Biologistes

Echeandia Jiménez, Pedro Gregorio de

(1746-1817). Ilustre farmacéutico y botánico que desarrolló una importante labor docente en el primero de los grandes períodos de la Botánica aragonesa moderna.

Nacido en Pamplona el 4 de enero de 1746 donde adquirió una gran cultura lingüística (griego, italiano, francés, latín) y cursó varios años de Teología. Abandonó estos estudios para dedicarse al estudio y práctica de la Farmacia e ingresó en el Colegio de San Cosme y San Damián. Residió en Zaragoza desde los 26 años donde fue admitido en el Colegio de Boticarios de Zaragoza, que le asignó en 1772 una de las nueve boticas existentes en la ciudad, la situada en la calle San Pablo.

Desde 1784, fue comisionado del Real Jardín Botánico de Madrid para la recogida de semillas, plantas, flores, árboles, arbustos del Reino de Aragón.

En 1786, y presentado por el médico Antonio Ased, Pedro Echeandía fue nombrado socio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País (RSEAAP).

Junto con Francisco Otano, fue comisionado por el Jardín Botánico de Madrid para el acopio de semillas, arbustos y árboles criados en Aragón y, al no disponer de medios económicos para llevar a cabo su trabajo, solicitaron, en 1787 y mientras durase éste, ser nombrados examinadores y visitadores de boticas. Por este motivo llegó a ser alcalde examinador del Real Colegio de Boticarios de Zaragoza, visitador de las boticas del Reino de Aragón, socio correspondiente de los jardines botánicos de Madrid y Montpellier, socio de mérito de la RSEAAP y de la Económica de Sevilla.

En 1796 se ofreció para enseñar gratuitamente botánica en la Sociedad Económica y emprendió las siembras y plantaciones oportunas para la formación del Jardín Botánico de Zaragoza, con materiales vegetales tanto aragoneses como procedentes de Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, París y América. El 30 de noviembre de este mismo año fue nombrado catedrático en el Colegio Farmacéutico.

Echeandía, primer profesor del Jardín Aragonés, el 18 de abril de 1797 pronunció la "Oración inaugural" en la inauguración pública del Jardín Botánico y las cátedras de Botánica y Química de la universidad de Zaragoza; la obra con el discurso en el que pone de manifiesto la importancia de los estudios botánicos para los profesionales de la medicina, veterinaria y farmacia fue publicada en el mismo año.

A lo largo de veinte años de docencia, con una corta interrupción debida a la Guerra de la Independencia, escucharon sus lecciones numerosos alumnos, entre los que figuró Mariano La Gasca Segura (1776-1839), uno de los botánicos más importantes de su época, y Florencio Ballarín Causada (1801-1877), más tarde catedrático de Historia Natural y profesor de Santiago Ramón y Cajal (1854-1934). Su rebotica también fue una "cátedra" y habitualmente lugar de tertulia donde Echeandía enseñaba a los vecinos, labradores de la parroquia del Gancho, sobre asuntos botánicos orientados hacia la agricultura.

Estudió las plantas de las cercanías de la ciudad zaragozana, dejando inédito un catálogo de ellas con el título de Flora Caesaraugustana que lamentablemente se perdió. Años después de la muerte del botánico, su discípulo José Gorría, halló en Sangüesa fragmentos de la obra utilizados como papel de envolver. Afortunadamente otro discípulo, Rudesindo Lozano, pudo conservar un resumen o índice que Pardo Bartolini publicó en 1861, donde se consignaban localizaciones y época de florescencia de 936 especies. En esta obra figuraban varias especies no descritas hasta entonces. La obra original hizo que la población aragonesa fuera la primera ciudad española que tuvo un catálogo de su flora; estaba escrita en latín, conforme al sistema de Carlos Linneo, es decir, tenía la descripción completa del vegetal, lugares de localización y estudio de los usos médicos y económicos del mismo tal y como Linneo exigía en esta clase de trabajos. También formó un buen herbario. Entre la producción inédita de Pedro Echeandía y, desgraciadamente, también perdida, figuran los trabajos titulados Comentarios a la materia médica de Cullen y Sinonimia botánica. Redactó un reglamento para el buen funcionamiento del Jardín Botánico de Zaragoza, que, junto con otro manuscrito donde defendía los medios ideados para el sostenimiento de las cátedras, fueron vistos en la RSEAAP a principios del siglo XX por Hilarión Gimeno.

Con grandes dificultades Pedro Echeandía logró introducir el cultivo de la patata en Aragón. Realizó una importante serie de ensayos agronómicos con determinadas especies útiles, tras los cuales logró mejorar los rendimientos en cultivos de sésamo, cacahuete, melón, sandía y trigo. Como resultado de sus ensayos en el Jardín Botánico, puede citarse su trabajo titulado Del cultivo del cacahuete en Zaragoza, publicado en 1800. También cultivó la adormidera con el fin de obtener opio y evitar su importación. En el gabinete de química de la Sociedad Económica efectuó análisis de tierras y alimentos. Divulgó las teorías de eminentes científicos extranjeros como Proust, Lavoisier, Baumé o Linneo, del que fue entusiasta seguidor, realizó unos comentarios a la Materia médica del escocés William Cullen (1710-1790) y elaboró una sinonimia botánica.

Uno de los pocos textos suyos que se conservan es una monografía de 1797: Memoria sobre el Maní de los americanos, Cacahuete de los españoles y Arachis hypogoea de Linneo.

Para perpetuar su memoria el más influyente de los botánicos de su época Casimiro Gómez Ortega (1741-1818), le dedicó el género Echeandia, que comprende tres liliáceas americanas de la tribu de las asfodéleas, una de las cuales, la Echeandia terniflora, se halla representada en la lámina que Pardo Bartolini ilustró para la Universidad de Zaragoza.

En el Colegio de Boticarios de Zaragoza ostentó los cargos de secretario y posteriormente mayordomo, desarrollando una intensa actividad corporativa que, en su última época, puede seguirse a través del Libro de acuerdos y resoluciones, manuscrito conservado hasta hoy, escrito en parte por Echeandía y estudiado por Federico Vallés.

En sus últimos años, el botánico navarro pasó muchas necesidades económicas. En 1817 su botica fue vendida a los frailes de San Lázaro y, en pública subasta, sus libros y manuscritos se perdieron en manos que no supieron apreciarlos. La parte del herbario de Echeandía que se conserva es el más antiguo de Aragón y uno de los primeros de España; posee 215 ejemplares de plantas y se encuentra en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País de Zaragoza.

Su labor casi no tuvo reconocimiento mientras vivió. Falleció en 1817. En enero de 1856, su obra empezó a valorarse desde el primer número del semanario profesional "La Unión Médica de Aragón"; meses más tarde, el mismo periódico publicaba la "Memoria sobre el Jardín Botánico de Zaragoza y su primer profesor", biografía todavía no superada que, en 1907, fue reeditada por los naturalistas aragoneses en el libro Homenaje a Linneo. El hispanista francés Sarrailh situó a Echeandía entre los grandes hombres de la España ilustrada de segunda mitad del siglo XVIII.

El Ayuntamiento de Zaragoza le declaró hijo adoptivo de la ciudad y dio su nombre a una de las calles que afluyen a la de San Pablo; el rector Borao mandó modelar su busto para el Jardín Botánico y encargó la recopilación de datos para completar su biografía. La Facultad de Ciencias le hizo figurar entre los sabios que adornan su antiguo salón de actos.