Comédies musicales

Arin-arin - Porrusalda

Por otro lado, y en mucha menor medida hoy día, parece que nuestro baile tiene una relación muy estrecha con Vizcaya. Según Azcue (1919:I,259), por ejemplo, en algunos pueblos de Larráun llamaban bizkaikoak a los arin-arin.

Pero el dato más importante, sin embargo, nos lo trae Iztueta (1824: 230) en su famoso libro, cuando al hablar de la bizkai dantza dice que este tipo de baile es peculiar de los vizcaínos, que acostumbran hacerlo a la manera del fandango en contradanzas de dos por cuatro. El ejemplo que aparece en su cuaderno de melodías no deja dudas para identificarlo con el arin-arin. En sus palabras, el fandango y el arin-arin se utilizaban en Vizcaya para finalizar la soka-dantza, pero en Guipúzcoa esa costumbre era muy reciente a principios del siglo XIX. Dicho por el de Zaldibia, las referencias al fandango y a la contradanza no se deben tomar como cumplidos, y con toda claridad identifica el arin-arin con la contradanza en 2/4. También Wilhelm von Humboldt, en su diario (1903:207), mencionaba que al acabar la soka-dantza se bailaba, después del fandango, una especie de contradanza inglesa.

La contradanza, en efecto, fue seguramente el baile más usual del siglo XVIII (Burford 1980). Al parecer tuvo su origen en Inglaterra en el siglo XVII, bajo el nombre de country dance, y se expandió por Francia en el siglo XVIII con el nombre de contredanse, aislando al minué en la corte. Su velocidad era muy rápida, tenía ritmo binario, utilizando tanto el compás de 2/4 como el de 6/8. Tanto en un caso como en el otro tenían dos frases cuadradas, la primera de ocho compases y la segunda compuesta de frases también de ocho compases, a menudo comenzando en la parte de arriba del compás. Como se ve, la diferencia no podía ser muy grande con respecto al arin-arin actual, y no tuvo que ser nada difícil la mezcla entre ambas o al menos la influencia de la contradanza sobre el arin-arin en este momento.

En este caso también son patentes la actitud y la fiabilidad de Iztueta: esta mención es la única que no hace referencia a Guipúzcoa, y deja un resquicio claro entre sus ideas y la realidad: cuando les llama contradanzas describe la realidad cotidiana. Pero en otros momentos traduce al vascuence de otra manera el término, llamándole okerrezko dantza u oker-dantza turca, repitiendo las palabras de don Preciso: el propio nombre de oker-dantza [contradanza] dice que es un baile contrario a las danzas antiguas. Estas danzas. insulsas y asquerosas, ni dicen ni significan nada (1824:134), y por ello eran uno de aquellos bailes extranjeros y licenciosos que se estaban imponiendo a las danzas vascas.

A decir verdad, tenemos otros testimonios de este momento, finales del siglo XVIII y principios del XIX. En esta época se estaban produciendo discusiones y polémicas muy violentas sobre las danzas vascas, ya que en opinión de algunos eran muy indecorosas, o al menos violentas y de mucho contacto físico. Se centraban en buena medida en la última parte de la soka-dantza, ya que en ella se hacían culadas y movimientos a mucha velocidad. Esta última parte aparece en las fuentes con diversos nombres, y sus descripciones son muy imprecisas. Larramendi (1882:272), por ejemplo, les llamó fugas apresuradas. En otras fuentes -frecuentemente listas de prohibiciones- arrebato de jigas, el son llamado tafetan o el toque llamado tapatan, alboca o unzurrunzanquetan. Iztueta (1824:168), para terminar, da la que más nos interesa: le llama arin-arinca, y Fray Bartolomé de Santa Teresa (1816:137) arin aringa, aunque no estamos muy seguros de que lo utilizara para nombrar al baile.

Lo que describe nuestro fraile es que tanto en este baile como en el pandangua había un gran contacto físico ya en la cara, ya en los brazos, ya en el vientre, ya en el costado. Quizá la descripción de Humboldt (1923:207), hecha en 1801, es más realista, al describir toda clase de chocarrerías, brincos, movimientos indecorosos, pero a los cuales les falta toda sensualidad de estímulo. Con todo, en estas partes se centran la mayor parte de las discusiones y las prohibiciones. Y, por supuesto, las reformas ilustradas.

Está claro que la velocidad de esa parte era muy alta. Lo que no tenemos tan claro es si se corresponde más o menos con el actual arin-arin o no. Según lo que indican algunas fuentes, podía tratarse de una giga, es decir, una pieza rápida en compás de 6/8 procedente del jig irlandés (Dean-Smith 1980). La giga era bastante conocida por formar parte a menudo de la suite barroca. Pero Trapatán, otro de los nombres que aparece en estas descripciones, es hoy día el nombre de la soka-dantza de Santesteban y éste procede precisamente del de esa última parte (Eraso Alduncin 1996). El ritmo de esta melodía es el que antes hemos visto como de porrusalda, es decir, compás de 2/4, pero con ritmo puntillado en las dos partes del compás, y no, como en la mayoría de los arin-arin actuales, sólo en la primera parte. Ese ritmo es también el que presenta el único ejemplo de vizcai dantza del cuaderno de Iztueta. Por si eso fuera poco, hay un momento en el que Iztueta le llama saltarincho o arin-arinca (1824:168), como si ambos nombres tuvieran el mismo significado.

En definitiva, los testimonios de esta época no sirven para identificar con claridad si el final de la soka-dantza estaba en 2/4 ó en 6/8, o, dicho de otra manera, si se parecía más al actual arin-arin o a la actual biribilketa. En cualquier caso, nos encontramos con dos ritmos bastante similares entre sí. Y tanto fray Bartolomé como Iztueta y Humboldt lo relacionan con el fandango ya a principios del siglo XIX.