Non assigné

Gipuzkoa. Historia

Según recoge la Crónica de Alfonso III escrita entre finales del siglo IX y comienzos del X, en el reinado del astur-leonés Alfonso I (730-756) tuvieron lugar varias repoblaciones, entre ellas la de Castilla, que se denominó también Bardulia: Eo tempore populantur Asturias, Primorias (...), Bardulies qui nunc vocitatur Castella... Dada la peculiaridad del nombre -al que aludimos al comienzo de este artículo- es difícil esclarecer si se trató de una repoblación con elemento humano guipuzcoano o si se trata de un fenómeno puramente nominal por el que Bardulia equivaldría a límite, marca o borde. Hay que tener en cuenta que esta Castilla es la línea nuclear de castillos sin apenas extensión territorial. Ver Castilla.

(824-1200) No se cita el nombre Gipuzkoa ni el de sus lugares en ningún documento auténtico de los comienzos del reino vasco de Pamplona. Hay tres documentos apócrifos y dos dudosos en los que figura dicho nombre o algún lugar supuestamente suyo. Se trata de:

  • 1.º Los Votos de Fernán González a San Millán, del año 934 ó 938 (apócrifo).
  • 2.º Dos donaciones o ventas de heredades en Ieniz del año 947 que se ha supuesto Salinas de Léniz y se trata de Yéniz, cerca de Salinas de Oro, en Navarra.
  • 3.º Documento del obispo Arsius del año 980 sobre delimitación de los linderos de la diócesis de Bayona (apócrifo).
  • 4.º Documento del rey Sancho el Mayor sobre demarcación diocesana del año 1027 (apócrito).
  • 5.º Documento, dudoso en algunos aspectos, sobre donación de la iglesia de San Sebastián al monasterio de Leire del año 1014.

El primer documento que nombra a Gipuzkoa, y sin ninguna tacha ni en su totalidad ni en sus detalles, es del año 1025 con la particularidad de que figura como tierra pamplonesa bajo el señorío de García Aznarez. En el diploma de 1014, ya citado, dice Sancho el Mayor que dona las tierras de San Sebastián "como las tuvieron nuestros antecesores y nosotros hasta hoy". Esta aseveración deja ver que Guipúzcoa fue tierra pamplonesa quizá desde los comienzos de la monarquía vascónica de Pamplona.

(920) Indudablemente participaron los guipuzcoanos en la batalla ya que eran parte del Reino de Pamplona. La realidad histórica es que Abd al Rahman III venció a los pamploneses bajo el mando del rey Sancho I Garcés y a los leoneses coaligados. Una tradición popular pretende que los mozos de Anzuola acudieron en socorro de los vascones llegando a ponerse en contacto con el enemigo musulmán al día siguiente de la batalla, que fue una derrota cristiana. Los de Anzuola, según la leyenda, se habrían apoderado de una bandera mahometana con otras presas. Lo cierto es que todos los años el 15 de agosto de cada año se celebra en Anzuola la fiesta del moro en conmemoración de la hazaña. Ver Alarde.

Donación a Leire de la iglesia y término de San Sebastián (1014). El documento, expedido por Sancho el Mayor, rey de Pamplona, lleva fecha 1014 pero ha sido tachado de interpolado. Fue estudiado por Serapio Múgica ("RIEV" 1935, pp. 393 y s.). Parece tratarse de una primera copia del original, en la que se habrían interpolado algunas frases quedando intacto, en lo sustantivo, el resto. De todos modos, la donación a Leire consiste en el Monasterio de San Sebastián con su parroquia, la villa que los antiguos llamaban de Izurun, las iglesias de Santa María y de San Vicente y varios terrenos más. El documento con su traducción puede consultarse en el artículo citado de Múgica con la correspondiente traducción castellana de Manuel de Lecuona. (ver Guipúzcoa en la historia, de Fausto Arocena, Madrid, 1964, pp. 58-62, y Notas a la donación a Leire, de R. Izaguirre, "Euskalerriaren Alde", 1931, p. 126).

Villa que los antiguos llamaron Izurun. Se hace donación de ella en el documento citado de Sancho el Mayor (1014). Se ha especulado mucho sobre la etimología de Izurun refiriéndose a San Sebastián ya que se donan sus dos iglesias de Santa María y de San Vicente. Se ha señalado un topónimo Izurun en Getaria y también se le ha querido identificar con Lizurume. Pero al decir villa de Izurun parece referirse a una villa en el sentido de residencia, de casa, perteneciente al monasterio de San Sebastián. Lo referente a las "iglesias de Santa María y San Vicente" sería una interpolación tardía en el documento o en su copia.

Primer Señor conocido de Gipuzkoa (1025). En cuatro diplomas de San Juan de la Peña se menciona a un García Azenáriz como señor de Gipuzkoa y a su esposa D.ª Gaila (de Ipuccha), a su hija D.ª Belasquita y a su yerno Sancho Fortuniones. Uno de estos diplomas, el más importante, es la donación del monasterio de San Salvador de Olazábal, en término de Alzo, al monasterio de San Juan de la Peña. En él se nos dice:

[Prefatus] ego quidem Sancius rex regnans ein Pampilona et sub ipso Senior Garsia Acenariz de Ipuscua [dum] hoc testamentum decreuimos confirmare.

