premios colocados en la parte superior, como en la cucaña, las carreras de sacos y otros parecidos suelen figurar en los programas de festejos populares. También son divertidos los juegos-danza como la azalandera cuyo quid consiste en imitar todos los componentes de la fila de personas los ademanes del delantero, provocando situaciones cómicas y divertidas. Quien falla debe pagar una prenda como besar una sartén, a una persona determinada, etc. Entre estas danzas-juego podemos citar la de la sartén, la escoba, la correa, el banco, el vaso de vino, etc. También propios de fiestas son el arrastre de piedras por bueyes o idi-dema, las peleas de cameros o aari-talka, las luchas de gallos y el antzar-jokua, o juego del ganso. El trabajo hecho juego puede convertirse en una velada hogareña o en un verdadero espectáculo deportivo, muchas veces, de masas. El trabajo-juego se da en el artaxuriketa, mientras se desgrana el maíz en el desván de la casa con el concurso de los vecinos, aureolando el trabajo-juego con cantos, leyendas, adivinanzas y coloquios juveniles. Los juegos deportivos constituyen un gran capítulo de la vida vasca que ha sido magníficamente expuesto por Rafael Aguirre en su bellísimo y monumental libro "Juegos y deportes del País Vasco". Estas competiciones, altamente educativas, obligan a aquilatar la maestría y arte de los competidores aprendiéndose a perder cuando el bando contrario se impone y triunfa. El juego más importante es, sin duda, el de la pelota vasca, conocido desde muy antiguo. Sus variedades se resumen en el juego a mano, a guante, a pala, a cesta. Grandes capitales del mundo cuentan con frontones y famosos pelotaris incluso en Shangai (China). Tiene este juego sus héroes legendarios como Perkain, Azanza, Atrayoz, Indart y el cura Kamio, sin contar con los modernos que se enumeran por dinastías como los diversos Atanos. El juego de pelota, elegante, vistoso y de ricas plasticidades es un deporte completo. Nuestro mar y nuestros ríos inician al niño en la natación y el montañismo. Cada uno de los grandes juegos tiene su artículo especial en esta Enciclopedia. Tales son los aizkolaris o cortadores de troncos, el juego de arrijasoketa o de levantamiento de piedras (hasta de 225 kg.), la sega-apostua o siega de cierta superficie de yerba, los korrikalaris o corredores, las palankaris o lanzamiento de barra, la soka-tira o a tirar opuestamente de los dos extremos de una cuerda, el juego de bolos y el de toka, los barrenadores o arrizulatzaleak, las carreras de animales, y, sobre todo, las llamadas estropadak o regatas de traineras que saben congregar en la bahía de la Concha, en San Sebastián, a los remeros y público desde San Juan de Luz (Laburdi) a Ciérvana (Bizkaia). Las regatas son de gran emoción y multitudinarias. Las aguas de la bahía se llenan de vaporcitos y buques abanderados y adornados de banderolas y guirnaldas. Sus sirenas lanzan sus clamores en medio de un rumor de muchedumbre y de tensas emociones. Nos falta a los vascos la publicación del rico repertorio de juegos no deportivos que dejen ver el papel educativo y pedagógico de los mismos y la riqueza de nuestra civilización en aspecto tan importante. Pero la industrialización y la desaparición progresiva del mundo rural, pastoril y agrícola, ha dado lugar a que muchos de nuestros juegos menores hayan desaparecido y caído en el olvido.