Monarchie et Noblesse

Enrique III de Navarra y IV de Francia (version de 1979)

La Guerra de los tres Enriques (1585-1589). Nuevamente a la cabeza de la Unión Calvinista, el rey de Navarra hizo una solemne protesta por la conversión forzada de la que había sido objeto y reanudó la lucha hasta que el edicto de Beaulieu dio un respiro a los hugonotes en mayo de 1576. Enrique III de Francia no tiene herederos directos, por lo que su homónimo navarro es el aspirante con más derecho al trono de San Luis. Para tramitar su acceso al mismo, Enrique deja como regente a su hermana Catalina de Borbón, esposa de Enrique de Lorena, que regirá los destinos de la Baja Navarra y otras posesiones reales hasta 1593. Un servidor incondicional del rey en estos trances fue el vizconde de Baigorry, Antonio de Echauz, cuyas cualidades diplomáticas puso Enrique a prueba en los casos de discordia en la Corte, embajadas a España, etc. En 1584 murió el duque de Anjou, hermano de Enrique III de Francia y heredero del trono francés, y estalla la Guerra de los Tres Enriques: Enrique de Guisa, jefe de la Liga Católica y aliado de Felipe II; Enrique III de Francia, y Enrique III de Navarra. El Papa, secundando la voluntad del rey de España, firma una bula anulando los derechos del navarro. El drama tiene su desenlace entre 1588 y 1589. Partidario del navarro, Enrique III de Francia hace asesinar al de Guisa (1588) para caer, a su vez, víctima de asesinato, en 1589. El navarro queda entonces frente a un trono vacío pero impedido de ocuparlo por los católicos franceses y las tropas españolas de Felipe II. También, en sus posesiones, Carlos de Luxe, el viejo caudillo católico, lucha contra Belzunce, fiel a Enrique y hugonote.