"Yo el expresado Sancho rey, reinante en Pamplona y bajo su dominio el Señor García Acenariz de Ipuzcua".

Ver Libro Gótico. La fecha del documento es de la era 1063, o sea, el año cristiano 1025. Los bienes donados cubren una buena porción de Gipuzkoa desde Elcano, barrio de Aia, cerca de Zarautz, hasta el Aralar, pasando por Tolosa. El detalle comienza donando el monasterio que se llama de Ollazábal con su heredad, es a saber, desde Gaharraga, Orerurte, Aluizturre sobre Lascuren; de otra parte inferior o de Ainarte de Areiznabar bajo de Arzagudum hasta Berasibia, Aralar, Ezizazabal, otro Ezizarai con Arrandari Sansoiz, manzanal de Ugarte, Zuaznabar con Otsabio en medio del manzanal. Estudia las localizaciones M. Agud en Donación del Monasterio de San Salvador de Olazábal ("Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País", 1968, pp. 323 339).

Las escasísimas noticias históricas de Gipuzkoa como tierra pamplonesa se refieren a donaciones, compra-ventas y un caso de devolución después de pleito. Tales son la donación de D.ª Galga (D.ª Gaila), de Ipuccha, en 1048 del monasterio de Santiago de Luquedeng al de San Juan de la Peña reinando Garsea (García Sánchez el de Nájera) en Pamplona; otro del año 1049 entregando Blasco, Abad de San Juan de la Peña, tras un pleito, el Monasterio de Santa Eufemia de Biniés a D.ª Belasquita; en el de 1056 el rey Sancho de Pamplona (Sancho el de Peñalén) vende a Sancho Fortuniones y a su esposa Belasquita los lugares de Villanueva y Agoncillo; y otro documento del mismo año según el cual el citado abad Blasco compra una casa sita en Buil al señor de Gipuzkoa García Azenáriz quien, en 1057, dona a San Juan de la Peña las décimas de los frutos de sus heredades de Buil. Los últimos documentos referentes a García Azenáriz son de 1056-1064. Según éstos Sancho Fortuniones y su esposa Belasquita donan a San Juan de la Peña la población de Agoncillo, unos palacios en Luquiáin y otros bienes, todo ello confirmado por Garcia Azenáriz que ya no vuelve a sonar documentalmente.

Segundo Señor conocido de Gipuzkoa (---1066---). Con un silencio de algunos años, los documentos comienzan a mencionar al nuevo Señor de Gipuzkoa, D. Orbita Azenáriz (1066) (en donación de Navascués (Navarra) que figurará en otros de entre los años 1054 a 1072 bajo el rey de Pamplona D. Sancho el de Peñalén y en 1080, ya bajo Alfonso de Castilla, pero sin figurar su señorío sobre Gipuzkoa que debió perder en 1076 con motivo del asesinato del rey.

(1076) Desmembración del reino vasco de Pamplona. División de Gipuzkoa en el reparto. Una vieja conspiración, alimentada desde fuera del Reino, da su fruto en el fatídico año 1076. Los hermanos Ramón y Ermesenda asesinan a D. Sancho, su hermano, haciéndole caer de un empujón al barranco de Peñalén, cerca de Funes. El suceso conmovió a todo el Reino. Los infantes fratricidas son públicamente repudiados. Levantan milicias para hacerse con el poder, pero el pueblo armado les echa del Reino y huyen, Ramón a la corte del rey moro en Zaragoza y Ermesenda a la corte de Castilla. Mientras los vascos luchaban contra los infantes, los ejércitos del rey Alfonso de Castilla caían sobre el reino vasco ocupando la Bureba y la Rioja. Sus cómplices, el señor de Bizkaia y de Nájera, el guardián de Montes de Oca y el de Bilibio, echaban voces de que el monarca castellano venia en plan de vengador del infame asesinato.

Unas semanas después del suceso estaba ya el invasor en Calahorra. La familia real, contagiada de aquella generosidad atribuida al castellano, le recibe en Nájera como a pariente y amigo. No vino a restaurar sino a apoderarse del Reino. Y se hubiera hecho dueño absoluto de no intervenir el rey D. Sancho de Aragón que se apresura a entrar militarmente en la capital, en Pamplona misma. Todo tuvo lugar rápidamente en el mes de julio. Pero los castellanos habían llegado a ocupar incluso Puente la Reina y Sangüesa. El aragonés no tarda en proclamarse rey en Pamplona jurando guardar los fueros y leyes. El castellano, temeroso de un enfrentamiento, se queda con la mitad occidental del Reino en la que se incluye a casi toda Gipuzkoa que, desde ese momento, se convierte peligrosamente en fronteriza de la mitad oriental adherida a Sancho Ramírez de Aragón.

Es bien sintomático que en Nájera se exigiera al rey Alfonso, antes de jurar el fuero, el juramento de no haber tomado parte en el asesinato del rey. Y ahora, como al señor de Bizkaia, Lope Iñiguez, se le desposee de Nájera, se le da en compensación los señoríos de Álava y Gipuzkoa. Don Alfonso se va a titular en adelante rey de Castilla, de León y de Nájera. D. Sancho Ramírez se titulará rey de Aragón y de Pamplona renunciando a la mitad occidental del Reino por inferioridad de poderío bélico. Hubo, no cabe duda, cambio de señores, perdiendo sus señoríos Orbita Azenariz de Gipuzkoa y Marcelo de Alava, pero no así el de Bizkaia, que andaba dentro de la conspiración. Se vislumbra la oposición de guipuzcoanos y alaveses. La Gipuzkoa vascona, aquélla extendida entre el Urumea y el Bidasoa, seguía con Pamplona. La desmembración del reino vasco duró desde 1076 a 1112, año en que se restaura la unidad del Reino gracias a circunstancias excepcionales.

