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Historia del Arte. Neoclasicismo (version de 1992)

Urbanismo y Arquitectura civil. Bajo el control de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, una de las mayores proyecciones del Neoclásico va a efectuarse en las plazas de los ayuntamientos de las ciudades de Vitoria, Bilbao y San Sebastián. En Vitoria, la vieja ciudad medieval, ceñida por murallas, que se extendía por las laderas de un cerro, iniciará su expansión hacia la zona sur mediante la construcción de una plaza neoclásica, la Plaza Nueva, disponiendo unos bloques de casas, «Los Arquillos» (1790), en la unión entre la parte superior y la baja. La Plaza Nueva de Vitoria, proyectada en 1781 por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel (1752-1818), sigue, hasta cierto punto, la tradición de la plaza mayor castellana, donde se concentran diversas funciones, foro público, lugar de encuentro, sede de instituciones, mercado, aunque no deja de haber alguna relación con modelos recientes franceses. En el crecimiento y actividad urbanística de Vitoria intervienen los arquitectos Olaguíbel, Díaz de Güemes, Chávarri, Silvestre Pérez, etc. En Bilbao, hacia 1786 se hacen reformas parciales alrededor de San Nicolás y se intenta hacer una Plaza Nueva, a imitación de la vitoriana, siendo encargado el proyecto a Alejo de Miranda. Pero no prosperó esta empresa hasta 1821 en que se contempla un proyecto más monumental que el de Vitoria, de Silvestre Pérez, a quien también se deben trazas de varias casas bilbaínas, y el polémico proyecto de «Planta de la nueva población y Puerto de la Paz», en 1804. San Sebastián fue también objeto de reformas urbanas y construcciones neoclásicas, pero el incendio que sufrió la ciudad en 1813 la dejó arrasada. Más que una reconstrucción, Pedro Manuel de Ugartemendía ideó una nueva ciudad, según trazas racionales para las que no habría más problemas que los impuestos por la conformación del terreno. Sin embargo, los propietarios particulares se opusieron a tal proyecto, por lo que el regidor Manuel de Gogorza opinó que era preferible una simple reconstrucción de la antigua ciudad, si bien con varias modificaciones de calles. El proyecto fue realizado por Ugartemendía y por Alejo de Miranda, quienes, tras varios intentos, acordaron la restauración con cierto respeto a lo anterior y probable inspiración en la obra de Martínez de Irujo y de Foronda. En 1817 se inicia la construcción de la plaza de la Constitución, en San Sebastián. Expresión característica del estilo neoclásico son los edificios civiles que albergan a las Instituciones. Uno de los primeros en erigirse es la Aduana de Orduña, obra de Manuel Martín Carrera, ya conocido desde fines del barroco, la cual fue ejecutada entre 1782 y 1792. En el caso de Vitoria se integra la casa consistorial en el proyecto de su plaza, en la que simplemente destaca por el singular tratamiento monumental, como se hará con la parte de la Plaza Nueva de Bilbao que después se destinaría a la diputación. En otros ejemplos siguen los modelos vascos del barroco, aunque adecuados formalmente a la concepción neoclásica (Olaguibel en Orendain y Salinas de Léniz, o en el desaparecido ayuntamiento de Eibar, del arquitecto de Elorrio Francisco Xabier de Capelastegui). El ayuntamiento más notable fue el de San Sebastián, con planos formados en 1820 por Silvestre Pérez, cuya construcción realizó entre 1828 y 1832 Ugartemendía introduciendo ligeras modificaciones. Comprendió dos pisos destinados a ayuntamiento y casa del consulado. El edifico más significativo de los que reseñamos es la Casa de Juntas de Guernica, cuyas trazas se deben a Antonio Echevarría, quien la construye entre 1827 y 1833. Especie de templo-asamblea, de planta elíptica, con disposición circundante de graderío y cabecera cuadrangular, ante cuyo ingreso está la presidencia, organización que pudo ser inspirada por el proyecto que Silvestre Pérez había ideado en 1810 para adecuar a tal objetivo el templo madrileño de San Francisco el Grande. Dentro también de los edificios civiles hay que citar el hospital de Vitoria terminado en 1807 con planos de Mateo de Garay o el Santo Hospital Civil de Bilbao en Atxuri, inspirado en el modelo de Bernard Poyet difundido por Valentín Formada en su Memoria de 1793 y por Gabriel Benito de Orbegozo. Este fue autor del Teatro de Vitoria, construido entre 1820 y 1822 por Manuel Angel de Chávarri con asesoramiento de aquél. Asimismo era neoclásico el Teatro de la Villa de Bilbao, en el Arenal, construido en 1833. Ugartemendía proyectó en 1829 la desaparecida alhóndiga neoclásica de San Sebastián. El Neoclásico pensó asimismo en los cementerios, que promovió Carlos III, insistiendo en ello también José I, durante su accidentado reinado. En Vitoria la labor comienza por medio de una orden del general Thouvenot en 1809, aunque sería desarrollado y planificado posteriormente. Algo parecido ocurrió con el cementerio de Mallona, en Bilbao, construido entre 1828 y 1830 según diseño de Juan Bautista de Belaunzarán, del que se conserva la portada neoclásica con cuatro columnas dóricas. Más tarde se hicieron otros cementerios, como el de la anteiglesia de San Vicente de Abando, trazado por Francisco Lorenzo de Moñiz. En 1820 hizo el plano del nuevo Espolón de Vitoria el arquitecto Manuel Angel de Chávarri, realizándose el mismo año las obras de circunvalación, jarrones y pedestales, canapés, etc. El año siguiente se colocaron cuatro estatuas procedentes del Palacio Real de Madrid, las de Ataulfo (de Felipe de Castro), Sigerico (de Juan Domingo Olivieri), Teudis (de Roberto Michel) y Liuvas (de Juan Pascual de Mena). Este Espolón diseñado por Chávarri responde al modelo circoagonal del Salón del Prado de Madrid. Para concluir con la arquitectura civil conviene subrayar la aceleración producida en la promoción de las casas de vivienda particular, de varios pisos, dentro de un trazado urbanístico racional. Proyectos de Chávarri y de Silvestre Pérez crean en Vitoria una vía urbana sobre el río en varios tramos, mediante su «embocinamiento» desde la plaza hasta la iglesia de San Pedro, continuando con proyectos de 1828 y 1829 hasta el convento de Santo Domingo, donde se forma la plazuela de la fuente de los Cisnes. En Navarra el Neoclásico penetra a través de lo decorativo, ya sea bajo la forma de retablos o en otras labores, como las fuentes de Pamplona ideadas por Paret. Sin embargo, como sucede tantas veces, será la arquitectura funcional la que vaya por delante en la introducción de un nuevo estilo. En esta ocasión es el espléndido acueducto de Noain, primera producción plenamente neoclásica construida en Navarra. El acueducto es el eje de todo un sistema hidráulico elaborado para abastecer de aguas potables a Pamplona. A mediados de 1782 Ventura Rodríguez, profesor de la R. Academia de San Fernando y arquitecto de moda, entregó una memoria detallada, para que, bajo la dirección técnica de Santos Angel Ochandátegui, con la ayuda de Francisco Alejo Aranguren, se pudieran comenzar las obras que se terminaron en 1790. Otra construcción neoclásica, aunque tardía, es el Palacio de la Diputación (1847) de Navarra. Bastantes construcciones civiles de Bayona pueden enmarcarse asimismo en esta corriente.