Entre las consecuencias humanas hay que contar los destrozos ocasionados por los tiroteos, las bombas y los sabotajes y, sobre todo, con alrededor de 40 muertos, cientos de heridos y mutilados, millar y medio de presos y procesados, varios cientos de exiliados, etc. El fiscal pidió, en enero de 1936, la pena de muerte para Toribio Echevarria y más de cien cadenas perpetuas. A la represión arriba aludida hay que sumar los concejales de izquierda de 26 ayuntamientos navarros, en especial de La Ribera, suspendidos en sus funciones, perdiendo la Comisión Gestora de Navarra su único miembro socialista, Constantino Salinas. Como consecuencia política hay que citar el acercamiento entre diversas izquierdas -PSOE. UGT, CNT, PCE-, prolegómeno de lo que luego sería el Frente Popular, y la separación definitiva del PNV del espectro de las Derechas debido a la represión experimentada, el bloqueo del Estatuto en las Cortes, la suspensión del Estatuto catalán, el monopolio por las mismas de la Comisión Gestora de Navarra, etc. Se sentaban así las bases del cambio de estrategia del nacionalismo confesional cara al asentamiento del Frente Popular y, subsecuentemente, al establecimiento, ya en plena guerra, del I Gobierno Vasco.