(1076) Donación de Astigarribia (1081?). La acción paralela de los dos reyes, el castellano y el aragonés, conduce a una desmembración del Reino vasco que va a durar unos 36 años desdichados porque sientan el precedente para repetidos y similares intentos posteriores que han de conducir por fin al reparto definitivo. Entre las escasas noticias de ese breve paréntesis sobresale la donación que el conde Lope Iñíguez (de Bizkaia, Alava y Gipuzkoa) hace a San Millán del monasterio de San Andrés de Astigarribia situado en lo que entonces eran límites de Bizkaia y de Gipuzkoa: inter Vizcahia et Ipuzcoa. En correspondencia, San Millán le regala una mula de quinientos sueldos. Como el monasterio era realengo, el donante pide al rey, ahora castellano, la aprobación correspondiente. El documento tuvo después dos adiciones, una en 1091, de ratificación, por haber llegado la aprobación real, y otra, en 1108, en la que se da noticia de la consagración de la iglesia de San Andrés por el obispo Bernardo de Baiona (Lapurdi). En esta nota también se sitúa a Astigarribia in fine Vizcahie. Todavía bajo la ocupación castellana, en 1087, se emite otro documento, también a favor de San Millán, por el que Galindo Iñíguez, hermano del Conde y Señor de Alava, Gipuzkoa y Bizkaia, otorga bienes situados en Léniz y otros en Álava, en Bizkaia y en Naiera (Nájera).

Conde en Vizcaya, Alava y Guipúzcoa. Es de señalar que se le titula siempre "comes" y no "senior". En el reparto de tenencias bajo la ocupación castellana se reajusta todo el sistema sin que se alcance a ver claramente la motivación exacta de los reajustes. Pierden los cargos los señores de Alava, Marcelo; de Guipúzcoa, Azenariz; y de Nájera, Lope Iñíguez. A éste se le otorgan los condados de Alava y Guipúzcoa en compensación de Nájera que pasa a otras manos. Los documentos en que figura este nuevo conde son: 1081: San Millán. "... comite Lope Ennecones in Bizkaia et Alava et Ipuzcoa". 1088: Irache. ".... comes Lupus dominans Alaua et Bizcaya et Ipuzcoa". 1091: San Millán. "Comes Lope dominante Bizcahiam et Ipuzcoam".

La cuenca del Urumea En el reparto del Reino no se llevó Alfonso de Castilla aquella parte vascona de Gipuzkoa, desde San Sebastián al Bidasoa. Primero con Sancho Ramirez y desde el 4 de junio de 1094 bajo Pedro I Sánchez, esa porción guipuzcoana sigue el destino de la zona oriental del Reino. Este rey de Pamplona confirma en 1101 la antigua donación a San Salvador de Leire de la iglesia de San Sebastián, y la pardina de Orozco con su término, junto al Urumea y que pertenece a Oroztegui. Esta demarcación política no era ajena a los limites diocesanos de Pamplona y Baiona que pasaban por San Sebastián según Bula de Urbano II de 1096.

Reinado de Alfonso el Batallador, rey de Pamplona y de Aragón (1104-1134). Recupera la zona occidental del Reino vasco. El rey había casado con Urraca de Castilla devolviendo a la casa real pamplonesa las tierras usurpadas por Alfonso VI desde 1076. El drama conyugal entre ambos esposos adquiere caracteres políticos y repercusiones restauradoras. Cuando en 1116 el rey repudió a su esposa Urraca, retiene el viejo occidente del Reino. No se sabe qué señor y conde regia entonces Gipuzkoa aunque es de suponer que Diego López de Haro, hijo de aquel conde de Alava, Gipuzkoa y Vizcaya afecto y cómplice de los castellanos. En la nueva situación, éste es depuesto y restaurada la casa guipuzcoana Azenáriz en la persona de D. Ladrón Iñiguez, nieto de Orbita Azenáriz, pero esta vez, no sólo con dominio sobre Gipuzkoa, sino también sobre Álava y Bizkaia. Con el pacto de Támara de 1127 se restaura juridicamente el Reino de Pamplona, quedando Gipuzkoa como su parte más interior. En 1130-1131 tiene lugar la expedición de Alfonso el Batallador a Bayona. Le acompañan el padre del nuevo señor de Gipuzkoa, Iñigo Vélaz, y sus hijos.

