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ESPELEOLOGÍA (INTRODUCCIÓN)

Características generales. Tratar de un tema tan complejo como el de la espeleología en Euskal-Herria no es nada fácil. Esta introducción va a intentar exponer, someramente y de manera diacrónica, todo lo que ha sido y es la espeleología en nuestro país. De entrada contamos con una tierra, con un espacio abundante en materiales calizos aptos para la karstificación; estructurados en sierras y abombamientos situados en alturas que van desde el nivel del mar hasta los 1.500 m. en Guipúzcoa, Alava y Vizcaya; y hasta los 2.400 m. en el Pirineo Navarro y de Zuberoa. El objeto de trabajo y estudio es por tanto extenso e intenso, como comprobaremos en el mapa de zonas calizas (v. pág. 392) y en el catálogo de cavidades Por otro lado tenemos el factor humano, que tomado como colectividad es el creador de la historia espeleológica. Claro que la colectividad a que nos referimos es más bien una familia espeleológica. Desde sus inicios los que nos hemos dedicado a esta labor hemos sido una minoría de seres "bastante extraños", procedentes de variados ambientes y profesiones (trabajadores de todo tipo, estudiantes, ingenieros, botánicos, biólogos, médicos...), amantes de la naturaleza y de la montaña. Pequeños grupos nacidos al amparo de grupos de montaña o de instituciones dedicadas a las ciencias naturales. Grupos situados en ambientes geográficos concretos: San Sebastián, Oñate, Eibar, Tolosa, Vergara (en Guipúzcoa); Bilbao, Baracaldo (en Vizcaya); Vitoria; Pamplona y Estella (en Navarra); St. Engráce en Zuberoa; pero que, y esto es lo interesante, siempre han encontrado un nexo de unión y cooperación entre sí. Hemos sido y somos, realmente, una familia espeleológica. Sin embargo, y como sucede siempre, hay también factores externos que intervienen en esta historia. Nos referimos a los contactos con el exterior: Congresos, visitas de espeleólogos foráneos, campañas conjuntas (caso del A. R. S. I. P. en Larra), aportación de información exterior... que de una manera importante inciden en la evolución de la historia espeleológica local. La actividad ha estado centrada en torno a diversos grupos, pocos, que se han creado a partir de 1945. El primero en aparecer fue la sección espeleológica de la S. C. N. Aranzadi de San Sebastián, en el año citado. Entre 1950 y 1956, van surgiendo, poco a poco, nuevos grupos: A partir del C. D. Navarra el G. E. de la Institución Príncipe de Viana (1953); en Vizcaya, la iniciativa está en el C. D. Bilbao (de montaña), en 1955 se desgajan varios miembros de la sociedad para formar el G. E. Vizcaíno, auspiciado por la Diputación de Vizcaya; en Alava la evolución es similar, partiendo de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier y acabando en el G. E. Alavés, amparado por la Diputación Foral de Alava. De esta forma, a la llegada del I Congreso de Aránzazu, la estructura de nuestra espeleología estaba ya formada. Ya con posterioridad a esta fecha se crea una filial del G. E. de la I. Príncipe de Viana en Estella, que tendrá gran arraigo y actividad. En Guipúzcoa, el C. D. Eibar forma una sección (1965) y en Oñate, en donde siempre ha habido cierta actividad, se crea otro grupo en el seno del C. D. Aloña-Mendi ( 1968). Por último está el G. E. Esparta de Baracaldo, fundado asimismo entre el año 67 y 68, el Beti-Goruntz de Bilbao, que ha tenido una orientación fundamentalmente montañera, y el grupo de St. Engráce, creado al arrimo de las exploraciones de Larra.