Cuevas

CUEVAS DE ISTURITS, OXOZELHAIA y ERBERUA

12 Nivel Magdaleniense Final y Aziliense. Comprende la zona superficial del que Passemard designó como nivel FI con no demasiada precisión así como el denominado nivel la por los SaintPérier. Su variable espesor, en la Gran Sala, oscila entre los 5 y los 50 a 60 cm., en tierras de color oscuro con abundantes piedras, muestras de industrias y restos de caza. No es fácil (dada la pobreza en cortes estratigráficos publicados) decidir la separación, en el seno de aquella situación sedimentológica «única», de los depósitos correspondientes al final del Paleolítico (Magdaleniense Final) y al Epipaleolítico (Aziliense): no habiendo cambio en la textura del sedimento o estrato estéril, de abandono, que los separe. Pero hay elementos de la cultura material suficientes como para señalar ambas etapas; significándose, además, su evolución/cambio según se asciende por el depósito del nivel. En fauna se aprecia un dominio del ciervo sobre el caballo, abundando el sarrio y haciéndose raro el reno (que ya desaparece por completo en las zonas altas del nivel); hay, además, huesos de lepóridos, de lobo y de zorro. Entre las aves destacan los restos de córvidos y de rapaces. En el efectivo de moluscos hay una sensible disminución de las especies de mar (así la Littorina, que había sido relativamente abundante en todos los depósitos precedentes), apareciendo en la parte alta del nivel el caracol terrestre (Helix Cepaea nemoralis). Datos que (como la desaparición del reno o la presencia del caracol) certifican el cambio climático producido al liquidarse el Tardiglaciar (parte inferior del nivel) y abocar a la actualidad climática (el Holoceno, en la parte superior). En el utillaje lítico hay unas doscientas láminas y laminitas (de tamaños bastante variables), en lo recogido por los Saint-Périer: varias de ellas trabajadas como puntas de dorso. Siguen siendo los raspadores menos numerosos que los buriles. En el grupo de los raspadores hay una significativa presencia de tipos cortos (es decir tendentes a circulares, a menudo sobre lascas) y altos (cepillos cortos, nucleiformes): lo que constituye una característica del Magdaleniense Final. Entre los buriles son mayoría los diedros de eje («pico de flauta»); destacando algunos tipos minoritarios (como el llamado de «pico de loro»: lateral sobre truncadura convexa). Son muy pocos los instrumentos de asta o de hueso: simples punzones apenas decorados y esquirlas óseas aguzadas, pocas azagayas (hay entre ellas cuatro de base ahorquillada), alguna varilla planoconvexa sin decorar. Los arpones de asta constituyen -como en tantos niveles contemporáneos del Paleolítico cantábrico- el elemento decisivo para la definición de la etapa cultural: en las zonas baja y media del estrato tienen sección circular en su cuerpo y constan de una o dos hileras de dientes (muy angulosos), en tanto que arriba aparecen los tipos aplanados y con perforación en ojal en la base, propios del Aziliense.