Reinado de Garcia Ramírez, el Restaurador (1134-1150). El señor de Gipuzkoa, Álava y Bizkaia, factor decisivo. En 1134 muere Alfonso el Batallador dejando el Reino a las Ordenes Militares. Tan absurda disposición no prosperó a pesar de patrocinarla la Santa Sede. Se reúnen en Vadoluengo, cerca de Sangüesa, tres representantes de Garcia Ramirez y otros tres de Ramiro el Monje, de Aragón, ambos con pretensión al trono vacante. Uno de los representantes del futuro rey pamplonés es D. Ladrón Iñiguez, conde de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, quien decidió el peso de la balanza en favor de la restauración dinástica del reino vasco aunque la fórmula adoptada en Vadoluengo no pasara de ser un primer paso. En efecto, se acordó que Ramiro el Monje ejerciese la potestad sobre el pueblo en tanto García Ramirez la ejercería sobre los caballeros, lo que venía siendo la Corte real. Este último se encargaría de dirigir la guerra y las batallas. Pero lo más importante es que se consolidó la delimitación de los reinos de Aragón y de Pamplona a tenor de lo dispuesto por Sancho el Mayor y por la paz de Támara. De hecho, pronto se ve ejercer de reyes, en sus respectivos territorios, a García Ramírez el Restaurador en Pamplona y a Ramiro II el Monje, en Aragón. Fue una restauración, tanto de la dinastía -ya que era sobrino-nieto de Sancho el de Peñalén-, como del Reino, que, gracias al conde de Gipuzkoa, Alava y Bizkaia, volvía a su integridad. El nuevo rey gobierna una tierra netamente euskaldun y se complace en firmar los documentos reales "reinando en Pamplona, Alava, Gipuzkoa y Bizkaia como se ve en los diplomas siguientes:

  • 1135: "... rege in Pampilona, et in Alava, et in Vizcaja, et in Ipuzcua et in Tutela".
  • 1135: "... rex in Pampilona et in Alava, et in Puzcoa et in Bizcaia".
  • 1139: "... in Pampilona et Tutela et Logronio et Alaua et Puzchoa et omnibus montañis".
  • 1140: "... en Pamplona, en Alava, en Vizcaya y en Guipúzcoa".
  • 1143: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia et in Ipuzca".
  • 1143: "... in Pampilona et Tutela et Logronio et in Ypuzcoa et Alava et in omnibus montanis".
  • 1143: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia, et in Ipuzca".
  • 1146: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia et in Pucca".
  • 1147: "... en Pamplona, en Alava, en Vizcaya y en Guipúzcoa".
  • 1147: "... in Pampilona, et in Alaua, et in Bizcaya et in Ypuzcoa".
  • 1147: "... in Pampilona, in Alaba, et in Bizcaya et in Ipuzca".
  • 1149: "... en Pamplona, en Alava, en Vizcaya y en Guipúzcoa".
  • 1149: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia et in Puzca".
  • 1149: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia, et in Ypuzcoa".
  • 1150: "Pampilona, et in tota Navarra, in Ipuzchoa et in Alaba".

La relación de documentos, archivo y titularidades, pueden verse en Martinez Díez (1975).

El señorio guipuzcoano y sus titulares. Guerra con Castilla y Aragón (1135-1136). El reinado del rey García Ramírez es difícil y jalonado de enmarañados problemas diplomáticos. Prácticamente se había resuelto el problema sucesorio erigiéndose Ramiro como rey de Aragón y García Ramírez como rey de Pamplona, pero el rey castellano, Alfonso VII, juega su política al no tener enfrente un enemigo poderoso. Las cosas comienzan en 1135 con un tratado de paz acordado en Nájera. En el tratado se reconocía el vasallaje imperial que ya tenia la tierra de Pamplona desde los reyes navarro-aragoneses Sancho Ramírez y Pedro Sánchez, a favor del castellano a título de Emperador. Este promete, a cambio de recibir la Rioja, la entrega del Reino de Zaragoza a Garcia. Ambos reyes, pamplonés y castellano, de mutuo acuerdo, se lanzan sobre el reino de Zaragoza, mosaico de tierras conquistadas a los musulmanes por Alfonso el Batallador. Se repartieron los poderes; el rey de Castilla se quedaba con la soberanía y el pamplonés, con la encomienda, gobierno de Zaragoza en nombre del Emperador.

Todo sigue sin más incidentes hasta el verano de 1136 en que Alfonso VII provoca calculadas desavenencias iniciando un acercamiento de enmarañadas miras políticas con el aragonés. Comienza entregando a éste el reino de Zaragoza, pero Ramiro se lo devuelve alegando dificultades para su defensa. Ambos monarcas, enemigos del reino vasco, pactan el reparto, iniciando el castellano la invasión desde la Rioja, adentrándose en tierra de Estella. Los vascos mantienen a raya a los castellanos, pero tiene la desgracia de caer prisionero el conde de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, D. Ladrón Iñiguez. El conde era uno de los principales consejeros del rey de Pamplona. Le representó en el acuerdo de Vadoluengo, cerca de Sangüesa, en diciembre de 1134. Alfonso VII trata ahora de atraérselo otorgándole el gobierno de Viguera pero desposeyéndole del de Álava, de derecho, pero no de hecho, por cuanto no la poseía. Juega también con el infiel pretendiente de Bizkaia, Lope Díaz de Haro, otorgándole el gobierno de Nájera que posee y el de Álava que no tiene. A todo esto, en el reino vasco, D. García Ramírez confía en su fiel conde y otorga, en prueba de esa confianza, a su hijo Vela Ladrón el gobierno de Álava, Gipuzkoa, Bizkaia, Araquil, Aybar y Leguin, y a su hermano Lope Iñiguez, la tenencia de Tafalla. El 20 de octubre de 1137 se firma la paz.

