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Bizkaia. Geografía

El clima de Bizkaia es el resultado de la interacción de una serie de factores y elementos meteorológicos de índole muy diversa, entre los que podemos destacar:

  1. La posición latitudinal del País Vasco en el sur del continente europeo -dentro de la zona templada-, aunque muy cerca ya de las Altas Presiones Subtropicales, lo que determina la circulación de masas de aire de características contrastadas.
  2. El peculiar dispositivo topográfico de las principales alineaciones montañosas que dificultan la penetración de las masas de aire húmedo y del flujo del oeste.
  3. Su localización en la fachada occidental del continente europeo determina que este espacio se vea afectado por el flujo del oeste, por el "jet" polar y por las borrascas ondulatorias del frente polar.
  4. El anormal calentamiento del extremo oriental del Cantábrico, el cual genera masas de aire cálidas y húmedas que, al ser arrastradas por los vientos del N o NO provocan precipitaciones.

En definitiva, Bizkaia presenta un clima oceánico litoral (litoral fresco o de fachada occidental), abierto a las influencias marítimas. Este tipo climático se caracteriza por su marcada homogeneidad térmica -temperaturas moderadas en invierno y suaves en verano- y por sus elevadas precipitaciones. Según la clasificación propuesta por Köppen, estamos ante un clima mesotermal húmedo (Cfb). Es un clima templado, sin estación seca, presentando una buena distribución de las precipitaciones a lo largo del año, con un máximo otoño-invernal muy nítido y un mínimo estival acusado.

La zona objeto de nuestro estudio presenta valores pluviométricos superiores a los 1.400-1.500 mm. anuales, pudiendo alcanzarse incluso cifras por encima de los 2.000 mm. Un rápido vistazo al mapa pluviométrico pone de manifiesto que las precipitaciones se incrementan paulatinamente de oeste-este a este y de norte a sur, aunque es el relieve el elemento fundamental que explica su distribución. El análisis del mapa de isoyetas del Gobierno Vasco (1988), nos permite constatar importantes contrastes pluviométricos entre unas zonas y otras. Los valores más bajos, -1.000-1.200 mm-, se producen en la ría de Gernika y en el valle del Nerbion-Ibaizabal (1.115 mm en Basauri, 1.022,5 mm en Punta Galea), incrementándose rápidamente a medida que aumenta la altitud y, sobre todo, a medida que nos desplazamos hacia el oeste. En este sentido, podemos reseñar que el territorio de Bizkaia recibe una precipitación media anual que oscila entre los 1.200 y 1.400 mm/m², tal y como se observa en Sondika (1.277 mm), Bermeo (1.253 mm), Durango, Abadiño, etc.

A medida que nos aproximamos al Anticlinorio de Bizkaia, las precipitaciones sufren un importante incremento, oscilando entre los 1.800 y 2.000 mm de media anual, tal y como se observa en la zona de Gorbea donde, posiblemente, se rebasa esta cifra. Las causas que determinan esta gradación pluviométrica están íntimamente relacionadas con el particular dispositivo orográfico que articula el País Vasco. El exceso anual de lluvias se explica en virtud de la proximidad del mar Cantábrico y de la orientación del relieve, ya que la disposición zonal de las sierras vascas y la existencia de un paso, -el umbral vasco-, más bajo entre las altas cimas de la Cordillera Cantábrica y de los Pirineos, unido al efecto de succión producido por la región ciclogenética del Mediterráneo Occidental, determinan que el flujo general del oeste se incurve hacia la cuenca Mediterránea a través del paso vasco, después de haber resbalado paralelo al relieve cantábrico a lo largo de la costa. Los vientos se desvían adquiriendo una dirección más del norte, rebasando las montañas vascas en su camino, vía valle del Ebro, hacia el Mediterráneo.

