Monarchie et Noblesse

Felipe V

Los comerciantes bilbaínos y donostiarras, en vista de la importante demanda de productos coloniales, querían obtener licencia para comerciar directamente con América. Hasta este momento la monarquía había otorgado el monopolio exclusivo del comercio con las Indias a las ciudades de Sevilla y a Cádiz (siglo XVIII), de forma que todos los barcos que llegaban a la península con productos procedentes de América tenían que pasar, en principio, por la Casa de Contratación de Sevilla -trasladada a Cádiz en 1717-.

A finales del año 1728 una Real Cédula dio autorización a un grupo de hombres pertenecientes a la élite guipuzcoana para constituir la Real Compañía de Caracas. Esta sociedad, con sede en San Sebastián, tuvo un periodo de prosperidad hasta la fecha de 1751. Durante ese periodo tuvo que hacer frente a la guerra contra Inglaterra (1739-1748), en la que se vio obligada a participar, y a la sublevación criolla del año 1749. A partir del año 1751 se incorporaron accionistas criollos a la compañía y ésta se trasladó a Madrid. El año 1778 se promulgó el libre comercio con América, lo cual afectó económicamente a la compañía, y esta concesión del libre comercio junto con una nueva guerra que estalló entre España e Inglaterra (1780 y 1783), sumieron a la sociedad en una grave crisis. La compañía sufrió un proceso de reconversión y en 1785 tomó el nombre de Compañía de Filipinas.

Por otra parte, un grupo de comerciantes de Bilbao intentaron constituir una Compañía de Navegación y Comercio de Buenos Aires, Tucumán y Paraguay. El primer intento tuvo lugar en el año 1737, el segundo hacia 1745, y un tercer intento fue acometido unos pocos años antes de que se promulgase el libre comercio con América. La fundación de esta compañía no llegó a ser aprobada en la Corte por la oposición, entre otros grupos reticentes al proyecto, de comerciantes de Lima y de la ciudad de Buenos Aires.