No se sabe cuándo volvió a su tierra D. Ladrón Iñíguez de Guevara, pero ya se le ve de nuevo en 1139 con el gobierno de Álava, Gipuzkoa, Bizkaia, Aybar y Leguin. Sus últimas citas como conde de Gipuzkoa son de 1147. Entre tanto en Aragón la lucha había sido más complicada y muy dura. En 1140 se llegó en Carrión a un acuerdo para repartirse el reino de Pamplona. El acuerdo lo suscribían Alfonso VII y Ramón Berenguer IV. Esta vez ya no se contentaba el castellano, como en 1076, con quedarse con Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, sino que establecía el nuevo límite por delante de Pamplona y Artajona para pasar por Alfaro y terminar en Cascante. El resto quedaría para el catalano-aragonés. Alfonso VII hacía un juego doble porque temía a un aragonés engrandecido. Pactaba también con el pamplonés el desposorio de su hijo Sancho con Blanca, hija del navarro. Álava, Gipuzkoa y Bizkaia seguían siendo el occidente del Reino de Pamplona.

Se conocen hasta ahora cuatro donaciones que afectan a bienes sitos en Gipuzkoa:

  1. Lope Enekones (Iñíguez) de Tajonare dona a San Miguel de Excelsis el monasterio de Santa Fe de Champayn de Zaldibia. Reinando Garcia Ramirez en Pamplona y en Tudela. Testigos, Deille Semeriz, en Aibar; Martín Sanz, en Punicastro; Guillén Azenáriz, en Sangüesa; Pedro Ezcherra, en Usua. Año 1134.
  2. Un solar y heredamientos en favor de Iranzu. Año 1150.
  3. El rey García Ramírez dona a San Miguel de Excelsis dos collazos en Berástegui (año 1141).
  4. El rey D. Garcia Ramírez dona a la iglesia de Pamplona todo lo que tenía en Iheldo, Bizchaya, Hurumea, Alza y Soroeta, además de varios cubilares y propiedades en Aralarre (año 1141).

Votos de Fernán González al monasterio de San Millán. (Con recibo de un censo de todas las poblaciones y regiones de sus condados y posesiones [1140-1431). Este documento, con fecha año 938, hubiera sido el primero en nombrar a Gipuzkoa y en aportar interesantes datos si no se hubiera demostrado que se trata de una falsificación llevada a cabo, según Ubieto, entre los años 1140 a 1143. Sin embargo, el documento puede utilizarse como testimonio topográfico del siglo XI con veracidad de fondo: Da un acotamiento de lo que era Gipuzkoa: de rivo Galarragha usque in flumen de Deva, et de ipsa Deva usque ad Sanctum Sebastianum de Hernani, id est tota Ipuzcoa. Quien desee conocer la gestación de aquella superchería puede consultar El Condado Castilla, de Justo Pérez de Urbel (Madrid, 1944, t. I, p. 431) y el texto completo en Cartulario de San Millán de la Cogolla, de A. Ubieto (Valencia, 1976, pp. 33 y s.).

Reinado de Sancho el Sabio; pierde Bizkaia y Rioja. Aunque Gipuzkoa se hallaba en la retaguardia más retirada del reino vasco, no dejó por ello de correr la suerte del mismo y de tomar parte en sus vicisitudes. Al conde y señor de Gipuzkoa, D. Ladrón Iñíguez de Guevara, le ha sustituido su hijo D. Vela Ladrón, que gobierna hasta 1174 no solamente la tierra guipuzcoana sino también la alavesa y la vizcaína. Apenas iniciado el reinado del nuevo rey D. Sancho el Sabio, en 1151, se corre el riesgo de un nuevo reparto del Reino tal como lo acuerdan en Tudején Alfonso VII, su hijo Sancho, rey de Nájera desde 1149, y Ramón Berenguer IV, Príncipe de Aragón y Conde de Barcelona. El nuevo rey inicia su reinado según se expresa en documento de 1150 "domino Sancio rege dominante in Navarra et in Ipuza et in Alava, comité Latrone dominante en Aybar y don Veila in Leguin".

Las cosas cambian y comienzan a ofrecer sombrías perspectivas sobre Gipuzkoa, años más tarde, con el nuevo Emperador y rey de Castilla Alfonso VIII, quien, ya en 1166, inicia luchas armadas por el dominio de la Rioja, Bureba, Alava y Bizkaia, y sabido es que, a veces, se comprendía bajo el nombre Alava a la propia Gipuzkoa. En 1167 ambos reyes, castellano y pamplonés, acuerdan treguas por diez años, que seis años más tarde (1173) rompe Alfonso VIII, penetrando en la Rioja, tomando Grañón, e internándose por el Reino hasta Artajona, Pamplona y Leguín, cerca de Urroz. Por la frontera alavesa llegan hasta el río Bayas; más tarde, por occidente, ocupan Bizkaia, deteniéndose en los limites del Duranguesado. En 1174 inicia el gobierno guipuzcoano Ioanes Vélez para continuar en él hasta 1179, año de graves acontecimientos.