Al margen de los elevados registros pluviométricos, esta variedad climática oceánica se caracteriza por presentar una buena distribución de las precipitaciones a lo largo del año, constatándose un máximo otoño-invernal muy nítido y un máximo secundario en primavera (normalmente en abril o en marzo). Diciembre suele ser el mes más húmedo (en algunos observatorios es noviembre), mientras que el menos regado es, en todos los casos, julio. Estos máximos otoño-invernales están ligados a perturbaciones de carácter frontal y origen Atlántico. A su paso generan precipitaciones importantes, las cuales se ven reforzadas por la orografía. Estas precipitaciones se producen en un elevado número de días, situándose éstos en 152,9 mm (Sondika). Estos valores son típicos de los climas oceánicos y nos indican la gran importancia que tienen las precipitaciones suaves o moderadas (sirimiri). Tampoco son raros los períodos cortos de lluvia intensa, pudiendo recogerse cantidades importantes de precipitación en reducidos intervalos de tiempo. En Sondika, el mes de más días de lluvia por término medio es enero con 15,1 y el de menos julio, con 10,3.

La nieve y el granizo apenas tienen importancia, ya que solo representan 3,6 y 2,6 días respectivamente. Las nevadas se producen entre los meses de diciembre y marzo, alcanzando sus valores más elevados en febrero. El granizo se produce entre octubre y abril, siendo más frecuente en enero. Es muy posible que en las zonas altas estos valores presenten mayor representatividad. La falta de datos nos impide establecer suficientemente estos parámetros. Respecto a los días de tormenta, podemos señalar que suponen alrededor de 13 días de media al año, siendo más frecuentes en abril, mayo, junio, agosto, septiembre y octubre. Estos fenómenos meteorológicos son especialmente peligrosos ya que descargan importantes volúmenes de agua en cortos lapsos de tiempo, lo que unido a las particulares características de la red hidrográfica vasca y a la estrechez de los valles cantábricos hacen que el riesgo de inundaciones sea elevado. En este sentido, podemos citar las catástrofes ocurridas en octubre de 1954, agosto de 1983 y julio de 1988.

En Sondika, en el período 1956-1983, la humedad es poco variable y, en general, elevada, presentando el valor máximo en enero, con el 85% y el mínimo en marzo, con un 79%, siendo su valor medio anual del 82%. Del resto del territorio carecemos de información sobre esta variable. Estas altas tasas de humedad relativa son debidas a la baja temperatura superficial del agua del mar que evita la evaporación excesiva y a la frecuencia de situaciones del sur, con efecto foëhn.

El clima oceánico se caracteriza por la dulzura de sus temperaturas, hasta tal punto que no puede hablarse de período frío, mientras que el verano es suave. Todo ello es debido al alto índice de nubosidad que mitiga la pérdida de calor por irradiación en invierno y evita el calentamiento excesivo en verano. Este hecho, junto con el papel atemperante del mar suaviza los rigores invernales y mitiga los excesos estivales, de ahí que la oscilación térmica anual sea muy baja: 10,9 en Sondika. En invierno, el País Vasco queda bajo el influjo de masas de aire templado húmedo que dulcifican las temperaturas, actuando la nubosidad como una pantalla conservadora de la temperatura. Este factor se ve reforzado por la corriente cálida del Golfo (la deriva noratlántica), la cual juega un papel fundamental en la suavización térmica de los rigores invernales. En verano, la nubosidad limita la insolación, al mismo tiempo que las masas de aire ligadas a los frentes fríos de las borrascas atlánticas, suavizan las temperaturas.

