Villes

Bilbao. Historia

El despegue comercial de Bilbao se produce en el siglo XV, su expansión en el XVI. Participa en circuitos internacionales y es el primer puerto, en comercio global, del Cantábrico (Bilbao 2003, 249). Se caracteriza por el comercio de intermediación, por un lado, con la Europa atlántica y la América colonial, por el otro, con el propio mercado interior vasco y los exteriores más próximos (submeseta norte y alto Ebro). Opera con productos propios y ajenos en estos mercados: entre los primeros, hierros de una siderurgia primaria y manufacturas de la industria metalúrgica, así como, pesca de bajura y altura; entre los segundos, las lanas castellanas, y en cuanto a las importaciones, tejidos de lana, seda y terciopelo, cereales y vinos.

Muelles de la Ribera

Muelles de la Ribera

Este desarrollo comercial se acompaña de una organización institucional, se funda en 1511 del Consulado de Bilbao. Juzgado y casa de contratación, con capacidad de establecer ordenanzas privativas, dicho Consulado estuvo emplazado en un edificio anexo a la iglesia de San Antón. Fueron habituales en la plaza comercial bilbaína los comerciantes extranjeros. Tras la crisis de principios del siglo XVII, el comercio de Bilbao se moderniza (Zabala 2003, 440) y alcanza de nuevo su pujanza en el siglo XVIII. La construcción naval discurre por similares derroteros de apogeo en el siglo XVI. En 1615, a petición del Señorío de Bizkaia, se establece el Real astillero de Zorroza, donde se construyen naves para fines militares y, a lo largo del XVIII, sobre todo los paquebotes-correos para Indias. Siglo este último en el que aumenta la actividad en los astilleros bilbaínos. Debido a la falta de espacio en la villa, éstos se disponen en las riberas de Abando y Deusto.

Bilbao

Vista general. Grabado de 1737

Ante el crecimiento de Bilbao, en el siglo XVII se van ocupando los terrenos que se abren hacia el Arenal, se cierra con muelles el "brazo de mar" de este extremo y se rellena su marisma. Pero, para finales del siglo XVIII Bilbao es una "ciudad ahogada" (Santana 1990, 259). Con 12.000 habitantes, soporta elevadas densidades demográficas, saturación que es patente y manifiesta en el casco viejo. La escasez de viviendas es preocupante, como también la falta de almacenes y depósitos fiables y seguros, dadas las inundaciones que sufre la villa. El intento de ordenación urbana llega con el Plan de Nicolás Loredo (1792), cuyo objetivo no es ampliar el espacio urbano, sino aprovecharlo racionalmente. Resultado del mismo es la edificación en la calle Viuda de Epalza, residencia del comercio bilbaíno (Palacio de La Torre). En estas fechas el Arenal se consolida como centro de la ciudad, donde se construye la iglesia barroca de San Nicolás. Asimismo, para satisfacer las necesidades públicas de la villa, se lleva a cabo la mejora del abastecimiento de agua y la construcción de la panadería del Pontón. De iniciativa privada es el Teatro de Comedias de la calle Ronda, proyecto de Alejo de Miranda y Agustín Humaran (1799-1806), precursor del teatro moderno.

Hasta el segundo tercio del siglo XVII se produce poca obra artística en Bilbao, sin embargo, en adelante se reactiva el mercado artístico (Barrio 1990, 127), al resultar favorable la coyuntura económica. Al clasicismo le sucede el barroco, siendo de destacar los palacios dieciochescos, en concreto el de "La Bolsa" y el de Allendesalazar.