En aquel año se celebraban las bodas de Alfonso II de Aragón con la infanta Sancha de Castilla. Los dos Alfonsos, el castellano y el aragonés, tienen, con esta ocasión, un convenio contra Navarra y el Señorio de Albarracin, vasallo de los pamploneses. Hay alarma. Los pamploneses cierran la defensa occidental y toman el castillo de Maluecin, de localización problemática, pero en tierra alavesa o vizcaína. En 1176 un tratado de paz firmado entre Nájera y Logroño, ocupada la mayor parte de la Rioja y bajo amenaza militar, establece el arbitraje del rey de Inglaterra, que era familiar del castellano. El fallo, como era de esperar, deja en favor de Castilla la Rioja, excepto Logroño, Navarrete, Entrena y Autol, que quedan bajo un estatuto favorable al navarro. Y llegó el 1179 con un pacto entre el aragonés y el castellano repartiéndose a medias las conquistas que hiciesen en adelante en el Reino. El mismo año, por fin, se celebra un tratado Castilla-Pamplona con un tratado de limites entre ambos reinos. Con las nuevas fronteras se pierden Bizkaia y Rioja, pero no el Duranguesado.

En el tratado citado el rey de Castilla se compromete a devolver al pamplonés las fortalezas de Leguin y Portilla y el castillo de Godin. Respecto a las fronteras occidentales Castilla-Pamplona se establecía:

Insuper ego idem Aldefonsus rex Castelle, quitaui nobis Sancio, regi Navarre, et successoribus uestris Alauam in perpetuum pro uestro regno, scilicet, de Ichiar et de Durango, intus existenttbus.. et etiam Zuuarrutia et Baddja, sicut aque cadunt usque Nauarram... Ex designatis terminis usque Nauarram totum sit regi Navarre.

"Y además de esto yo Alfonso, rey de Castilla, doy por quito a vos Sancho, rey de Navarra y de Alava, a perpetuo para vuestro Reino, conviene a saber: desde Ichiar y Durango, que quedan dentro de él (excepto el castillo de Maluecin que pertenece al rey de Castilla)... y también Zufivarrutia y Badadaya, como caen las aguas hacia Nafarrate (excepto Morellas que pertenece al rey de Castilla)... De estos términos señalados hacia Navarra, todo sea del Rey de Navarra..."

Ichiar, localidad o comarca, quedaba dentro del Reino lo mismo que Durango y Gipuzkoa por supuesto. En 1179 desaparece Ioanes Vélez como conde de Álava y Gipuzkoa.

Fundación y fuero de San Sebastián la Nueva. La vieja población afincada alrededor del Monasterio de San Sebastián "in finibus Ernani, ad litus maris", en tierra de Ernani y a la orilla del mar, es, sin duda, por lo menos un siglo anterior a la nueva San Sebastián fundada por Sancho el Sabio de Pamplona hacia 1180 con concesión de un fuero municipal, el primero de esta naturaleza en Guipúzcoa. En él se da por término a los pobladores de San Sebastián, desde el Bidasoa hasta el Oria, y desde Arrenga hasta San Martín de Arano; es decir, lo que posee el rey dentro de aquel término y todo lo que alli es de realengo, disponiendo además de sus tierras, pastos, selvas y aguas en todos los lugares, tal como lo poseen los hombres que viven en la región.

En el fuero se regulan múltiples cuestiones como la liberación de hueste y cabalgada, del impuesto de lezda y otros impuestos, censos, fianzas, fornicación, uso de armas, pesas y medidas, huertos, viñas, árboles cortados, domicilio, alquileres, falsos testimonios, deudas y fianzas, telas, comercio, etc. De la Gascuña, se desplazan por entonces importantes núcleos de población, repoblando ciertas villas y lugares de Euskalerria y principalmente de Gipuzkoa. No se sabe a ciencia cierta la fecha exacta en que comenzaron esas migraciones, pero con toda probabilidad hay que relacionarlas con la fundación de San Sebastián. Los núcleos principales residieron en San Sebastián, Pasajes y Hondarribia, como hemos explicitado más adelante.

Al comienzo son solamente de Guipúzcoa, pero luego de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia. Son éstos:

  • García Azenáriz (Guipúzcoa) (.....1020.....)
  • Orbita Azenáriz (Guipúzcoa) (.....1066.....)
  • Lope Iñiguez (Alava, Guipúzcoa y Vizcaya) (.....1076.....)
  • Ladrón Iñiguez de Guevara (Alava, Guipúzcoa y Vizcaya) (1130-1155), (excepto el interregno 1136-1140 que le sustituye su hijo Vela Ladrón)
  • Vela Ladrón (Alava, Guipúzcoa y Vizcaya) (1156-1174)
  • Ioanes Vélez (Alava y Guipúzcoa) (1174-1179)
  • Diego López Ladrón (Alava y Guipúzcoa) (1181 y 1182)
  • Eneko de Oriz (Alava y Guipúzcoa) (1183-1188)
  • Pedro Ladrón (1194.....)