La temperatura media anual oscila entre los 14,4º C. de Punta Galea, y los 12,7º C de Carranza. En Bizkaia ningún mes desciende de los 5º C. Las únicas excepciones se producen en el interior del territorio o en zonas con alturas por encima de los 700-800 metros. Las temperaturas máximas medias se producen en verano, situándose en torno a los 25-26º C. en el litoral (ningún mes presenta valores inferiores a 11º C., siendo la media anual de 18, 3º C.), mientras que en el interior estos valores se sitúan en torno a los 21-22º C. Las temperaturas medias de las mínimas más bajas, se producen en enero y febrero: 3,3 y 3,6º C. respectivamente, en la costa y 1, 0-1, 8 en los enclaves más fríos del interior. La media anual de las mínimas se sitúa en 8,6º C. y 5,6º C, respectivamente. Las temperaturas medias de las máximas absolutas se producen durante el verano, oscilando entre los 33,2º C de julio y los 35,2º C de agosto. Durante esta estación también se registran las temperaturas máximas absolutas, superándose, en ocasiones los 40º C. Estos valores tan elevados son provocados por invasiones de aire tropical continental o tropical marítimo de origen africano que acaban generando olas de calor: 40,2º C. en Bilbao. Las temperaturas mínimas absolutas están ligadas a invasiones de masas de aire continental, muy frías y secas. Las temperaturas medias de las mínimas absolutas registran valores negativos en noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo, pudiendo rebasarse incluso los 5 grados bajo cero.

El riesgo de heladas es bajo: 13,1 días de media anual en Bizkaia, siendo enero (3,3 días), el mes de mayor riesgo. Estos fenómenos son desconocidos, al menos en la costa, entre los meses de mayo y septiembre. Aunque no existen registros precisos, es evidente que esta cifra es sensiblemente mayor en el interior del territorio.

El análisis de las principales características del régimen de vientos se ha efectuado utilizando la información suministrada por el observatorio de Sondika. La determinación, a nivel regional de los flujos dominantes es bastante fácil de establecer, aunque no ocurre lo mismo a la hora de esbozar la circulación local, puesto que el relieve introduce profundas modificaciones que trastocan el modelo regional de circulación. Los datos utilizados cubren el período comprendido entre 1961-1970. Estos valores nos indican que la máxima frecuencia corresponde a los vientos de componente noroeste (24,2%), aunque seguidos muy de cerca por los de componente S (18,7%) y norte (15,57 y 10,6%). También son importantes los vientos del oeste (8,5%), mientras que el resto de las direcciones apenas tienen incidencia, ya que en ningún caso representan más del 6-8,5% anual. El porcentaje de calmas supone el 21% de las observaciones, mientras que el de vientos flojos representa el 62,7%, lo que nos permite afirmar que existe un elevado porcentaje de tiempo poco ventoso. Este hecho, se explica fácilmente, debido al importante papel que desempeñan las brisas nocturnas.

Al margen de los vientos flojos y de las calmas, hay que destacar la importancia de los vientos muy fuertes (fuerza 5 o más), e incluso de los muy fuertes y atemporalados, representan el 4,77% de las observaciones. El carácter meridional del País Vasco con respecto al eje del cinturón de los vientos del oeste, repercute en diferencias importantes de la circulación general de vientos según las diversas estaciones del año. En invierno, predominan los vientos de componente sur, mientras que en verano, dominan los procedentes del norte. Esto es debido a que durante el invierno, el anticiclón continental desvía el flujo general del oeste hacia el noreste y por lo tanto, el flujo sobre el País Vasco es frecuentemente del sur o del sureste. Por el contrario, en verano, quedamos bajo el influjo del Anticiclón de las Azores y recibimos vientos de margen oriental de Anticiclón (componente norte).

La velocidad media anual es de 17,9 km/h, pudiendo considerarse como valores bastante bajos, sobre todo si tenemos en cuenta el importante porcentaje de vientos fuertes y muy fuertes. Este hecho se explica fácilmente, ya que el predominio anual corre a cargo de los vientos del norte o noroeste, los cuales son débiles, presentando velocidades medias de 17,6 km/h en Bizkaia. Por el contrario, los vientos del sur tienen una velocidad media de 19,1 km/h, con ráfagas de más de 120 km/h.

JEF