Gipuzkoa disgregada del Reino Vasco (1199-1200). Sancho el Fuerte sucede a su padre D. Sancho el Sabio en 1194, en circunstancias difíciles. Alfonso VIII de Castilla, el más poderoso monarca cristiano, se alía con Pedro II de Aragón con miras al reparto del Reino. En 1195 ya fortiticaba sospechosamente la frontera navarra. Es el momento en que los almohades se sienten poderosos frente al castellano atacándole las suyas. Sin esperar los refuerzos de León y de Pamplona, Alfonso VIII presenta batalla a los musulmanes y la pierde en la memorable derrota de Alarcos (1195). Se producen desavenencias entre castellanos, de una parte, y leoneses y navarros, de otra. Pero jamás se pensó en un reparto de Castilla ni de Aragón sino todo lo contrario; latía al vivo la vieja aspiración de destruir el Reino. Se suceden alianzas, tratos y maquinaciones, entretanto entran en juego las luchas entre el rey de Francia y el inglés Juan Sin Tierra por la posesión de aquella Vasconia -que ahora viene llamándose Gascuña- y el propio trono de Inglaterra. Alfonso VIII halla un buen pretexto, alegando una supuesta dote de la Aquitania (incluida Gascuña) en favor de su esposa.

En su mente ha fraguado un proyecto ambicioso: pasar a la Gascuña por Alava y Gipuzkoa matando dos pájaros de un tiro: la conquista de la mitad del Reino navarro en su zona occidental y de la Gascuña. En la primavera de 1199, Alfonso VIII acomete su siniestro designio atacando por Treviño, y avanza hacia Vitoria poniéndole cerco. El cerco se prolonga desde junio a diciembre entretanto somete diversas fortalezas y plazas alavesas y guipuzcoanas. Sancho el Fuerte se hallaba en ese tiempo en Marruecos gestionando la alianza con los almohades para rechazar al castellano. Al frente de lo conquistado, Alfonso puso a su aliado D. Diego López de Haro, de Bizkaia, que, en 1200, era tenente de Soria, Nájera, Marañón y San Sebastián. Se ha discutido si los guipuzcoanos se unieron voluntariamente a la Corona de Castilla, pero la verdad es que los testimonios hablan de adquirir, prisar y tomar; se trata de un hecho de armas con mayor resonancia militar en Vitoria, siendo lo de Gipuzkoa, más que nada, un desmoronamiento ante los hechos consumados. Un testimonio coetáneo, o casi coetáneo, muy esclarecedor, suele ser omitido por los historiadores. Se trata del célebre poema en lengua provenzal de Guillermo de Anneliers. La parte referente a la conquista de Gipuzkoa es la que sigue:

"Seinnor rei de Navarra, be sapchas certament,
Que tu perdes la terra e ton eretament,
Quel rei Alfons que tu tens per leial parent,
Es intrat en Navarra ab gladi e ab foc ardent,
Quar tal en cui fidavas, sapchas queo cossent,
E si tu no vens tost trestot ton regnement,
Sapchas quauras perdut, que mas á ton vivent
No y albergaras jorn com te vei a present,
Car perdut as Bitoria, é Alava issament,
Ipúzquoa, é Amesquoa ab lur pertenement,
E Fonterrabia, é zo que si apent,
E San Sebasttan, or es la mar batent,
E villas é castels, que eu nom ay ement
E si laisses Navarra per la paiana gent,
Deus ten airara, é far tena parvent..."

Es interesante que, al enumerar las tierras perdidas, se separe el realengo de Fuenterrabia y San Sebastián del viejo condado guipuzcoano que también se cita como perdido. Se perdió también el Duranguesado al quedar aislado del Reino.

Testimonio del arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada (1170?-1247).

"Asi, pues, el noble rey Alfonso obtuvo Vitoria, Ibida, Alava y Gipuzkoa y sus lugares fortificados y castillos, a excepción de Treviño que le fue entregado más tarde a cambio de Inzura. Asimismo entregó Miranda a cambio de Portilla. Adquirió San Sebastián, Fuenterrabia, Beloaga, Zeguitagui, Aizcorroz, Aslucea, Arzorocia, la vieja Vitoria, Marañón, Aussa, Athavit, Irurita y San Vicente".

"Obtinuit itaque Rex nobills Adefonsus Victoriam, Ibidam, Alavam et Guipuscuam, et earum terrarum munitiones et castra, praeter Trevennium quod fuit postea commutatione Inzurae, datum sibi. Mirandam etiam dedit commutatione simili pro Portella. Sanctum Sebastianum, Fontem Rapidum, Beloagam, Zeguitagui, Aircorroz, Asluceam, Arzorociam, Victoriam veterem, Maraninem, Aussam, Athavit, Iruritam et Sanctum Picentium acqui sivit."

(De Rebus Hisp.).

Alfonso VIII manda devolver Bizkaia y restituir Gipuzkoa (1204). Alfonso VIII de Castilla había usurpado el Señorio de Bizkaia a Diego López de Haro, su cómplice en la ocupación de Alava y Gipuzkoa y en la invasión de Lapurdi y otras tierras norpirenaicas. Unas plazas cayeron con cierta facilidad, otras, como Baiona, se resistieron, pero al fin de la contienda quedaba el reino vasco desmembrado de su parte occidental. Y le llegó a Alfonso VIII el ocaso de su vida y el momento de otorgar testamento que está fechado el día 8 de diciembre de 1204. Se hallaba en peligro de muerte y le remordia la conciencia. En ese trance ordena que se entregue a Diego López de Haro el Señorío de Bizkaia y al rey de Navarra todo lo que le había ocupado hacia muy pocos años. Sin embargo le cuesta trabajo la restitución:

"Prometo también que, si Dios me da salud, restituiré al rey de Navarra todo lo que tengo desde Ponte Araniello (¿Arnedillo?) hasta Fuenterrabia y el castillo de Buradón, el de San Vicente, el de Toro, Marañón, Alcázar, Santa Cruz de Campezu, la villa de Antoñana, la de Atauri y Portilla de Cortes, pues sé que todo esto que digo debe ser del Reino de Navarra y a él pertenece: a condición, sin embargo, de que el rey de Navarra me dé absoluta seguridad de que jamás ha de procurar mi daño ni el de mi hijo".

El historiador Labairu comenta este testamento asi:

"D. Alfonso, aun temiendo a la muerte, buscaba condiciones para soltar su presa, porque dice que si el rey D. Sancho el Fuerte le diese seguridad de que jamás le dañaría a él o a su hijo, y si aconteciese que él muriese antes que el de Navarra entonces manda que su hijo D. Fernando y la reina D.ª Leonor, su mujer, entreguen al navarro todos los castillos y tierras referidas, recibida seguridad del mismo rey D. Sancho de Navarra, que nunca inferiría daño alguno a su hijo. Sin embargo, apretándole el aguijón del remordimiento por este escarceo moral de su ánimo manifiesta que, sin embargo, si a sus testamentarios los prelados de Toledo y de Segovia, Fray Diego y Goterio o Guterio Ermildo, prior del hospital, les pareciese que debería hacerse la restitución sin semejante previa seguridad de parte del rey de Navarra, se le devuelva todo de un modo absoluto".

El ambicioso rey recobró la salud y no cumplió su solemne promesa salvo alguno de los castillos citados. Gipuzkoa quedó integrada en la Corona pero no en el Reino de Castilla.

La "Crónica General de España", del siglo XIII, nos da este testimonio:

"El rey D. Alonso fue sobre él e ganol' veinte e cinco logares entre villas y castiellos, que eran muy buenos, e después desto vino a su mesura, conosciendo que le errara e tornol' ende catorce castiellos, e retuvo para sí los once, que fueron estos: Fuenterrabia, San Sebastián, e la villa de Vitoria, Lucnuena, e Campezu, e Santa Cruz, e toda Alava, e Lepúzcoa"

(IV, cap. XI, edic. 1704).

El occidente de Euskal Herria bajo la Corona de Castilla. No conocemos las circunstancias exactas ni la situación real del occidente vasco a la entrada del siglo XIII. Por ese motivo no es posible dilucidar si fallaron los jefes de linaje o no les quedó otra salida en un momento tan difícil y crítico. Lo cierto es que el rey Alfonso VIII va a titularse en lo sucesivo reinando "in tota Castella et in Toleto et in Extremadura et in Alava et in Bizcaya et in Ypuzqua et in Sancto Sebastiano (Carta de 31-XII-1202). Entre 1200 y 1205 otorga unos catorce documentos con esos títulos. La desmembración del reino vasco era ya un hecho consumado.

Tratado de Sancho el Fuerte y Jaime el Conquistador sobre la devolución de Gipuzkoa y demás tierras vascas. El rey D. Sancho el Fuerte, poco después de perdido el occidente del Reino, trató de atraerse al señor de Bizkaia que se hallaba en plena desavenencia con el rey de Castilla. Por otra parte, en el tratado de mutuo prohijamiento con D. Jaime de Aragón se estableció una alianza militar para entrar en Castilla y recuperar las tierras detentadas. Sobre este asunto dice Garibay:

"...donde el rey D. Sancho desesua cobrar las tierras de la Rioja y Bureua, y también a Alaua y Gipuzkoa..."

(lib. XXIV, cap. XX).

No se llevó a cabo el proyecto militar navarro-aragonés.

(1217?). Don Sancho seguía dolorido por la partición del Reino. Al morir el detentador Alfonso VIII, sucédele por brevisimo tiempo su hijo Enrique, y luego, Fernando III el Santo. Se presentaba una nueva ocasión para las reclamaciones. Asi, pues, D. Sancho reclamó a Fernando III la restitución de sus tierras obstándole a que cumpliera el testamento de su abuelo. El santo, a pesar de su santidad, lo único que hizo es prometer la devolución "si pudiera llevarse a cabo sin escándalo". La ocasión no llegó nunca. Sintetizando; no es cierto que Gipuzkoa anduviera ya con Navarra ya con Castilla hasta 1200. Hay una diferencia fundamental. Gipuzkoa aparece por vez primera integrada en el Reino de Pamplona; ocupada militarmente desde el asesinato de 1076 por castellanos y aragoneses; vuelta a integrarse en 1112 hasta 1200 y vuelta a ser ocupada militarmente por los castellanos.

Don Teobaldo II (1253-1270) reclama de nuevo sus tierras. El problema de la restitución seguía vivo y alerta. Las alianzas con Aragón se encaminaban a ese objetivo vital. El rey de Castilla, no contento con la retención, le reclamaba vasallaje como lo había hecho a Garcia el Restaurador en su tiempo. Sobre esto dice Garibay:

"El rey Theobaldo no solo repugnaba esto, diziendo auerse hecho aquello con violencia contra todo derecho, más aún pedía, que deuian ser restituidas a la Corona de Navarra todas las tierras desde Atapuerca, lugar cerca de Burgos, pidiendo a Bureba, Rioja, Alaua, y aún Guipúzcoa y Vizcaya y las merindades de Castilla la Vieja, como en los tiempos pasados auian andado en la misma corona"

(lib. XXV, cap. VI).